Perpetua para el "Mojo" por matar a un joven con una tumbera en plena calle

Felipe Carrizo (23) trabajaba como albañil y vivía con su familia. El 5 de febrero de este año tuvo una discusión con un sujeto con el que se llevaba muy mal, Rodrigo "el Mojo" Zúñiga (23). Según testigos, Felipe le grito "Mojo olor a pata", a lo que el aludido respondió yendo a buscar un arma tumbera: alrededor de las 11 volvió en moto junto con un amigo y sorprendió a la víctima por la espalda, mientras iba caminando por la calle Sarmiento de Guaymallén. Por ese hecho, el acusado recibió este jueves la pena de prisión perpetua, luego de que un jurado popular lo encontrara culpable de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y alevosía.
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La alevosía significa que el agresor actuó a sabiendas de que Felipe no podía defenderse. En los alegatos, el jefe de Fiscales de Homicidios, Fernando Guzzo, señaló que durante el proceso se escuchó a 19 testimonios, "más el video que muestra la ejecución del hecho", lo que para él dejó clara la culpabilidad de Zúñiga.
En contrapunto, el doctor Pablo Ramón Rotondi, el defensor de "Mojo", lamentó que Zúñiga no haya tenido "una representación jurídica adecuada" antes de su intervención (la de Rotondi). Cuestionó, asimismo, el uso de los videos como prueba, "porque hasta que no exista un sistema de reconocimiento facial no podremos certificar la identidad de las personas que aparecen".
La postura de Guzzo, así como la de la fiscal que llevó adelante la causa, Claudia Ríos, y la abogada querellante Claudia Vélez es muy diferente a la de la defensa. Para ellos, el hecho de que no se cuente con sistemas biométricos de reconocimiento facial no impide que el video, sumado al aporte de varios testigos, pueda servir para reforzar la tesis de que el asesino fue el "Mojo".
El jurado parece haberse inclinado por esta opción, y así lo expresó. Ahora el "Mojo" pasará una larga temporada a la sombra, en sintonía con lo que establece el artículo 80 inciso 2 del Código Penal.
El veredicto representa la vuelta de los juicios por jurados tras el parate al que obligó la pandemia, y en breve se espera que comiencen otros. Entre ellos, el del caso Carleti en Valle de Uco y el del doble asesinato por el que se acusa al israelí Gil Pereg.
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