Los primeros signos de la diabetes: cómo reconocer las señales que el cuerpo envía antes del diagnóstico
Sed intensa, orinar seguido, fatiga y cambios de peso pueden alertar diabetes temprana. Detectarlos a tiempo evita daños y mejora la calidad de vida.
El diagnóstico no es una sentencia: es una oportunidad de reorganizar hábitos con acompañamiento.
Archivo.La diabetes avanza de manera silenciosa, pero no tanto como se cree. El cuerpo habla antes de que le hagan un análisis de sangre. El problema es que esas señales suelen confundirse con estrés, calor, cansancio o “una mala semana”. Ignorarlas retrasa su diagnóstico y derivar en complicaciones que afectan la visión, los riñones, el sistema nervioso y el corazón.
En la Argentina, según International Diabetes Federation, se estima que más de 4 millones de adultos conviven con diabetes y que cerca de 1 de cada 3 personas no sabe que la tiene. El punto crítico es que, cuando los síntomas se vuelven evidentes, muchas veces la enfermedad ya lleva tiempo afectando el organismo.
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Los primeros avisos pueden ser sutiles
Sed intensa que no se calma, necesidad de orinar muchas veces, visión borrosa temporal, fatiga constante, hambre exagerada o cambios de peso sin explicación. No se trata de señales “menores”: son mecanismos de defensa del cuerpo frente a niveles de glucosa elevados.
Cuando los síntomas se vuelven evidentes, muchas veces la enfermedad ya lleva tiempo afectando el organismo.
A esto se suma que los estilos de vida actuales —comidas rápidas, largas horas sentado, estrés sostenido y poco descanso— favorecen la aparición de la enfermedad. La rutina moderna muchas veces deja poco lugar para registrar cómo se siente el cuerpo y qué señales está enviando. Escuchar esos avisos requiere un cambio cultural: poner la salud propia como prioridad antes que la productividad o la inercia diaria.
Es importante desarmar un mito frecuente
La idea de que solo las personas con “sobrepeso” pueden desarrollar diabetes. La diabetes tipo 2 puede aparecer en personas con distintos tipos de cuerpo, y la diabetes tipo 1 no está relacionada con la alimentación o los hábitos. Por eso, reducir el tema únicamente al peso corporal no solo es impreciso, sino que puede retrasar el diagnóstico.
La gente suele creer que si puede seguir con su día, entonces está todo bien. Pero el cuerpo puede compensar durante mucho tiempo antes de mostrar daño. Por eso escuchar estas señales es fundamental. No se trata de generar alarma, sino de promover conciencia. Consultar a tiempo puede evitar complicaciones muy serias.
Consultar a tiempo puede evitar complicaciones muy serias con la diabetes.
En la práctica clínica, gran parte de los diagnósticos se dan cuando la persona llega por otro motivo de consulta o tras años de síntomas minimizados. Muchas veces no es falta de interés, sino desconocimiento: nadie nos enseñó a leer señales fisiológicas básicas como la sed, el cansancio o la alteración del sueño. Por eso, el rol del acompañamiento profesional es también educativo: ayudar a reconocer el lenguaje del cuerpo y actuar antes de que la enfermedad avance.
El acompañamiento nutricional y emocional también juega un rol clave. El diagnóstico no es una sentencia: es una oportunidad de reorganizar hábitos con acompañamiento. No se trata solo de ‘comer bien’, sino de aprender a leer el propio cuerpo, entender qué alimentos y rutinas lo ayudan y cuáles lo desestabilizan.
Detectar la diabetes de forma temprana cambia el pronóstico
Permite evitar daños irreversibles, reduce el riesgo de internaciones y mejora significativamente la calidad de vida. Los controles de glucemia son simples, accesibles y rápidos. La consulta profesional temprana no solo salva vidas: previene sufrimiento.
* Dra Ma. Julieta Godoy Asis. Médica Generalista de familia y diplomada en diabetes de Boreal Salud (MP 7960)



