Ricardo López Murphy, a favor de la unificación cambiaria que deje atrás un régimen disparatado y troglodita

En una coyuntura atravesada por crecientes conflictos sociales, sindicatos en planes de lucha por mejoras salariales, precios que se disparan y desafíos económicos de proporciones, siempre es bueno escuchar la palabra de hombres y mujeres con sólida formación profesional pero, a la vez, con visión política y antecedentes en la gestión pública.
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El diputado nacional Ricardo López Murphy (Republicanos Unidos - CABA) y una de las espadas económicas de Cambiemos en el Congreso, reúne estas características. En diálogo exclusivo con MDZ, se refirió a la falta de dólares, el impacto del dólar soja y la a necesidad de ordenar las cuentas públicas en una situación de "descalabro estructural".
Cuestionó también el sesgo "anti empresario" y "anti inversión" del Gobierno y se mostró partidario de la "unificación cambiaria", para revertir este "régimen cambiario disparatado y troglodita", que no tiene ninguno de los países de la región.
Estamos en días complejos, con mucho conflicto social, bloqueos de empresas. ¿Qué visión tiene sobre la situación económica y qué camino podría tomar?
Lo primero que veo es una situación de gran artificialidad, se han anticipado los pagos de exportaciones, o sea, los ingresos al Banco Central, con un mecanismo novedoso (dólar soja) y se han postergado los pagos por importaciones. Eso alivió el mes de septiembre, pero arruinó los meses subsiguientes. Hay una gran fragilidad. Llevamos tres meses de déficit en la balanza comercial, en un país que tiene que tener superávit en cuenta corriente significativo para poder acumular reservas. Argentina no tiene crédito, la única manera viable con este nivel de reservas es tener un superávit significativo en cuenta corriente. En esas condiciones, nuestra política también está atada a la moneda que más se devalúa en el mundo. Ese experimento lo hemos hecho varias veces y terminó muy mal.
En ese contexto, hay conflictos sociales, conflictos laborales, probablemente en un clima donde se ha perdido la idea del monopolio de la fuerza. Y ha habido una actitud reñida con nuestro Código Penal. Se ha sometido a empresas, a los trabajadores que no están identificados con la posición que ha adoptado la conducción del sindicato, a una situación de violencia muy grande. Estamos avanzando en una dirección muy peligrosa.
¿Imagina una profundización de la crisis por falta de divisas en los próximos meses?
Es notable la falta de divisas. Si usted revisa los parques industriales, va observar muchas actividades que están discontinuas. Conozco una que tiene parada la actividad por el 1 por mil de los costos, por una pieza, pero la no tiene y no puede traerla. Lo haría de contrabando, pero ellos no se animan a hacerlo y eso tiene paralizada la actividad. Entonces, estamos pagando un costo enorme por esos cepos que se impusieron. Esta gente no tiene idea de hacer otra cosa que lo que está haciendo, y eso nos lleva a una crisis creciente en términos de sector externo, en términos de inflación, en términos de una resolución muy gravosa del problema.
Desde hace un tiempo usted insiste en la necesidad de unificar el tipo de cambio. ¿Es posible hoy avanzar en una unificación cambiaria y qué hace falta para eso?
Lo peor que puede ocurrir es que lo hagamos por accidente. A veces ocurren esos accidentes. Si usted se queda sin reservas, se unifica solo. Ese riesgo lo hemos estado corriendo todo el tiempo.
¿Hay condiciones hoy para unificar el tipo de cambio?
Argentina tiene que parecerse a sus vecinos, tiene que disciplinarse como ellos. Los países vecinos en la década del 80 tenían inflaciones parecidas a las nuestras, pero no las tienen más. Ni Brasil, ni Uruguay, ni Paraguay, ni Bolivia, ni Colombia, Ecuador, ni Chile, ninguno tiene el régimen cambiario disparatado, troglodita que tenemos acá pero tampoco lo veo en Europa, tampoco en Asia. El único país con un régimen disparatado como éste, es Cuba, que es una catástrofe. Entonces digo ¿por qué reproducir sistemas que llevan inexorablemente a la catástrofe económica? Este año va a haber probablemente 200.000 balseros. El régimen de desesperación que hay en Cuba es tremendo. Es decir, la idea de que nosotros vamos a marchar a su sistema hiper intervenido es resignarse a una miseria creciente. Yo no me resigno a eso.
La inflación es tal vez el problema más importante que tiene hoy la Argentina y el Gobierno no le encuentra la vuelta. ¿Cómo puede bajarse la inflación?
Veamos la cuestión fiscal. El Gobierno no puede colocar mucha más deuda interna, sería una hazaña colocar un punto o un punto y medio del PBI, porque el déficit es muy, muy alto. A eso hay que sumarle el déficit del Banco Central, que es más grande que el déficit de sector público. Si lo hiciéramos, la acumulación de reservas requiere financiamiento con déficit. Entonces, si uno se pone a pensar esos términos, el Gobierno está pensando en una tasa de inflación altísima. Es el mecanismo de impuesto que está usando sobre la sociedad para conseguir los recursos. Claro, eso por supuesto que hace mucho daño, que es una política que no sigue nadie en el mundo. Pero un Gobierno atrasado, anacrónico, brutal como éste, es capaz de hacerlo.
¿Qué aspectos centrales debería tener un plan inflacionario, como el que tal vez Cambiemos tenga que hacer si llega al Gobierno el año que viene?
Diría que lo primero es un cambio institucional. El Gobierno tiene que resolver la autonomía del Banco Central, o sea que el Banco Central no coloque deuda y así provea a la Tesorería. Esas dos cosas son vitales, las tuvimos en la época de la Convertibilidad. Creo que hay que hacerlas un poquito más severas que lo que eran en esa época, en términos de darle estabilidad al directorio, como era el Bundesbank para tener una idea.
Calculo que necesitaríamos juntar, para ponerlo en términos de Brasil, algo así como US$ 100 mil millones, que nos va a llevar diez años hacerlo. Pero si va a haber algún margen para alguna expansión, va a tener que ser para la compra de reservas. Y si adoptamos esas dos políticas institucionales, después la implementación práctica, lo que tiene que quedar claro es que no hay déficit y que el Banco Central no actúa como segunda Tesorería.
Hecho eso, el Programa de Estabilización, que tendrá su complejidad, según cuál sea la tasa de inflación diciembre del 2023, que nadie sabe hoy cómo vamos a resolverlo, con el desequilibrio que tenemos. Pero con esa definición institucional uno ve que vamos a un proceso de estabilización. Creo también que vamos a tener que ir a un proceso de gran cambio en las regulaciones, creando regulaciones muy favorables hacia la inversión, el empleo, las exportaciones.
Argentina tiene que integrarse al mundo y tiene allí el mercado que necesita para poder alcanzar los tamaños óptimos de escala. Y no veo otro camino que sea fondeado. O sea, Argentina tiene el problema de recuperar su reputación y sólo lo va a hacer con una disciplina que implica que su superávit en cuenta corriente es significativo.
¿Esto sólo se puede lograr con un nuevo gobierno de otro signo político o el gobierno actual puede revertir la situación en lo que le queda de mandato?
No los veo posible pero sí ha cambiado la retórica del Gobierno con este nuevo ministro (Sergio Massa). No los veo en condiciones de lanzarse a un esfuerzo de esa naturaleza, entre otras cosas, porque hasta ahora usaron una retórica muy anti empresaria, muy anti inversión, muy anti empleo. Fue una retórica, la verdad, disparatada, pero la usaron.
Eso pone un umbral de credibilidad mucho más agudo que el que va a tener el próximo gobierno. Quiero hacer énfasis en una cosa técnica, que desgraciadamente en el debate no se está viendo. En 2015 teníamos diez puntos de base monetaria y cinco de Leliq y pases. Ahora tenemos diez puntos de Leliq y pases y cinco de base monetaria (chequear esto con audio). O sea, los puntos de partida son mucho más complicados estructuralmente. Por eso a Cristina le resulta tan difícil entender lo que pasa y no mira los números, no los mira con la sapiencia técnica de ver que a las mismas condiciones los resultados van a ser totalmente distintos. Hoy la misma expansión del 2015, causaría el doble inflación.
¿El Banco Central está dejando una bomba de tiempo para el próximo Gobierno por la emisión de Lebac?
Hay un problema que obliga a más disciplina todavía, porque cualquier resolución sensata de ese problema (emisión de letras del Banco Central) requiere disciplina. La experiencia de Chile entre 1990 y 2015, 25 años, tenía una deuda más grande que la del Central de Argentina. La resolvieron, pero con 25 años de una súper disciplina, con superávit fiscal, con un enorme crecimiento, mucha monetización. O sea, hubo circunstancias favorables y las usaron para sanear el Banco Central, para capitalizarlo.
Con un Banco Central que tiene una deuda enorme y la única forma de pagarla es emitir dinero, sería absurdo que nos planteáramos estabilizar. Ahí hay que hacer una modificación importante, pero eso hay que verlo en el contexto. Lo que digo es que con esas condiciones, si la disciplina y el equilibrio fiscal eran necesarios antes, ahora son mucho más.
El gobierno pareciera haber tenido un veranito en estos primeros dos meses de gestión de Sergio Massa. ¿Cree que eso continúa?
Es lo que mencioné de la artificialidad. ¿Qué es lo que hicieron? Adelantaron la liquidación de exportaciones, las anticiparon tres o cuatro meses. Eso engordó septiembre, postergaron los pagos de importación, financiamos un déficit comercial de tres meses. Todo eso se ha juntado con el dinero que no va a estar en noviembre, diciembre, enero de 2023. Esos ingresos no van a estar, pero sí las obligaciones.
En su última gira a Estados Unidos, Sergio Massa tuvo buena recepción en el FMI y el Tesoro de Estados Unidos. ¿Argentina se alejó del borde del precipicio?
Es claro que en una situación tan compleja en el mundo, en el este de Asia, en Medio Oriente, en el centro de Europa, con guerras abiertas muy peligrosas, hay un intento de ayudarnos a no tener una crisis gravísima. Hay que partir de ese argumento y de la disposición de los países desarrollados, a ver cómo pueden canalizar una salida no traumática de Argentina.
Es cierto que han mostrado una gran flexibilidad y comprensión. Ahora, eso no alcanza para resolver nuestro problema, que no resolvemos genuinamente. Hacemos la del maquillaje contable y financiero para que luzca mejor, pero no hay un cambio estructural. Al revés, hemos ido agravando la situación de déficit en cuenta corriente. Vuelvo a ese punto, que es central un país que no tiene crédito y que no tiene reservas ni superávit en su cuenta corriente, es una cuestión vital. ¿Cómo se llega al superávit en cuenta corriente? El superávit privado tiene que ser ayudado por el superávit público y me parece que es imprescindible en este proceso de saneamiento de una economía que ha quedado destruida y desfinanciada, y todo el tiempo al borde del colapso.
Algunos economistas ven un segundo semestre con caída de la actividad, con un impacto a nivel de la economía en su conjunto. ¿Se puede decir que hasta ahora fue el momento dulce y ahora viene lo peor?
Llevamos tres meses de déficit comercial, hace mucho tiempo que no había déficit comercial, estamos haciendo como si tuviéramos mucho crédito y muchas reservas. Algo no está bien. O sea, las fuerzas están enfrentadas y van a una colisión.
¿Los déficit gemelos que el país tiene hoy llegaron para quedarse?
Tenemos un déficit que no podemos financiar. La resolución a ese problema es subir la tasa de inflación. Eso es lo que está haciendo la corrección o forzando la corrección y que cada vez tenemos más tasa de inflación. Pero eso no alcanza, puede darse una situación donde la suba la tasa de inflación que requerimos sea estrambótica.
Vamos al proyecto de Presupuesto 2023. ¿Tiene metas sólidas y creíbles?
Yo entro muchas veces por el lado fiscal, por el monetario y por el lado externo. Un supuesto es que se produce una caída de importaciones dramática. No puede haber crecimiento en estas circunstancias. Probablemente, está la hipótesis que el gasoducto Néstor Kirchner se termina mucho antes de lo que yo calculo, digamos. Hay una suma de hipótesis ultra optimistas y, además, de que usted desescala la inflación sin medidas para desescalar, así no va, tiene que parar esta calesita de precios relativos. No veo nada que pare la inflación, al revés. El eje central es que si devalúa más, suben los precios, los salarios se corrigen, entonces se devalúa más. Es como un perro corriendo detrás de su cola. No hay nada en una situación de descalabro estructural.
¿La oposición va a acompañar el proyecto de Presupuesto?
Lo primero es la reflexión sobre cuál es la variable o el nivel déficit fiscal, o a su vez en cuenta corriente. A partir de ahí ¿qué necesitamos? Hay que ver la parte fiscal y a partir de ahí, qué podemos financiar con deuda interna, porque no tenemos acceso a financiamiento. Parto de la base que tenemos que hacer una igualación de ingresos y egresos. Como la presión tributaria es enorme, vamos a tener que volver a niveles de gasto inferiores a los que estamos teniendo. Eso me parece inevitable.
¿Una eventual baja de impuestos, que es lo que piden los empresarios en general, vendría recién después de haber ordenado la macro? En el mejor de los casos, sería con el próximo gobierno.
Necesariamente, habrá que bajar algún impuesto. Hay impuestos que son muy corrosivos en el funcionamiento de nuestra economía. Fíjense la cantidad de contribuyentes de alto patrimonio y de alto pago de impuestos que se han ido del país. En un debate en Congreso yo había señalado que en impuestos hay un principio que es que puede subir impuestos cuando no tiene mucha elasticidad, pero si tiene mucha, mejor no lo haga. Acá se nos fueron todos los contribuyentes importantes, y si eso continúa, el daño se sigue haciendo. Eso tiene que cambiar, pero el Gobierno no está convencido.
Lo llevo al plano político, ya entrando casi en un año electoral. ¿Está evaluando lanzarse como precandidato a presidente?
El debate importante está hoy en la Argentina en el programa, en la narrativa, en las reglas de juego. Tenemos que estar en condiciones de superar vallas y obstáculos, tenemos que estar en aptitud. Si nos concentramos en las candidaturas no estamos prestando atención a lo importante, que es un programa que actúe de paraguas. Si no, son candidaturas aisladas, candidaturas sin un mensaje global. Lo que nos da unidad y gobernabilidad es unificar el programa y unificar la narrativa y lograr reglas de juego que nos pongan a cubierto de cualquier maniobra perversa de un gobierno que tiene una tendencia a ser cosas irracionales. ¿Usted no puede nombrar un miembro de la Corte porque no logra un acuerdo y se le ocurre ampliar la Corte para nombrar 15?
Es un régimen disparatado. ¿Qué hicieron las PASO a nuestro sistema? Básicamente, crearon las condiciones de reconstruir un sistema político y eso tiene sentido político absolutamente fragmentado en un régimen presidencial. Es una receta segura para la catástrofe. Las PASO contribuyen a construir grandes coaliciones. Las grandes coaliciones son los viejos esquemas partidarios para darle gobernabilidad. Si usted destruyera el régimen electoral lo que está destruyendo la gobernabilidad argentina, a mí me parece que eso sería inmensamente peligroso.