Caso Aliaga: ¿En qué ambientes se movía el quinto imputado?

Washington Yamil Rosales fue detenido días atrás, sospechado de participar en la desaparición y asesinato del empresario Diego Aliaga. Se trata del quinto imputado en la causa que investiga el secuestro extorsivo del empresario, y se sabe que largó información a cambio de acceder a una rebaja en la condena, mientras aspira a deslindarse del homicidio. Pero, ¿qué otras cosas hacía? ¿Por dónde se manejaba y qué contactos tenía?

Un primer repaso por los archivos revela que estaba registrado en AFIP bajo el rubro "transporte". Eso refuerza la hipótesis de que trabajaba junto a la familia imputada, ya que Diego Barrera, Bibiana Sacolle y los hijos de la mujer -Gastón y Lucas Curi- se dedicaban a ese ramo y manejaban la empresa "Solcito". 

No era, sin embargo, el único kiosco de Rosales. Según comentó una fuente de la causa a MDZ, parece que el muchacho era empleado de una empresa de limpieza que opera -por tercerización- en algunas dependencias oficiales, más precisamente la AFIP y la Justicia Federal.

Se cree que era una especie de "patovica" y que trabajaba en algunas dependencias oficiales

Se cree que también era una especie de "patovica" de los hijos de Barrera. Quizá sus contactos con un sector de la barra del Club Deportivo Maipú contribuyeron a definir ese perfil. En efecto, trascendió que cuando Aliaga ya estaba muerto los Curi lo llamaron a él para que ayudara a deshacerse del cadáver. 

A ello -siempre según la fuente- le habría sumado participaciones para una empresa de seguridad que comienza con "B".

¿Qué hizo?

Según la investigación que lleva adelante el fiscal federal Fernando Alcaraz, el secuestro de Aliaga se habría realizado con la colaboración de "al menos cinco personas". En los registros de las cámaras, de hecho, hay momentos en los que no se distingue con certeza quién es quién. 

Lo que sí estaría confirmado -por la triangulación en las antenas telefónicas- es que Rosales estuvo en las inmediaciones del garaje de la calle Jujuy (Cuarta Sección), de donde se cree que salió el cadáver de Aliaga a bordo de una combi anaranjada o un Renault Fluence. Un llamado de uno de los hijos de Barrera y Sacolle parece haberle pedido colaboración en ese sentido.

Luego, la hipótesis es que Rosales ayudó cargando y enterrando el cuerpo. De otra forma es difícil explicar cómo señaló con tanta certeza el sitio en que estaba Aliaga, más de 10 kilómetros tierra adentro y por un camino vecinal. 

El caso 

El 28 de julio, Diego Barrera y su "socio" Diego Aliaga quedaron en encontrarse en Bandera de Los Andes 9846 (Rodeo de la Cruz, Guaymallén), donde habían planeado montar una clínica para personas discapacitadas.

Desde temprano pasaban cosas en ese enorme predio. A las 7 llegó Barrera. A las 8:22, las cámaras tomaron a dos sujetos que se arrimaron a la vereda, revisaron los alrededores y regresaron adentro: como controlando el entorno. Llegaron más vehículos. Y entre las 8:36 y las 8:42, ingresó una combi Mercedes Benz Sprinter de color anaranjado que será una clave.

Aliaga se presentó en la cita a eso de las 9.50. Entró, pero nunca se lo vio salir. Lo que sí salió es la combi anaranjada donde -según la hipótesis de la fiscalía- puede haber estado Aliaga, ya reducido por sus secuestradores.

Ese vehículo atravesó Guaymallén y se metió en la Cuarta por la Rotonda del Avión, ocultándose en un garaje ubicado sobre calle Jujuy al 840 (Cuarta Sección, Ciudad). Es el espacio donde se guardaban los rodados de la empresa "Solcito", que es administrada por Barrera y su familia.

Es probable que Aliaga haya permanecido encerrado allí. Sea como fuere, el 30 de julio a las 12.56, mientras Gonzalo -el hermano de Aliaga- estaba haciendo la denuncia por la desaparición, alguien se comunicó con él por teléfono y con "una voz que parecía fingida" le exigió un millón de dólares a cambio de la liberación del empresario.

Por alguna razón no volvieron a llamarlo. Aliaga fue asesinado y trasladado al campo Lavallino, hasta donde llegaron el jueves los efectivos policiales y representantes de la Justicia Federal. La causa está en manos del juez Marcelo Garnica.

• Investigación: Jorge Caloiro - Facundo García.
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