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Pobre Patón... no pega una

Argentina no encuentra el rumbo, juega cada vez peor y el DT parece tomar decisiones desacertadas.
Foto: télam
Foto: télam

En cinco partidos al frente del seleccionado argentino, Edgardo Bauza ha dado pasos en falso constantemente.

Un arrebato individual de Lionel Messi, en el debut del Patón, le permitió a la Argentina acomodarse en el primer escalón de la tabla de posiciones, con triunfo en el clásico ante Uruguay en Mendoza. Hoy parece que el paso de Gerardo Martino, en tal caso, no parece haber sido tan desfavorable. Al menos, hasta la ida de él, el equipo se mantuvo en el lote de los que estarán en Rusia 2018.

Pero lo de Tata es demasiado antiguo como para deliberar qué es lo que hubiese sido productivo, si su ya salida o su continuidad. La realidad marca que la Argentina no está tan comprometida con una clasificación a un Mundial desde 1993, con Basile. En aquel momento accedimos a la Copa del Mundo de 1994 de la mano de Diego y en partidos por el repechaje ante Australia. Esta situación no se compara siquiera con la etapa del mismo Maradona pero como entrenador, equipo que terminó clasificando angustiosamente a Sudáfrica 2010 pero que nunca estuvo en una posición como la actual y fuera de los boletos directos.

A Bauza la situación lo ha superado. Falla desde las convocatorias, desde el esquema, en los cambios. Aun siendo un entrenador, la Selección argentina no es para cualquiera y más aun en un plantel que parece haberse perpetuado a lo largo de los años.

Antes del encuentro ante Brasil decíamos que la premisa debía basarse en encontrar el funcionamiento, más allá de los nombres.

Desde el primer momento, en la última convocatoria, Bauza mostró una contradicción. Aseguraba que Lavezzi sería citado para que continuara con su recuperación junto al grupo. El Pocho terminó estando dentro de los 23 y dejando afuera, por ejemplo, a Fernando Belluschi, hoy por hoy el mejor jugador del fútbol argentino y por el que se había apostado una ficha en el afán de darle algo de aire fresco al equipo. Aquí la primera incongruencia del entrenador.

Desde que asumió Bauza, nunca pudo repetir formación. El equipo no está bien y se ve obligado a cambiar. Pero ni siquiera el esquema pudo repetir. El equipo ha tocado fondo.

En cinco partidos probó con un delantero, con dos y con tres. Con un volante central y con dos. Con distintas zagas de defensores centrales, con diversos volantes por afuera. Nada le ha dado resultado y las fechas en estas Eliminatorias Sudamericanas van llegando a su fin (restan siete).

El funcionamiento en Belo Horizonte fue paupérrimo. Penoso. Con una última línea que retrocede como equipo amateur y le abre la cancha a Neymar para la segunda conquista.

Bauza pone en cancha a dos volantes centrales de similares características, Mascherano y Biglia, este último con un poco más de fútbol pero sin poder llegar a ser el primer pase y el enlace entre la mitad de la cancha y los volantes de creación.

Para colmo y para cerrar una noche redondita, quien había sido la figura argentina en el primer tiempo, el mendocino Enzo Pérez, fue sustituido en el complemento en la primera modificación, justamente por Sergio Agüero, de presente calamitoso en el seleccionado argentino desde hace ya más de dos años.

Este equipo juega muy mal, sin identidad y hasta sin corazón. La situación es cada vez más complicada, pero como dice Messi: "Más allá de toda la mierda que estamos pasando, dependemos de si mismos".