Violencia escolar: especialistas advierten crisis de autoridad y falta de límites
Los hechos ocurridos en el colegio Santa María exponen la violencia escolar creciente en las aulas de Mendoza. ¿Qué rol ocupan los adultos en la vida de sus hijos?
Días atrás, alumnos de 5º año del colegio Santa María causaron daños en el establecimiento escolar en el marco de los festejos por el fin del ciclo lectivo. Por los hechos, las autoridades sancionaron con 20 amonestaciones a los más de 100 estudiantes que participaron de los desmanes.
Desafortunadamente, este no es ni el primer ni el único episodio de violencia registrado este año en las escuelas de Mendoza. Estudiantes con armas, brutales enfrentamientos entre alumnos de distintas instituciones, agresiones físicas y verbales, son tan solo algunos de los ejemplos que reflejan la creciente violencia en el ámbito educativo.
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Ante la problemática, los especialistas alertan por la crisis de autoridad adulta y la falta de límites. Además, advierten que los hechos son el síntoma del aumento del malestar entre los jóvenes.
Marina Larrondo, doctora en Ciencias Sociales y magíster en Educación, planteó que lo ocurrido en el colegio Santa María no es algo "inédito", sino una señal de algo que no funciona hace tiempo.
"Hay algo que no está funcionando. Lo que sucedió es un síntoma. No es algo inusitado, inédito; es algo muy sintomático. Sabemos que la escuela secundaria está atravesando un momento muy crítico con los problemas de convivencia, tanto en el sector público como en el privado y en todas las clases sociales. Cuando un grupo de estudiantes destroza con ese nivel de violencia, decir que durante cinco años estuvo todo bien es una forma de autoengañarse", dijo la experta en diálogo con MDZ Radio.
Crisis de la autoridad adulta
Uno de los diagnósticos más contundentes es la llamada "crisis de la autoridad adulta"; que no alcanza solo a los padres, sino también a docentes y directivos.
"Falta una conversación, una reunión, una instancia en la que los estudiantes, profesores y directivos puedan charlar qué pasó estos años. Por qué esto terminó así o qué pasó. Qué les pasó no solo a los chicos, sino a toda la comunidad", destacó Larrondo.
En esta línea, la psicopedagoga y magíster en Psicología Social, Nancy Caballero, también compartió su reflexión sobre el rol y la responsabilidad de los adultos en lo que está sucediendo.
"Hay un punto en el que los adultos nos corrimos del lugar para ser más queridos por los adolescentes, porque nos dio miedo crecer, porque parece que ahora es malo ser grande. Entonces, los chicos se pusieron en complementariedad superior. Y en algún momento los chicos tienen que estar en complementariedad inferior con sus papás, sus profesores, siempre desde el respeto, desde una crianza respetuosa, pero con límites. Nos pusimos nosotros abajo", explicó.
Y agregó: "No es autoritarismo, es explicarle por qué no se puede hacer tal o cual cosa. Las normas se han hecho para cambiarlas, no para saltarlas. Si una norma es injusta, se plantea el cambio de esa norma, lo que no puede hacer es saltarla".
Disciplina y diálogo
"Acá el problema grave es que no hay consecuencia de los actos, no hay toma de conciencia de que cada acto tiene una consecuencia", resaltó Caballero.
Si bien la especialista expresó que es natural defender a un hijo, pidió evitar naturalizar los hechos de violencia y reforzó la idea de poner límites. Según explicó, "desamparamos tanto a los chicos" que llegaron a creer que si tienen ganas de hacer algo lo van a hacer.
Pero necesitan un adulto que ponga límites. Resulta imprescindible que los jóvenes entiendan que cada una de las acciones que uno hace en la vida, sea buena o mala, tiene sus consecuencias. Porque eso es crecer.
"Los adolescentes precisan un adulto que les diga hasta acá. Pero hoy en día no queremos ser adultos. Nos planteamos cómo le vamos a decir a nuestros hijos que no, porque se van a enojar con nosotros. Creo profundamente en un límite claro y amoroso, no en la mano dura", concluyó.



