Vitivinicultura

Qué pasa con la importación de vino y cuál es la respuesta de los productores

Peñaflor confirmó que traerá cuatro millones de litros de vino genérico desde Chile y armó revuelo en la industria. Los motivos que alega y qué dicen del otro lado de la cadena.

Diana Chiani
Diana Chiani lunes, 1 de abril de 2024 · 14:00 hs
Qué pasa con la importación de vino y cuál es la respuesta de los productores
Importar vino o no, un debate que se comienza a dar cada vez con mayor frecuencia entre los grandes jugadores del sector. Foto: Walter Moreno/Mdz

En medio de una polémica entre los distintos actores de la industria, así como intereses cruzados y opiniones partidarias, el grupo Peñaflor confirmó que importará 4 millones de litros de vino genérico. Se trata de un mecanismo legal y posible que suele implementarse cuando hay faltante de vino en el país y que no tiene que ver con la coyuntura aperturista del nuevo Gobierno nacional. De este modo, aunque no es una estrategia habitual, sí tiene antecedentes dentro del sector.

Pese a esto, existen opiniones encontradas debido al temor asociado a que traer vino de Chile podría afectar el precio de la uva que se paga al productor local. Juan Schamber, gerente de Relaciones Institucionales del grupo Peñaflor, explicó que traerán 4 millones de litros del país vecino. Es porque desde hace seis meses que buscan el producto sin encontrarlo dentro del país. La compra se hará para elaborar el vino que la compañía comercializa en su formato tetra brik bajo la marca Termidor.

Aunque no son cifras extrapolables de manera directa, como para tener un contexto, en el mercado interno en enero de este año y según las cifras del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) se comercializaron en Argentina unos 38 millones de litros de vino genérico (386.809 de vino “sin mención de varietal”).

“Pusimos avisos en los diarios de Cuyo y solo conseguimos 200.000 litros que, por supuesto, compramos”, explicó el directivo de Peñaflor, una de las mayores empresas vitivinícolas de Argentina. En este marco, agregó que el grupo busca una calidad determinada que no resigna, sea el tipo de vino que sea. En este caso, el que se consume en caja. “Hacer y vender vino es un negocio y nuestro principal compromiso es con el consumidor”, justificó Schamber.

Discusión por el precio

La industria del vino viene de un 2023 con caída de ventas y un 2024 todavía muy incierto, por lo que la noticia de la importación de Peñaflor puso en alerta a algunos actores del sector. En este marco, desde la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), explicaron que la importación no está prohibida, es legal y que muchas veces hace falta. Sin embargo, el presidente de esa entidad, Fabián Ruggeri, observó que en este momento en el mercado hay vino suficiente y a un precio razonable.

El vino que se comprará es el genérico para presentaciones de bajo precio y en caja en el mercado local.

En este marco, subrayó que “hoy no hace falta traer vino de afuera” porque, además, la cosecha de este año será mayor que la pasada y no habrá escasez de producción como sucedió en 2023. Desde su punto de vista, con acciones de este tipo los productores se ven perjudicados en el mediano y largo plazo y, por este motivo, desde la entidad no ven con buenos ojos la importación en este caso.

Desde Peñaflor, por su parte, desestimaron que la compra de vino en Chile sea por una cuestión de precios, debido a que –por impuestos de importación y logística- a la empresa le costará lo mismo que si el vino fuera local. “Si los vinos cumplen con la calidad, los compramos”, expresó Schamber y destacó que la importación es una acción tomada por la compañía luego de agotar otras instancias y de no poder saldar su faltante de seis meses a esta parte.

La tendencia

Con una mirada similar, en la actualidad en el mercado local hay faltantes de Chardonnay, Sauvignon Blanc y Cabernet, variedades que Peñaflor evalúa si va a importar o no.

Todo sucede en un contexto en que parte de la industria se replantea la posibilidad de mayor integración para maximizar los beneficios de los productores. También de cara a una futura reconversión, dadas las cada vez mayores exigencias de los mercados mundiales y los nuevos varietales demandados.  

A esto se suman cambios en las políticas nacionales y provinciales que tienden a quitar ayudas o subsidios que impactarán de alguna manera no solo en la vitivinicultura sino también en otras actividades económicas.

 

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