Presupuesto 2023: el contundente mensaje de Sergio Massa al FMI

El ministro de Economía, Sergio Massa, respira tranquilo. La media aprobación del Presupuesto 2023 en Diputados y la semiplena seguridad que no habrá problemas para que también tenga el visto bueno en el Senado (al menos en líneas generales), implica que en pocos días le podrá enviar al Fondo Monetario Internacional (FMI) la señal que el ministro de Economía le había prometido a los hombres y mujeres que fiscalizan desde Washington el caso argentino.

Massa había garantizado la primera semana de octubre a los técnicos del organismo durante la Asamblea anual conjunta del FMI y el Banco Mundial (BM), que el proyecto de ley del presupuesto para el año próximo estaría vigente en tiempo y forma (antes de fin de año); y que, fundamentalmente, éste tendría inalterable el esqueleto del acuerdo de Facilidades Extendidas, firmado con el Fondo en marzo pasado.

Además, insistió en que las metas pactadas en la negociación con el FMI serían el alma de lo que el Legislativo avale; con lo que la clase política argentina a través de sus representantes reconocerían los límites que al país se le imponen desde la sede de Washington.

El detalle de las metas

Puntualmente, Argentina se compromete ante el Fondo, y así ante los operadores económicos locales e internacionales, que el próximo ejercicio se buscará cumplir la meta de un déficit fiscal de 1,9% del PBI; lo firmado y negociado con el organismo financiero para el próximo ejercicio.

Esto junto con el compromiso de un crecimiento general de 2%, una acumulación de reservas de U$S 4.000 millones y una emisión monetaria no superior al 0,6% y, polémicamente, una inflación de 60%.

En síntesis, todo lo mismo que se había firmado y cerrado con el FMI en la negociación de Martín Guzmán con el Fondo en el crédito de Facilidades Extendidas aprobado por el board del organismo hace siete meses.

El esquema fue armado por el secretario de Hacienda Raúl Rigo, el verdadero cerebro del Presupuesto 2023 aprobado por el Congreso, y quién fiscalizó personalmente junto con Massa qué capítulos eran negociables y cuáles no dentro del proyecto que se discutía hace horas en Diputados. Ahora el proyecto será girado al Senado y luego hacia Washington, para demostrar que una de las promesas pactadas desde Buenos Aires (de hecho, la más importante para cerrar el 2022), se está cumpliendo según lo conversado. 

Rigo armó este esquema al saber lo que el FMI dejó en claro durante las crónicas visitas de funcionarios argentinos a los Estados Unidos, algo que Sergio Massa aceptó como una realidad. El organismo expresó que no se aceptará una renegociación de las metas y objetivos planteados en el acuerdo vigente.

En todo caso, lo que deberá tener en cuenta el Palacio de Hacienda es la manera de armonizar y articular el resto de las variables macroeconómicas para el año próximo, con el norte de las metas ya fijadas en el crédito de Facilidades Extendidas. Al menos no durante este 2022.

Recién a comienzos del año que viene, y si Argentina mostrara mucha buena voluntad en lograr las metas pero por algún motivo (como la invasión de Rusia a Ucrania) algunas de ellas no se terminaran de cumplir, podría negociarse un waiver (perdón o desvío). Esto sería recién en el primer trimestre del 2023. 

El debate en el recinto

Políticamente hablando, se menciona en el Palacio de Hacienda un aspecto indirecto que dejaron las jornadas de aprobación del Presupuesto. Los 180 votos conseguidos hace horas (el segundo mayor nivel de aprobación en Diputados para un presupuesto en 20 años) contienen los votos positivos de los diputados kirchneristas casi en bloque sólido; con lo cual desde el massismo y su equipo del Palacio de Hacienda se saca una conclusión primaria y política.

Por primera vez, aunque sea de manera indirecta, Máximo Kirchner y sus legisladores avalan los lineamientos, metas y objetivos a los que Argentina se comprometió a cumplir al firmar el acuerdo de Facilidades Extendidas. Creen en el Palacio de Hacienda que esta actitud política, más allá de cualquier declaración pública, puede dar inicio a un cambio de actitud de parte del ala dura del oficialismo ante las medidas, fundamentalmente fiscales, que habrá que tomar para conseguir la meta de este año de un desequilibrio entre ingresos y gastos de 2,5% de tope; y, fundamentalmente, el 1,9% del 2023, que como se sabe es un año electoral.