Está detenido

Las terribles amenazas de un jefe narco a sus vecinos

Sergio Arrascaeta está sospechado de narcomenudeo y de reclutar "soldaditos" para que trabajen para él. Fue detenido gracias a sus vecinos.

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MDZ Policiales sábado, 26 de junio de 2021 · 10:47 hs
Las terribles amenazas de un jefe narco a sus vecinos
El rengo fue detenido gracias a la denuncia de los vecinos. Foto: Noficcion web

Un joven señalado como jefe narco tenía en vilo a todo un barrio en Morón, Buenos Aires. Los vecinos, cansados de la impunidad, hicieron la denuncia y lograron que lo detuvieran.

Sergio Daniel Arrascaeta, alias el Rengo, está sospechado de dedicarse al narcomenudeo y de por lo menos cuatro ataques a balazos contra habitantes del barrio. Dentro de sus "actividades" se encontraba la de reclutar a menores para que trabajen como “soldaditos”.

Uno de los ataques que le adjudican a la banda comandada por Arrascaeta ocurrió el 6 de abril pasado. Una niña, de seis años, fue herida de un balazo en el hombro cuando estaba en la casa de su abuelo, situada en el barrio Roma II. Dos “soldaditos” del jefe narco, dispararon una ráfaga de ametralladora contra dos viviendas situadas en la calle Poeta Risso. La niña salvó su vida de milagro.

Según fuentes de la investigación, dicho ataque fue una venganza perpetrada contra otro narco que intentaba disputarle el territorio para vender droga.

El 23 de septiembre pasado el hermano menor de Arrascaeta discutió con una vecina que le exigió que terminaran con la venta de drogas. El joven le disparó a la mujer, pero el balazo pegó en el piso e hirió en una mano al mismo agresor que estaba frente a la casa de la vecina. Fue entonces que Arrascaeta descendió de un auto con una ametralladora y le dijo a la vecina. “Te voy a matar. Esto no va a terminar así, los voy a matar a todos”. 

Otro de los ataques ocurrió el 28 de junio de 2020. Minutos después de las 7, al advertir que la dueña de la casa situada en Lerma al 500, de Villa Tesei estaba en la casa y lo observaba a través de la persiana de la habitación de la planta alta de la propiedad, comenzó a amenazar a los gritos a Verónica y Thiago, los dueños de la vivienda.

El narcotraficante recurría a los ataques con ametralladoras y pistolas para amedrentar a los vecinos que lo denunciaban y para agredir a los excómplices que lo traicionaban.

Así, a fuerza de balas y sangre, Arrascaeta marcaba su poder en el barrio para poder desarrollar su actividad de venta de drogas. Para su tranquilidad y seguridad de los compradores de cocaína armó un ejército de “soldaditos” que hacían reparto de droga a domicilio y alertaban sobre la presencia de eventuales competidores, según publican medios nacionales.

 

 

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