Pasivos del BCRA

La inconclusa y billonaria promesa de Alberto Fernández que perjudicó a los jubilados

Lo que se dice en campaña parece que poco y nada vale cuando se asume la realidad. El caso más emblemático de la era Fernández fue el matrimonio Leliq-jubilaciones.

Jorge Herrera
Jorge Herrera martes, 16 de enero de 2024 · 20:38 hs
La inconclusa y billonaria promesa de Alberto Fernández que perjudicó a los jubilados
El Gobierno propuso desactivar la "bola de nieve" de las Leliq, pero los jubilados, que iban a ser beneficiados por Alberto Fernández, siguen esperando. Foto: Noticias Argentinas

Algunos recordarán que en la campaña electoral del 2019 el candidato opositor del Frente de Todos prometió mejorar las jubilaciones con el gasto en intereses de la deuda del Banco Central (BCRA). Algo que hoy suena arcaico y muy lejano pero que, a la luz de los números finales del mandato de Alberto Fernández, una vez más, destapa el velo entre las promesas y la incontrastable realidad que impone la economía.

Empecemos por contar el final de la historia. Al cabo del mandato de Fernández el BCRA terminó pagando más de 20 billones de pesos en términos nominales por las Leliq. Fueron $755.000 millones en el 2020, año de la pandemia, $1,346 billones en el 2021, luego $3,386 billones en el 2022 y al cabo del 2023, hasta el día 7 de diciembre, sumó otros $14,549 billones.

El año de la pandemia, fue difícil caerle al nuevo Gobierno con su promesa electoral. Eran todas urgencias, todo nuevo, lo impensado estaba ocurriendo y así cada país procedía, con sus más y sus menos, según sus posibilidades fiscales y financieras.

El expresidente del Banco Central, Miguel Pesce, debió seguir una política monetaria expansiva, que alimentó la inflación.

No hace falta decir cuántas jubilaciones y pensiones o, mejor dicho, cuántos aumentos se esfumaron, a manos de las Leliq, según sus máximos detractores, que hasta hace poco eran oficialismo.

Letras y Pases

En primer lugar, hay que recordar que las Leliq (Letras de Liquidez del BCRA) forman parte, al igual que los Pases pasivos, de los Pasivos monetarios remunerados del BCRA. Pero mientras las letras era una deuda a 28 días de plazo, los pases eran a una semana. Mediante ambos instrumentos, el BCRA recogía del mercado toda la emisión excedente, o sea, que no encontraba correlato en la demanda de dinero genuina. De modo que toda la emisión no deseada volvía al BCRA bajo la forma de Leliq y Pases.

En segundo lugar, no hay que soslayar que esos intereses que el BCRA pagó por las Leliq y los Pases eran la contracara de los intereses que los bancos pagaban por los depósitos a plazo fijo en pesos. En una palabra, era el BCRA el que finalmente pagaba a los ahorristas de plazo fijo, a través de los bancos, para que esos pesos no terminaran en consumo o en el dólar.

Leliq y pases, las aspiradoras de pesos del mercado.

Tomando el período estrictamente de Alberto, del 11 de diciembre del 2019 al 7 de diciembre del 2023, se tiene que en dicho lapso los Pasivos monetarios remunerados del BCRA crecieron en más de 20,43 billones de pesos, de los cuales 16,13 billones corresponden a Pases y el resto a Leliq. Esto se explica fundamentalmente por la migración que hicieron los bancos de Leliq a Pases, ante la incertidumbre preelectoral y tras la asunción de Javier Milei.

Ahora bien, lo que comenzó como un tema incómodo de proyección mediática electoral terminó siendo un dolor de cabeza, que debe resolver el gobierno actual.

Es que de la mano de la orgía monetaria que hizo el gobierno pasado se fue gestando y escalando este problema, sobre todo a partir del 2022. En 2020, el stock de Leliq y Pases cerró en $2,4 billones tras el primer año de pandemia, luego en 2021 escaló a $4,752 billones con los resabios de la pandemia y el año electoral, pero ya en el 2022 trepó a más de $10,09 billones y terminó en el 7 de diciembre del 2023 en $21,52 billones.

Cuestión de tasas

El tema es que la tasa de interés que el BCRA pagaba por esta deuda fue creciendo, zigzagueando a la inflación. Así en el 2020 la tasa era del 50% y la bajaron al 38% y así se mantuvo en el 2021. Pero ese año empezó a subir al 75% y en el 2023 ya al 133% anual.

O sea, crecía el stock de deuda por la emisión no deseada pero además crecía el taxímetro de los intereses. Por eso el pago de intereses pasó de $755.000 millones hasta $14,549 billones, siendo la principal fuente de emisión monetaria mes a mes.

Si la jubilación mínima ronda aproximadamente $130.000 sin ningún bono adicional, al año sería un gasto de casi $1.700.000. Por ende, la inconclusa promesa de Alberto hubiera implicado, por ejemplo, el pago de casi 12 millones de jubilaciones mínimas anuales a los valores actuales. Sin duda, algo contrafáctico. Lo cierto que no hay magia, sobre todo, a la hora de diseñar una política económica, pero quizás sí en campaña. Nada es gratis.

Hoy el stock de Pasivos monetarios remunerados sigue al dente, solo que los más de $27 billones son ahora Pases a un día de plazo al 100% de tasa nominal anual. Por ende, sigue el desafío para el BCRA.

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