Marcelo López: "Mi sueño es representar a la Argentina en una competencia internacional"
Marcelo López es mendocino y jugador de tenis de mesa adaptado. Hoy, años después de una desgracia con suerte vive un gran momento deportivo y cuenta que ese accidente de tránsito en 2015, que lo dejó en silla de ruedas para siempre, le "mejoró la vida". Su historia.
"Soy más argentino que el dulce de leche", grita a los cuatro vientos Marcelo López. Por el lugar de residencia de sus padres en ese momento, nació en España. Pero con tan sólo 2 años regresó junto a su familia al país y vivió siempre acá en Mendoza. En definitiva, Marcelo López es mendocino y, hoy, jugador de tenis de mesa adaptado. En 2015, un accidente de tránsito lo dejó parapléjico y el destino lo acercó a este deporte.
En un mano a mano con MDZ, el deportista que sueña con representar a la Argentina en una competencia internacional, contó su historia, sus sueños y cómo una desgracia con suerte le "mejoró la vida".
- Marcelo, ¿cómo arrancó todo?
- El 28 de marzo de 2015 tuve un accidente vial, una desgracia con suerte. Veníamos del boliche, éramos 11 en una camioneta, volcamos y a raiz de ese accidente, me quiebro el esternón, me quiebro una vértebra y se estira la médula. Yo lo llamo una desgracia con suerte porque veníamos 11, todos amigos, y a ninguno le pasó nada y de alguna manera yo fui el responsable de lo que pasó y la pagué. A raiz de eso yo puedo decirte que mi vida mejoró después del accidente. Suena medio loco pero después de la internación, hubo pocos día de duelo, de aceptación. Un día viernes tuve el alta médica, el día lunes comencé la rehabilitación doble turno, en el Hospital Lencinas, siempre con el acompañamiento de la familia, las amistades, y mucha contención. Todo fue muy favorable para que yo pueda encarar esta situación.
- Me dijiste que tu vida mejoró después de este accidente. Es fuerte aceptar eso y contarlo de esta manera. ¿En qué momento entendiste que fue así?
- Primero y principal gracias a mi familia. Yo sabía que tenía que superarme y dar el 100 para ellos, más que nada por mi mamá. Y después la contención de las amistades. Mi grupo de amigos se unió mucho más después del accidente, o por lo menos así lo sentí yo. Yo sabía que tenía que salir adelante por ellos. Y después me fui dando cuenta de que estaba un poco en la joda y sentí que tenía otra oportunidad y lo supe aprovechar esta vez al 100. Por eso digo que mi vida mejoró. Estaba en mi darle para adelante. Y fue muy corto el tiempo que pasó y acepté todo. Yo sabía que estaba perdiendo el tiempo si me hacía el rebelde y no iba a rehabilitación, no le ponía ganas. Yo tenía ganas de salir adelante lo más rápido posible, entonces cuando el kinesiólogo me pedía hacer dos series de 10, yo hacía 3 de 15. Siempre me autoexigí sabiendo que mientras más haga iba a ser mejor para mí y para todos los demás.
- Imagino que fue difícil tomarlo de esa manera, porque muchas veces pasa lo contrario y cuesta aceptar lo que pasó…
- Sí, en ese momento pensás: “¿Por qué a mí?”. Pero un día vino mi papá y me dijo: “¿Y por qué no a vos?”. Ahí lo pude entender de una manera simple, fácil. Y ahí los mismos médicos y kinesiólogos estaban asombrados por mi forma de entender las cosas. Además el psicólogo que siempre te ponen lo tuve dos o tres semanas y después me dijo: “Estás bien, no hace falta más nada, tu accidente no ha cambiado tu picardía, tu emoción”. Y todo eso fue gracias a la gente que me acompañó.
- Y el deporte, ¿cómo aparece en tu camino?
- Si bien siempre jugué al ping pong, que no es lo mismo que el tenis de mesa, un día normal me encontré en el Shopping con Gastón Alto, referente mendocino del tenis de mesa, que ya lo conocía porque compartíamos la cancha en fútbol de salón en Alianza Guaymallén. Y él me dice: “Camel -porque así me decían- , vos sabés que siempre que voy a Buenos Aires veo chicos en silla de ruedas que entrenan y nosotros vamos a abrir una escuela con mi hermano en Las Heras, por qué no te venís a entrenar con nosotros”. Y bueno, que mejor motivación que estos referentes que tenemos a nivel mundial, olímpicos, como para ir y aprovechar. Y ahí tuve una seguidilla de rachas positivas que me hacen llegar a la competencia. Empiezo a entrenar, pasaron 4 o 5 meses, conozco gente de San Martín, me voy a entrenar allá, conozco a Gabino Beningazza, otro compañero en el tenis de mesa. Ahí justo vienen las entrenadoras de la selección argentina a buscar talentos, me conocen y al poco tiempo me llega una citación para ir a entrenar al Cenard. Y después de ahí ya empecé a conocer el mundo del tenis de mesa, a los compañeros y rápidamente pude meterme en el tema. Desde que comencé a entrenar hasta que empecé a competir pasaron como mucho dos años, un año y medio. Descubrí un mundo que no sabía que existía y fue algo hermoso.
- ¿Qué significó para vos meterte en el deporte y poder estar compitiendo con todos estos chicos que nombras?
- Para mí es un honor y siempre se los remarco. Al principio no podía mantener un peloteo normal y había que ir a buscar la pelota. Yo siempre tuve la predisposición al 100 y sabía que el que entrenaba conmigo no estaba entrenando él, sino que me estaba entrenando a mí. Entonces le debo todo a ellos, y en cada competencia ese detalle siempre me gusta remarcarlo y decírselos. Que no se olviden de que yo admiro a cada uno de los que siempre me dio una mano.
- Mirando hacia adelante, ¿qué sueños, qué metas te gustaría alcanzar en el deporte?
- Obviamente la de representar a la Argentina en las máximas competencias olímpicas, pero siempre he ido de a poco y poniéndome objetivos cortos y por ahora el sueño que estoy muy cerca de conseguir es poder cantar el himno representando a Argentina en una competencia internacional. Ahora del 6 al 8 de octubre se juega la Copa Tango acá en la Argentina, es un torneo internacional y vienen jugadores de otros países. Estoy convocado, y me falta una pisquita porque hay un detalle: nací en España y todavía no tengo los papeles de la nacionalización, y hubo un parate por la Ley de Nietos y cuesta que llegue ese papel pero estamos justo con el tiempo para que llegue, presentarlo y poder competir.
- Los Paralímpicos debe ser tu sueño máximo, ¿qué te imaginás que podés sentir en un momento así después de todo lo que pasaste?
- Sí, sí, debe ser algo tremendo llevar como estandarte la bandera argentina, debe ser hermoso. Sería lo máximo, no quiero adelantarme y pensar que voy a sentir, sino poder sentirlo, vivirlo. Cuando lo haga, en ese momento, espero poder contarte. Mientras tanto, siempre he tenido los objetivos cortos y por ahora sé que cantar el himno es el máximo sueño que tengo.
La nota completa con Marcelo López