El dato que destruye la meta de superávit gemelos que plantea Sergio Massa

El ministro de Economía, Sergio Massa, aseguró el viernes pasado que "los superávit gemelos son el camino a recorrer". Lo planteó en el marco de una entrevista grabada con el periodista Ezequiel Burgo, que fue su participación en el 58° Coloquio de IDEA en Mar del Plata, al que no pudo asistir en forma presencial por estar en Washington, asistiendo a la Asamblea Anual conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
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Tras señalar que el Estado tiene que "ceder y dar ejemplo de austeridad", también reclamó al sector privado que haga su ajuste, y pidió que en el Congreso y en el marco del debate del proyecto de Presupuesto 2023, se revean beneficios, regímenes especiales y subsidios para las empresas.
Fue allí que el titular del Palacio de Hacienda planteó como política de Estado alcanzar la meta de superávit gemelos, fiscal y comercial, que dominó la estrategia económica del primero kirchnerismo, hasta que durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner volvió el déficit fiscal, de la mano de la pérdida del autoabastecimiento energético y una política muy expansiva del gasto público.

"Los mejores momentos de la Argentina en los últimos 20 años fueron con superávit gemelos", recordó Massa. Y marcó los ejes de lo que podría ser casi una plataforma de campaña en materia económica: "Crecimiento del empleo, crecimiento de la producción, ése el camino que hay que recorrer".
"Los mejores momentos de la Argentina en los últimos 20 años fueron con superávit gemelos", recordó Massa. Y marcó los ejes de lo que podría ser casi una plataforma de campaña en materia económica: "Crecimiento del empleo, crecimiento de la producción, ése el camino que hay que recorrer".
Y agregó que es preciso "volver al principio rector del superávit fiscal y del superávit comercial, del tipo de cambio competitivo, de la acumulación de reservas y del desarrollo con inclusión. Esos cinco principios que le dieron a la Argentina un proceso de crecimiento importante".
Programa y equilibrio fiscal
Pero el principal escollo que hoy enfrenta Massa para cumplir con su ambicioso objetivo, es que la economía se encuentra con sus variables completamente trastocadas y nada indica que pueda alcanzar el equilibrio buscado de acá al final del mandato de Alberto Fernández.
Lo más cercano que hoy puede exhibir el Gobierno como programa económico es el acuerdo de Facilidades Extendidas que firmó el 25 de marzo con el Fondo Monetario Internacional. En lo medular, establece cumplimiento de metas de déficit fiscal, descendentes hasta 2024, acumulación gradual de reservas internacionales del Banco Central, y que la tasa de interés sea positiva en términos reales, es decir, que sea mayor a la inflación. A eso se suma que el Tesoro deje de pedir asistencia al Banco Central.
A cambio del cumplimiento de metas, el FMI libera fondos para hacer frente a los vencimientos, previa aprobación de las metas en forma trimestral por parte del staff del Fondo y luego del board de la entidad (Directorio). Así, el giro de dólares del FMI sólo sirve para hacer un roll over, en buen criollo, pagar los vencimientos con plata que presta el mismo el organismo, sumando, claro, los intereses por el nuevo préstamo.
Por el momento el acuerdo se viene cumpliendo con cierta "contabilidad creativa", pero el problema principal está en la película y no en la foto.
El programa del Fondo Monetario "proyecta que en los próximos 5 años la economía argentina deberá generar una mayor capacidad de financiamiento externo en el corto plazo y apuntar a una reapertura de la Cuenta Financiera en el mediano plazo para hacer frente a los pagos netos al FMI y la acumulación de reservas internacionales", señala un informe de la consultora Ecolatina.
El documento se centra en la evolución de la balanza de pagos, que contempla las transacciones comerciales y financieras que realiza el país con el resto del mundo, y que resulta un dato clave para ver los márgenes que tendrá la economía hacia adelante.
Números en rojo
Una primera estimación de Ecolatina indica que tras dos años consecutivos con un saldo positivo, la Cuenta Corriente (que resume las transacciones comerciales entre residentes y no residentes) "volvería a mostrar un déficit en 2022". Y en este caso, huelga recordar que el déficit de cuenta corriente de alguna manera hay que financiarlo, y no puede apelarse a la emisión como ocurre con el déficit fiscal, por la sencilla razón de que está nominado en dólares.
Así, para financiar el déficit de cuenta corriente sólo se puede apelar a financiamiento externo, que Argentina tiene circunscripto sólo a organismos multilaterales, dado que está fuera de los mercados voluntarios de deuda - colocación de bonos en dólares-, o esperar inversiones del exterior, lo que se conoce como inversión extranjera directa (IED). Hoy sólo son viables proyectos en Vaca Muerta, minería (oro, cobre, litio), algo de industria automotriz, y algo de agroindustria, no mucho más. Es más bien para mantener la presencia en el país a la espera de un cambio de gobierno en 2023, que como apuesta para ganar dinero hoy.
En los primeros seis meses del año, la Cuenta Corriente arrojó un resultado negativo de más de US$ 2.400 millones, mientras que en el mismo período de 2021 registró un superávit de casi US$ 3.000 millones, calculó Ecolatina. La respuesta a este desbalance viene por el lado del comercio exterior.
El superávit comercial de bienes fue de US$ 5700 millones en el primer semestre, pero en 2021 había sido de US$ 8400 millones. Además, se profundizó el déficit en servicios por mayores costos logísticos, pero también la reactivación del turismo emisivo (argentinos que viajan al exterior y gastan en dólares), que ahondó el déficit de -US$ 1250 millones en seis meses de 2021 a casi -US$ 3600 millones este año. Las medidas que toma el Gobierno sobre el dólar turista, dólar Qatar, con nuevas restricciones hay que leerlas en esta lógica.
Pensando en 2023 "el panorama externo se torna más complejo", señaló Ecolatina. Una razón es que "el financiamiento neto con el FMI, que fue positivo en 2020-22, volverá a ser negativo a partir de 2023", detalló.
El rojo en servicios debería reducirse a menos de la mitad en 2023, al pasar de US$ 4.600 millones a menos de US$ 2.000 millones, donde tres cuartos de dicha mejora se explicarían por una reducción en las importaciones de servicios.
"Para cumplir con dicho objetivo, partiendo de un escenario deficitario, la economía argentina debería revertir el saldo de la Cuenta Corriente hasta un superávit de 0,6% del PIB (US$ 3.700 millones) en 2023. Pero, ¿cómo espera el programa que Argentina recupere su capacidad de financiamiento externo?", se preguntó la consultora.
Explicó que los supuestos clave en esta trayectoria "pasarían por la reducción en el rojo de servicios y el ensanchamiento del superávit comercial de bienes". Es fácil enunciarlo pero difícil hacerlo. Sobre el primer punto, el rojo en servicios debería reducirse a menos de la mitad en 2023, al pasar de US$ 4.600 millones a menos de US$ 2.000 millones, donde tres cuartos de dicha mejora se explicarían por una reducción en las importaciones de servicios.
Por eso hay que mirar cómo el Gobierno buscará cerrar el grifo por donde se van los dólares, algo que ya comenzó a hacer en las últimas semanas, sabiendo además que por el dólar soja y el anticipo de liquidaciones, en el último trimestre entrarán menos dólares.
Pero también habrá mayor control sobre los pagos por importaciones; y encarecimiento de los distintos dólares vinculados al turismo y los servicios. "Si bien aún es temprano para cuantificar el impacto de las recientes medidas, los números expuestos por el FMI muestran que las importaciones de bienes y servicios pasarían de promediar casi US$ 8.300 mensuales en los primeros 9 meses del año a poco más de US$ 6.600 millones durante el último trimestre", más claro, echale agua.