Cambios en el Gobierno

Vuelve Raúl Rigo y se define la primera meta económica: cumplir con el FMI

El nombramiento certifica el cumplimiento de las metas comprometidas con el organismo y que están incluidas en el proyecto de Presupuesto que ya se envió al Congreso. El Fondo, espera.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño lunes, 1 de agosto de 2022 · 14:01 hs
Vuelve Raúl Rigo y se define la primera meta económica: cumplir con el FMI
Raúl Rigo continuará con la tarea que venía desempeñando al frente de Hacienda desde la gestión Guzmán y buscará cumplir con los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional.

El muy experimentado Raúl Rigo será el próximo secretario de Hacienda durante la gestión de Sergio Massa. El nombramiento representa el regreso de uno de los hombres que más conoce de números y cuentas públicas en el país; y de la confirmación del don de la supervivencia de Rigo como conocedor de los números públicos. No en vano habitó el Palacio de Hacienda durante las gestiones de Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri (sic) y Alberto Fernández.

Sólo tuvo un breve período reciente de desempleo, cuando al llegar Silvina Batakis decidió que dejara su gestión; salida que terminó esta mañana. Incluso, la nueva etapa, incluye el upgrade de otorgarle mayor poder a su gestión, ya que a su expertise de ser la persona que más sabe de Presupuesto en el país, se transformará además en la persona en que manejará los ingresos y gastos públicos.

Es un ítem en el que Massa tendrá la vara de resolución de parte del éxito o fracaso de sus días como ministro de Economía. Para los conocedores, será el momento en que Rigo deje de ser un técnico más que especializado, para comenzar a ejecutar parte de la política económica pura y dura de una gestión económica.

Ahora su secretaría será una de las reparticiones desde donde se decidirán ganadores, perdedores y empatadores de los nuevos técnicos financieros, fiscales y monetarios que vivirá la Argentina. Habrá que ver de que está hecho.

Una agenda cargada

Hay ya una primera definición económica clave con el retorno de Rigo a las grandes ligas, luego de un muy breve lapso de tregua administrativa. El último acto de gestión del nuevo secretario de Hacienda como hombre de Martín Guzmán (hace menos de un mes) fue enviar al Congreso los lineamientos primarios y fundamentales del proyecto de ley de Presupuesto 2023;  una obligación técnica y constitucional que una persona como Rigo por cultura nunca dejará fallar.

Y que cumplió en tiempo y forma, dado que es un trámite que debe completarse antes de comenzar agosto. En ese paper enviado por Rigo figuran datos clave: la proyección de un crecimiento de 3%, un dólar mayorista promedio de 223 pesos, una inflación de 50%, una emisión monetaria de 0,6%, una acumulación de reservas de U$S 4.000 millones y un déficit fiscal de 1,9%.

En síntesis, respetar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El regreso de Rigo implica entonces, que bajo la jurisdicción de Sergio Massa, que las metas pactadas dentro del acuerdo de Facilidades Extendidas se mantienen y ratifican; y que, a diferencia de Silvina Batakis, llega al Palacio de Hacienda una persona dispuesta a que los compromisos se cumplan.

Alineado con el Fondo

Esto coincide con la información que llegó este fin de semana desde Washington. El FMI dejó en claro que no se aceptará una renegociación de las metas y objetivos planteados en el acuerdo de Facilidades Extendidas aprobado por el Board del organismo el 25 de marzo pasado.

Se indicó que una inquietud de este calibre, no tiene ninguna posibilidad de pasar por el directorio del Fondo. Y que, en consecuencia, ni siquiera sería planteada por el staff técnico del organismo ante la autoridad máxima de la entidad. Y que, antes, si existiera un pedido formal en este sentido, el reclamo quedaría en ese nivel y no llegaría a ser evaluado.  Al menos no durante este 2022.

En síntesis, las metas de un déficit total de 2,5% del PBI, un punto porcentual de emisión y reservas en el BCRA aumentando más de 4.800 millones de dólares para este año.

Eventualmente, y si Argentina mostrara mucha buena voluntad en lograr las metas pero por algún motivo (como la invasión de Rusia a Ucrania) algunas de ellas no se terminaran de cumplir, podría negociarse un waiver (perdón o desvío). Esto sería recién en el primer trimestre del 2023. No antes. Algo que con la llegada de Rigo también parecería cerrado para el próximo ejercicio lo firmado con el Fondo, con lo que no estaría bajo catálogo una renegociación del acuerdo, sino, eventualmente, un waiver. O similar.

Una alianza crujiente

La advertencia acomoda las cosas. El tema del acuerdo había quedado bajo análisis luego de aquella cena del lunes posterior a la salida de Guzmán entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, donde una de las advertencias claras y directas que la expresidenta le hizo a su compañero de fórmula, es que se acerca el tiempo en que el acuerdo con el FMI deba ser revisado.

El reclamo ahora queda congelado, y se suma a los ítems que el kirchnerismo deberá aclarar conceptualmente hacia delante sobre su relación con el Ejecutivo, ya con Massa dentro.

Mientras tanto, y hasta que el nuevo ministro no se acomode, desde el FMI no habrá opiniones duras ni presiones extras. Incluso se especula con una segunda misión del año con la aceptación sin mayores cuestionamientos de las metas del período abril- junio, recomendando desde el staff técnico la liberación de los fondos para cubrir los pagos del período; con el objetivo de darle a la Argentina un respiro para reacomodar los equilibrios macroeconómicos para el último tramo del año.

Cuando esto ocurra, será un guiño a la gestión de Martín Guzmán, quién no sólo había cerrado las cuentas en sintonía con lo que el FMI le reclamaría al país, sino que negoció un corrimiento de las evaluaciones finales sobre el cumplimiento de las metas para el comienzo del 2023 en lugar de las fiscalizaciones trimestrales vinculantes.

Guzmán buscó al cerrar su negociación por la primera misión, que la segunda se extendiera hacia septiembre (lo más lejos posible en el tiempo), para que la tercera se concretara hacia fin de año. Sin embargo, desde Washington hubo una visión diferente.

En la sede del Fondo se creyó que las misiones a la Argentina deberían ser lo más rápidas posible, una vez cerrado el período a fiscalizar, dadas las crónicas dificultades que muestra la economía criolla. Y que precisamente, la próxima misión terminara los controles correspondientes al primer semestre del año, período en el cual se inauguran los controles del Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado.

En consecuencia, que fuera necesario cerrar la primera etapa de las misiones con el tiempo suficiente como para comenzar a realizar la tarea más importante desde la aprobación del Facilidades Extendidas: discutir metas y objetivos con posibilidad cierta de incumplimiento, y las condiciones en las que el país pueda manejar su economía para cerrar el 2022 aprobando el primer año del acuerdo.

 

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