Opinión

Todas las paritarias perderán contra la inflación: cuál es el verdadero problema

El especialista en trabajo y empleo, Juan Pablo Chiesa, analiza el problema del por qué los salarios nunca le van a ganar a la inflación con estas paritarias.

Juan Pablo Chiesa
Juan Pablo Chiesa miércoles, 19 de octubre de 2022 · 16:01 hs
Todas las paritarias perderán contra la inflación: cuál es el verdadero problema

El poder de los sindicatos para elevar los sueldos mediante el mecanismo lineal de paritarias con carácter permanente y en relación con la totalidad de los 6 millones de trabajadores sindicalizados, se ha vuelto severamente exagerado.

Esta exageración es el resultado, no sólo de la politización de los sindicatos, sino principalmente de no reconocer que los sueldos evolucionan en funciona de la productividad del trabajo y no de las paritarias. Veamos, el sindicato de seguridad privada actualmente lidera el ranking de paritarias con 86% y 117%. ¿Como es eso?

En abril pasado, el sindicato de seguridad privada firma una paritaria del 86% para el período abril 2022 - abril 2023. Su básico de convenio es de $90.800. Claro, en ese entonces la inflación interanual era del 58% y vemos que con un 86% claramente los salarios de los empleados de la seguridad privada le ganarían a la inflación.

¿Pero es real? La acelerada de la inflación que actualmente nos encuentra en 83% interanual pulverizaría esa victoria de apenas seis meses atrás. De esta manera, vemos cómo ascendieron de un 86% a un 117% a marzo del 2023 con una previsibilidad que sabemos que la inflación acaricia ya los tres dígitos.

Lo mismo sucede con La Bancaria. El sindicato de los empleados bancarios arrancó con un 60% en enero del 2022 y en pocos meses vieron como perdían, una vez más. Ahora festejan un 94% y un básico de $204.000, con una canasta básica total de $120.000 -según el Indec- y $198.000 según la canasta de clase media de la Ciudad de Buenos Aires y una inflación que no para de subir y reventar las paritarias mes a mes.

¿Por qué pasa esto?

Por más paritarias que uno consiga o pelee, es fácil darse cuenta de que la pérdida del salario tiene su raíz en los básicos de convenio, tiene su arranque en las escalas salariales de convenios vetustos que nadie se anima o tiene el coraje de revisar.

Si, de revisar los 3000 Convenios Colectivos de Trabajo (CCT) que Argentina tiene en desmedro de la producción y el crecimiento económico. A pesar de la evidencia de la importancia de la productividad laboral, como factor determinante de recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores dependientes, la conclusión es negada y menospreciado por los "dueños" de los sindicatos, que su ambición por el trono en sus cargos los vuelve ignorantes en su función principal: defender trabajadores.

Esta conclusión no se basa en la teoría de que los empleadores son solidarios y amables, sino que, los ven como que los empresarios anhelan sus beneficios, pareciéndose a una izquierda tan radicalizada que lo único que sabe decir es que la lucha es en contra de la patronal.

Un mercado laboral sólido refiere a leyes laborales modernas, eficaces, equilibradas y que nivelen la relación empleadora trabajador terminando con el conflicto y los lóbregos de leyes anti productivas.

Porque no planteamos que la autonomía de la voluntad de contratación entre el dependiente y el empleador debe ser la base innegable para una libre y segura contratación laboral, en beneficio de la producción. Acaso, es inalienable que la tercera pata, en este caso, los sindicatos deban tener una obligada y coaccionada participación, que, en la mayoría de los casos, lleva a un conflicto desmedido con un solo perjudicado, la productividad. Con esto no quiero decir que los sindicatos no persigan finalidades legitimas ni desempeñen ninguna función útil.

La misión más importante que deben cumplir es la de cerciorarse de que todos sus miembros obtengan por sus servicios el verdadero y real valor del mercado laboral. La competencia de los dependientes por el empleo y la competencia de los empleadores por la fuerza física o intelectual de los dependientes no funciona para nada bien.

Ambas partes, carecen de una real información de lo que necesita el mercado laboral y la producción, esto se llama, falta de seguridad jurídica, para conseguir trabajo y para contratar. Les pasa a las dos partes. ¿Y esto a qué se debe? Es claro. Tener un mercado laboral donde la plataforma normativa tiene más de 45 años, donde no se adapta o no se alinea con la 4° Revolución Industrial, a la globalización, a la modernización y al trabajo del futuro, es claro, y la realidad golpea el bolsillo y el poder de compra de todo laburante, que la productividad y la inversión de capital humano como factores de crecimiento, es y será totalmente nulo.

En conclusión, un mercado laboral sólido refiere a leyes laborales modernas, eficaces, equilibradas y que nivelen la relación empleadora trabajador terminando con el conflicto y los lóbregos de leyes anti productivas.

* Juan Pablo Chiesa es abogado especializado en Empleo y Políticas Públicas, escritor, docente y presidente de Aptitud Renovadora.

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