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Violencia escolar: la naturalización de la agresión y el preocupante silencio de los padres

Especialista atribuye el aumento de la violencia entre estudiantes a una "naturalización" social del conflicto con los adultos como principales responsables.

Tras el enfrentamiento entre estudiantes de escuelas de Mendoza, un adolescente terminó en terapia intensiva. 

Tras el enfrentamiento entre estudiantes de escuelas de Mendoza, un adolescente terminó en terapia intensiva. 

Estudiantes de distintas escuelas del centro protagonizaron una batalla campal en Mendoza. En el marco de recurrentes episodios de agresiones físicas, tanto dentro como fuera de las instituciones educativas. La psicopedagoga y doctora en Psicología Nancy Caballero analizó en MDZ Radio la problemática y apuntó a la responsabilidad de los adultos en la creciente naturalización de la violencia.

Escuchá la entrevista completa en MDZ Radio:

09-10-2025 - DT- NANCY CABALLERO - DRA EN PSICOLOGIA

Un fenómeno en crecimiento y naturalización

Caballero recordó un hecho de hace quince años para ilustrar la evolución del problema: “Un domingo estaba explicando que había muerto una chica porque en una pelea había caído, había golpeado con el cordón de la vereda”. En esa oportunidad, su reacción inicial fue cuestionar que nadie hubiera intervenido. Fue su hijo quien le hizo notar la antigüedad del caso, evidenciando que “fuimos viendo este crecimiento dentro de las escuelas, dentro de las aulas, en los alrededores de las escuelas”.

La profesional destacó un cambio crucial en la dinámica de los enfrentamientos. Mientras que antes “el grupo, por más que no se pudiera ni ver un grupo y el otro, intentaba, cuando ya veían que esto subía el tono, intentaban separar”, ahora la situación es diferente: “Ahora ustedes ven los vídeos y lejos de separar alientan, filman, pero además lo ponen como un cobarde (…) al que no reacciona de esta manera”.

Falta de gestión emocional y medición de consecuencias

Desde su expertise en inteligencia emocional, Caballero explicó la base psicológica de estas conductas: “El que pega es porque no tiene la capacidad de poner en palabras algo”. Y agregó: “A mayor violencia física, menor inteligencia: inteligencia emocional, para manejar tus propias emociones y controlarla, e inteligencia cognitiva, porque no estás midiendo las consecuencias”. Tras un conocido caso de violencia extrema, la especialista confesó: “Yo pensé nunca más alguien va a patear a alguien en el suelo, nunca más no va a medir la consecuencia (…) Parece que fue al revés”.

Al ser interrogada sobre los responsables, Caballero fue contundente: “Yo no tengo ninguna duda de quiénes son los responsables. Nosotros los adultos”. Criticó la paradoja de la corrección política coexistiendo con la intolerancia: “En esta misma época, si vos no pensás como yo, ¿te puedo matar?”. Señaló que los adultos transmiten mensajes contradictorios: “No, yo me enojo, matalo, deféndete, vos no vas a quedar como un tarado. Eso es lo que decimos los adultos, y estas son las consecuencias”.

Como alternativa, la psicóloga propone trabajar sobre “la capacidad de empatía, la capacidad de ponerme en el lugar del otro, y ponerme no es darle la razón”. Subrayó la importancia de entender que pensar distinto no nos convierte en enemigos, una noción que se ha perdido: “La realidad es que nos hemos convertido todo el tiempo, por cualquier motivo”.

La negación parental y la atomización social

Caballero reveló una preocupante tendencia en la percepción de los padres: “No he tenido en todos los años que tengo de profesión, un padre, uno, que me venga a decir ‘estoy preocupado porque mi hijo hace bullying’”. La justificación habitual, dijo, es que “el chico se tiene que defender” o que “la culpa siempre es del docente”.

Finalmente, describió una dinámica social alarmante dentro de las aulas: “Los grupos dentro de un mismo curso no pueden hablar entre ellos”. Explicó que “en este grupo habían cinco o siete, por ejemplo, pero hay dos que hablaron con los de aquel grupo, entonces quedaron fuera”. Para la especialista, “esta violencia tiene una sola raíz, es la naturalización. Hemos naturalizado que si pensás distinto sos mi enemigo, y si no pasa nada, y no tenemos motivo, es un divertimento”.

En conclusión, Caballero instó a un cambio de paradigma: “Decirle no a la violencia, es decir, la violencia no es amor, (…) la violencia no es diversión, y la violencia no es la forma de arreglar las cosas porque jamás con una violencia vas a terminar”.