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"Carta pública" del abogado Varela Álvarez: deja al MEDH para defender a Aguirre

El abogado Carlos Varela Álvarez comunicó esta mañana que renunció a ser querellante del Movimiento Ecumenico de Derechos Humanos (MEDH) en los juicios de lesa humanidad porque aceptó defender al exdocente universitario y dirigente del peronismo mendocino Mauro Aguirre, acusado de abuso sexual en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo. Aquí, la carta en la que ofrece sus explicaciones.

jueves, 23 de mayo de 2019 · 13:51 hs

A continuación, reproducimos íntegra la carta del abogado Carlos Varela Álvarez, tras dejar en la mesa de entradas de tribunales su renuncia a continuar patrocinando al Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos, que consideró "inaceptable" que a la vez defienda al dirigente peronista Mauro Aguirre, acusado de abusos sexuales:

Estas líneas estaban pensadas más que nada para mi familia y afectos pero las quiero hacer públicas, en todo caso para que quien quiera saque sus conclusiones sobre cómo somos hoy en los albores del siglo XXI.

Bajo ningún punto de vista pretendo victimizarme o despertar solidaridades sino simplemente que los hechos y las acciones queden desnudos ante los ojos del probable lector.

En una reunión de los Organismos de Derechos Humanos de Mendoza se abordó mi situación como abogado patrocinante de la querella en representación del Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos (MEDH) ante los Juicios de Lesa Humanidad en la Justicia Federal y a su vez como abogado del Profesor Mauro Aguirre y demás personas acusadas de presuntos abusos sexuales sobre estudiantes que concurrían a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNC.

Es decir los organismos de derechos humanos, consideraron que no puedo seguir representando al MEDH si soy abogado de Mauro Aguirre. Eso es incompatible para ellos.

Por eso he presentado mi renuncia al poder conferido por esa institución para dejar de representarlos en la Justicia Federal en esos procesos judiciales.

¿Duele? Claro que sí, es un lugar extraordinario desde la Querella para ser testigo privilegiado de todos los mecanismos de torturas, desapariciones, secuestros, logística de inteligencia, etc que se utilizó en la dictadura cívica militar y para darle una oportunidad a las víctimas de ser oídas, reparadas y el honor de acompañarlas.

Por eso me interesa detenerme en dos aspectos de esta situación. La primera, sobre la matriz única con la que se denuncian los casos de abusos sexuales, en el caso de Mendoza, por ejemplo desde el caso de los rugbiers en adelante.

El método ha sido la exposición pública del acusado, la filtración de sus nombres y caras, la señalación de sus trabajos, la descripción de los hechos que interesan y la divulgación de la denuncia judicial donde la persona acusada va escaldada en imagen y derechos a un proceso ya definido.

Esto además en nombre del garantismo y los derechos humanos, por supuesto sepultando el principio de inocencia y el derecho al juicio justo.

Este fascismo, no tiene otro nombre, se ha apoderado de la buena causa que es la defensa de los derechos humanos, niega los mismos al que considera su enemigo y como tal esconde odio, revanchismo, resentimiento y otros aspectos propios de la Divina Comedia.

En síntesis sólo usan ropa prestada del armario donde cambian sus disfraces.

En la mañana se declaran progresistas, defienden los derechos humanos, y se alientan diciendo; soy verde furioso, estoy contra la pena de muerte y el aborto, denuncio la pobreza y todo el problema es la ausencia de educación y los pobres son las víctimas de un sistema económico genocida, por supuesto la cárcel no sirve, hay que cerrarlas, no hay penas sino conflicto social y mucho menos penas perpetuas, y el pensamiento es libre absoluto.

En la tarde son punitivistas, los abusadores hay que escracharlos, merecen penas perpetuas, hay que condenarlos mediáticamente, sin juicio, y si es posible quemarlos socialmente como lo hizo la Inquisición.

Ahora también ese método apunta al derecho de defensa. Es selectivo por cierto. No se pide la renuncia de los abogados que defienden a personas acusadas de corrupción, denunciadas de graves daños sociales, como a la ex presidenta Cristina Kirchner con 11 pedidos de procesamientos, o a los abogados de Lázaro Báez y Julio de Vido. Tampoco a los que defienden a al ex General Milani acusado de delitos de lesa humanidad, ni mucho menos a los defensores de Hebe Bonafini y los hermanos Shocklender, acusados de delitos en materia de programas sociales, sin dejar de pensar cuanto daño hizo a la lucha por los derechos humanos esa sociedad.

Mucho menos a los abogados de Milagro Sala en Jujuy. La excusa es que todos esos procesos son amañados, tramposos y persecutorios. Mi pregunta es ¿ y con el método que usan para los acusados de abusos sexuales que tipo de procesos les brindan a ellos?. No quieren juicios justos ni quieren el derecho defensa ni creen en el principio de inocencia.

¿Se puede vivir así? Por supuesto. Es la coherencia perfecta. A los que considero que piensan como yo, les aseguro todos los derechos sin discutir y hagan lo que hagan están justificadas y a los que considero culpables, la quita de todos los rasgos de justicia; que los echen de su trabajo, barrio, sólo castigo y paredón, para eso soy progresista. ¿ el juicio y la prueba y la sentencia? Caprichos de artistas.

¿Puedo defender personas acusadas de estafas, narcos, vendedores de pericias, banqueros malos, asesinos y hablar y pertenecer a los grupos de derechos humanos? Si.

¿Puedo defender a una persona acusada de un abuso sexual o violación? No, es contrario al colectivo, al color único, a la imagen, a los principios.

Este fascismo es ciego a cualquier otra idea que no sea la propia, arbitrario, mezquino, de pasos cortos y por supuesto sectario.

Es a lo que desde nuestra derecha sucedió con el macartismo.

Es el siglo XXI el de la muerte de las ideas, la posverdad, las noticias falsas, la despedida de la democracia y de los consensos.

Es el mundo de Trump y Bolsonaro, que acecha las acequias de la república y de la que beben también los hacedores de este fascismo militante que en nombre buenas causas y luchas legítimas, ahoga el derecho, sus principios y mata la justicia.

Soy mi inventario personal, por cierto con aciertos y errores, el primer abogado particular de haber litigado y ganado ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, como ante los mecanismos de Naciones Unidas, al haberme desempeñado en casos como Garrido-Baigorria, Paulo Guardati, Roberto Castañeda, Mario Gómez Yardez, Oscar Gorigoitía, Angel Falanga, Raghda Habbal, los hermanos banqueros de Uruguay Peirano Basso por sus distintos derechos vulnerados como por las cárceles de Mendoza por sus condiciones de detención así como haber representado a la familia de Sebastián Bordón asesinado por la policía en San Rafael.

Funde Amnesty International Argentina junto a mi compañera y otras personas y dirigí el primer Centro de Derechos Humanos en una Universidad Nacional, la UNC, donde vinieron y disertaron personas tan disimiles como Verbitsky, Tomás Abraham, Enrique Dusserl, Pérez Esquivel, Graciela Fernández Meijide o Victor De Gennaro, entre tantos otros.

He hecho defensa pública y privada de abogados y periodistas cuando se los ha denunciado o amenazado o insultado sin pensar si son amigos o adversarios.

Ese listado público por supuesto incluye los casos locales de vario pinto tipo de personas acusadas de distintos denuncias o querellante en otras. Fui el abogado de la familia de Marita Verón y represento a las religiosas Kumiko Kosaka y Asunción Martinez en el caso Próvolo. He defendido a los militantes de la Tupac Amaru, como a ex funcionarios radicales como Alejandro Gallego y Enrique Vaquié o a Alberto Flamarique. Impulsé procesos e investigaciones contra ex funcionarios como Luis Lobos y Matías Roby

He representado a Alfredo Cornejo y a Daniel Aguilera de la hinchada de Godoy Cruz en sus respectivas denuncias. Fui al abogado de Al Kassar y de personal jerárquico de empresas como Cartellone o Pescarmona o abogado de sindicatos locales y otras muchas personas físicas o jurídicas que me consultan su problema ya sea como denunciante o denunciado. Así la lista es larga en el tiempo de ejercicio de la profesión como abogado penalista.

Muchos de esos casos lo hice en compañía de varios abogados. Ninguno sufrió o sufre el ataque como el que se hace sobre mi persona. ¿Es la vida del abogado penalista o es triunfo de este método de escrache sin ningún tipo de límites? ¿Quién es el dueño de la ética en discusión?.

Cuando asumí la defensa de las religiosas renuncie en simultáneo a la asociación Xumek de la que formaba parte y cuando se me contrató para la defensa de Mauro Aguirre, informé de ello a la abogada de las denunciantes, a los fines de saber si eso podría traer inconvenientes precisamente en el juicio de Lesa Humanidad donde litigamos juntos. No hubo por parte de la Dra Viviana Beigel reclamo alguno, como debe ser. Sin embargo la ira y el fanatismo pudieron más que la razón.

Hoy como ayer, aprendí que es el tiempo de alzar mi voz contra cualquier fascismo que nos convoque, aunque sea en la soledad del desierto, la afonía de muchos y la mirada al piso. De lo contrario seré como los mismos que permitieron que se llevaran a miles de personas de sus trabajos o casos en tiempos de dictadura, no soy socio del miedo y el silencio.

La construcción de una democracia amplia bien vale una batalla y la defensa judicial de una persona con viento en contra es un desafío a ser fiel a mi único mandato; ser abogado hasta el final y que los derechos humanos naveguen sin censores, guardianes, tutores o dueños.

No soy uno menos, soy sólo uno más que no se rinde ni se calla.

Carlos Varela Alvarez

Abogado.