Entrevista MDZ

Pedro Tarak: “Debemos pensar empresas desde el corto al largo plazo y desde lo local a lo global"

Cofundador de la organización Sistema B y pequeño inversor de emprendimientos que, sin resignar rentabilidad, ponen por delante el propósito social y ambiental, este referente redefine el éxito de la empresa como un aporte de valor real a la vida de las personas; más allá de los beneficios.

Diana Chiani
Diana Chiani miércoles, 21 de diciembre de 2022 · 10:34 hs

Hace tiempo que Pedro Tarak descubrió que las empresas B son uno de los mejores modos de impactar en el medio ambiente y social. Si bien siempre se interesó por las maneras de aportar valor como empresario o emprendedor, explicó que el verdadero impacto no está en “lo social” o “lo ambiental” como un apéndice separado del quehacer diario, sino que es la manera desde la que se piensa y se hace una empresa. Se trata de crear rentabilidad desde el propósito de aportar valor como meta inicial e innegociable.

En 2012 cofundó Sistema B, una organización sin fines de lucro, en la que participan unas 1000 empresas B de América Latina que -junto con gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y movimiento sociales- busca crear una nueva economía. Una en la que el “éxito y los beneficios financieros trabajen por construir una economía más justa, equitativa y regenerativa para las personas y el planeta”.

De visita en Mendoza, contó que la provincia es de toda la Argentina, la que mayor número de empresas B tiene per cápita. Tarak incluso menciona que la Municipalidad de la Ciudad ha comenzado a implementar un sistema gradual de reconocimiento en su registro de proveedores que prioricen el impacto positivo sobre la rentabilidad financiera. Y se atreve a soñar lo que sería la sociedad argentina, si solo el sector público prefiriera a empresas que minimicen o eliminen externalidades para “hacer el bien” o aportar valor social y ambiental como motor primario.

- ¿Qué es Sistema B?
- Es una organización de vocación global a partir de nuestra pertenencia e identidad latinoamericana para transitar hacia una economía regenerativa, equitativa e inclusiva. La esencia de esto es que las fuerzas de las empresas, la fuerza del mercado y la fuerza de la economía están detrás de objetivos sociales y ambientales que queremos lograr a gran escala. Creemos que las empresas deben hacer modificaciones genéticas en su razón de ser y establecer modos distintos para relacionarse con sus colaboradores, clientes, proveedores, accionistas, medio ambiente y gobierno. Son empresas que piensan desde el corto al largo plazo, desde lo local a lo global.  

- ¿Podría darnos un ejemplo concreto de cómo funciona una empresa B?
- Tengo participación en la empresa Guayakí, que tiene como propósito la regeneración de vida y de comunidad en el ecosistema de la selva misionera argentina (el Paraná), pero también de Brasilia y Paraguay. A través del cultivo de la yerba mate, se trata de regenerar aquello que fue dañado por la deforestación de los monocultivos, lo que significó que muchos pueblos indígenas y campesinos se tuvieran que ir. Ese propósito lo colocamos en el corazón del negocio, lo protegemos jurídicamente en el objeto social del estatuto, por lo que se convierte en obligatorio. Y es eso lo que maximizamos, no la rentabilidad. La rentabilidad pasa a ser un gran indicador y una herramienta de accionistas, pero también de los otros grupos que se vinculan con el negocio.

¿Cómo lo hacen?
- Le pagamos entre 40% y 60% más del valor de mercado a nuestros proveedores, con la condición de que la cosecha de la hoja de yerba mate sea del árbol en pie, no de un monocultivo con fertilizantes, sino de una planta que sostiene y protege el ecosistema entero. Comenzamos comercializando la yerba, pero vimos que tardábamos mucho en lograr el propósito. Por eso, decidimos elaborar bebidas energizantes naturales, sin químicos, al mismo precio que las artificiales del mercado para poder competir. Lo pudimos hacer porque no asignamos presupuesto para la publicidad y nuestra promoción la hizo toda gente que tiene el mismo propósito que el nuestro que es la regeneración de vida en cualquier parte del país.

- Y además es un pequeño inversor de la empresa mendocina Quinto Impacto.
- Sí. También es una empresa cuyo propósito es la integración social. La integración sirve para construir confianza, reducir la pobreza, capitalizar para todo el mundo la originalidad y creatividad de diversos sectores de la sociedad. El trabajo es generar un semillero de personas de distintos sectores sociales, incluidas personas de barrios más vulnerables, y juntos vivir la primera experiencia de su primer oficio digital. Los equipos se integran en función del desarrollo de productos tecnológicos. Al trabajar juntos se construye confianza, se aprende, se equiparan las situaciones que forman parte de ese equipo. Y es una empresa que tiene clientes nacionales e internacionales.

Aquí hay dos vocaciones. Una tiene que ver con la integración social y la otra con la regeneración. Las empresas B además de poseer estos propósitos de bien común tienen que someterse a una evaluación de impacto integral. Porque podríamos tener un propósito maravillo, pero podríamos no ser transparentes, tratar mal los hombres a las mujeres o no tener en cuenta a las personas con discapacidad. Por eso existe una herramienta para evaluar la relación de una empresa con cada uno de los que se relaciona, cómo está organizada para saber si efectivamente es una comunidad global de empresas B.

Hay dos vocaciones, una tiene que ver con la integración social y la otra con la regeneración. Las empresas B además de poseer estos propósitos de bien común tienen que someterse a una evaluación de impacto integral.

- ¿Qué papel juega la innovación en estos sistemas?
- Para nosotros las innovaciones desde la empresa son clave porque después de la familia, la empresa es el mayor número de organizaciones humanas. Así, el mayor número de decisiones casi automáticas que tomamos diariamente son de naturaleza comercial. Ante un mundo de desesperanza necesitamos construir un nuevo horizonte de esperanza donde cada uno de nosotros podamos hacer algo y, entre otras cosas, decidir en qué empresa invertimos o gastamos en función del impacto positivo que puedan tener.

- ¿Es más costosa esta modalidad? ¿Cómo hacer para que más firmas se contagien?
- Sistema B está frente al A, que es lo que todo conocemos. Es una invitación a la innovación económica más que tecnológica como modo de poner el ojo en hacer el bien en el largo plazo para cada uno de los actores del mercado. En relación al costo, por ejemplo, con la venta de yerba mate orgánica no lográbamos nuestro propósito de regenerar la selva y por eso creamos una bebida alternativa, pusimos la innovación para lograr un producto natural de precios parecidos para poder competir, que se vendió gracias a la publicidad de nuestros clientes y de quienes comparten nuestro propósito. Y es ahí donde nos emocionamos. La empresa tiene que emocionar. Nos tenemos que emocionar todos los momentos de nuestra vida y también comprando y vendiendo.

- ¿Cuáles fueron los resultados?
- Después de seis años, los resultados son más de 60.000 hectáreas de selva regeneradas, unas 1.200 familias que vuelven a vivir juntas y acciones que incrementaron 600% su valor; a un promedio de 100% anual.  

- ¿Cómo es la experiencia de Guayakí con las etnias amazónicas?
- Las empresas que una vez que son B se comprometen a mejorar de por vida. Por ejemplo, una marca como Natura se ha interesado en un acuerdo que para mí es muy conmovedor. Las lluvias que riegan la selva misionera vienen principalmente de los ríos del Amazonas, a más de 5.000 km de distancia, porque el Amazonas no sólo es el pulmón del planeta, sino que es una bomba de agua que llega al Sur gracias a los vientos alisios. Sin esa lluvia se nos iría empobreciendo la vida. Lo que Guayakí hizo fue reconocer esa interdependencia de sistemas ecológicos en Sudamérica. Lo reconocemos comercialmente y lo tenemos en el presupuesto. Le pagamos todos los años a 17 etnias amazónicas colombianas para lo que ellos decidan. Ahí está el principio de cómo la economía comienza a responder a la ecología.

Cuando una persona nace, no nace para hacer plata. Un bebito no nace para hacer plata, nace para agregarle riqueza a la vida, pero riqueza es el valor de esa originalidad que emociona a la madre y a toda la gente que ve nacer esa vida.

- ¿Qué es para usted una empresa o empresario con éxito?
- Para mí toda persona y empresa que se consideran exitosos son aquellos que tienen conciencia del valor que le crean para todos ellos, para la sociedad y para el planeta en el corto y en el largo plazo, en lo global y lo local.

 - ¿Qué implica crear valor?
- Cuando una persona nace, no nace para hacer plata. Un bebito no nace para hacer plata, nace para agregarle riqueza a la vida, pero riqueza es el valor de esa originalidad que emociona a la madre y a toda la gente que ve nacer esa vida. Imaginemos una empresa que signifique vida para todos: para su gente, clientes, proveedores; que sea parte de una cadena de valorar de vida con el objetivo de que otras personas recuerden a esa empresa, no solo a los dueños sino a todos. Una empresa son todos y cada colaborador tiene que sentirse orgulloso de ella. Si soy proveedor tengo que sentirme parte de esa empresa, orgulloso de formar parte de ese aporte de valor. Para mí es clave redefinir el sentido de éxito de una empresa para que pase por generar valor no sólo para su lugar de origen como puede ser Mendoza, sino también para el mundo.

 

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