Los Ojos del Abismo: el terror y la memoria llegan al cine argentino con una apuesta arriesgada
Una mirada precisa sobre el cine de terror, Daniel de la Vega presenta una obra que mezcla historia argentina, trauma y tensión física en un relato inquietante.
Los ojos del abismo estrenó este juves en los cines de la Argentina.
PrensaTras un destacado recorrido internacional, Los Ojos del Abismo llegó finalmente a los cines argentinos bajo la mirada de Daniel de la Vega, quien convierte el terror histórico en una experiencia física y emocional. Su película, premiada en múltiples festivales, irrumpe como una de las obras más potentes del cine de género nacional.
Los Ojos del Abismo aterrizó en la cartelera local este jueves, impulsada por el respaldo de 3C Films Group y por un recorrido arrasador en festivales internacionales. El film obtuvo distinciones clave: Mejor Producción (APIMA), Mejor Guión (Argentores), Mejor Película en Fantlatam, Mejor Actriz para Verónica Intile y una Mención Especial del Jurado a la dirección de Daniel de la Vega en el Buenos Aires Rojo Sangre.
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Su presencia también brilló en certámenes de España y Colombia, consolidando el reconocimiento internacional del proyecto. Ambientada en plena Guerra de Malvinas, la película se sumerge en el horror del Atlántico Sur: una enfermera despierta en un buque repleto de cuerpos, sin memoria y sin explicación. Soldados británicos irrumpen en el navío, comienza una lucha desesperada por sobrevivir, pero el verdadero espanto está más allá de la guerra: algo oscuro la espera en las sombras del barco. El film convierte la confusión, el trauma y la memoria fragmentada en un viaje sensorial que no da respiro.
La arriesgada propuesta para el cine argentino
Entre los elementos más sorprendentes de la película aparece Pampa, la perra que no solo actúa: interpreta. Durante semanas ensayó con Verónica Intile hasta construir un vínculo real, casi ritual, que después se traduce en pantalla con una naturalidad conmovedora. En las escenas de riesgo toma su lugar “La China”, su doble canina, completando un insólito dúo actoral de cuatro patas. El personaje que ambas encarnan lleva el nombre Napoleón Wilson, homenaje personal de Daniel de la Vega a su propia mascota. Este gesto íntimo y esa presencia animal cargada de verdad aportan una ternura improbable en un paisaje narrativo que parece estar siempre al borde del colapso.
Para De la Vega, el cine de género argentino atraviesa un momento de maduración: ya no se limita a reproducir fórmulas, sino que se atreve a explorar heridas, traumas y zonas silenciadas de la historia nacional. Los Ojos del Abismo se inscribe en esa corriente, conjugando lo fantástico con lo histórico y utilizando el terror como vehículo para hablar de nuestra propia oscuridad, de los ecos de una guerra que aún no termina de cicatrizar. Hacer la película fue, en sí mismo, un acto de resistencia. El proyecto comenzó a escribirse en 2009 y atravesó 17 versiones de guion. Se enfrentó a recortes, abandono institucional y un contexto donde incluso el INCAA estuvo amenazado. Conseguir las locaciones fue un desafío de años hasta que “Prefectura Naval Argentina” abrió sus puertas para brindar dos embarcaciones esenciales. También colaboró “La División Perros”, que permitió sumar el componente canino que hoy es clave para la historia.
El rodaje en barcos presentó complejidades físicas: espacios mínimos, coreografías de combate, efectos especiales, agua, metal y una producción ajustada. De la Vega destaca que lo que sostuvo la película no fue el presupuesto, sino un equipo humano que trabajó con entrega absoluta y convicción artística. El objetivo: estar a la altura de un público argentino con una vara alta, acostumbrado a grandes producciones globales. La interpretación de Verónica Intile sostiene la película con una potencia emocional admirable. Su preparación incluyó visitas al barco real, investigaciones sobre las enfermeras de Malvinas y semanas de ensayos físicos, con perros, coreografías de combate y la construcción del arco emocional del personaje. Durante el rodaje, incluso atravesó dolores físicos que terminaron aportando vulnerabilidad real a su interpretación. Su heroína no es un cuerpo esculpido, sino una mujer quebrada que lucha por sobrevivir. Esa humanidad la vuelve inolvidable. Intile ha destacado la libertad creativa que De la Vega le brindó: un diálogo constante, reescrituras sobre la marcha, ajustes dramáticos y un trabajo conjunto donde la actriz pudo apropiarse del relato. Uno de los cambios clave ocurrió en el desenlace, cuando ambos decidieron modificar la escena final para potenciar la fuerza narrativa del cierre.
La película propone un abordaje no partidario de la Guerra de Malvinas, lo que le da un peso documental y humano que trasciende el género. Habla del miedo, del dolor, de la memoria y de las zonas ciegas de un país que todavía debate cómo narrar su propia historia. Y lo hace con una dosis de acción y suspenso pocas veces vista en el cine argentino. El espíritu de Los Ojos del Abismo se resume, tal vez, en su encuentro con el público durante el Festival Buenos Aires Rojo Sangre, donde la ovación reveló lo que la película realmente había logrado: una conexión visceral. Allí, cuenta el director, descubrió qué película había hecho: Una película que él también querría ver.
La película no solo fue dirigida por Daniel de la Vega también coescribió con Luciano Saracino y Gonzalo Ventura. La misma cuenta con las actuaciones de Verónica Intile, Carolina Alfonsín, Kevin Schiele, Raymond Lee, Cristian Mariani, Pablo Turturiello, Gustavo Pardi, Pedro Rissi, Ezequiel Gelbaum, Guido Botta, Facundo Aquinos, Heriberto Ruiz, Ignacio Solari, Salvador Oliva y Luis Tancredi. Completan el equipo técnico el director de fotografía Facundo Nuble, la música de Luciano Onetti, la dirección de arte de Juan Valle, el vestuario de Nicole Domínguez, el maquillaje de Elizabeth Gora, el maquillaje FX de Constanza Pugliese, el sonido de Germán Suracce y los efectos de Franco Burattini.
El film podrá verse en el Cine Gaumont, Cinemark Hoyts Unicenter y Quilmes, Cine Multiplex Lavalle, Cinépolis Avellaneda y Pilar, San Martín de La Plata, Dino Córdoba Ruta 20, Cine Rex de La Banda y Nuevo Rex de Termas de Río Hondo. Una invitación a sumergirse —sin salvavidas— en una historia que encuentra su verdad en lo más profundo del océano y la memoria.



