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La hija de Paul Hobbs lanza su primer vino con expertise del padre

Decir Malbec es decir Paul Hobbs, consultor de vinos global que impulsó el varietal desde Agrelo cuando nadie apostaba. Su hija Agustina debuta en Napa Valley.

Padre e hija celebran la salida del primer vino bajo supervisión de Agustina Hobbs. El consultor mundial comienza a legar sus talentos.

Padre e hija celebran la salida del primer vino bajo supervisión de Agustina Hobbs. El consultor mundial comienza a legar sus talentos.

Paul Hobbs es uno de los tres mejores consultores del mundo del vino con destacada experiencia en Mendoza, con Viña Cobos en Agrelo como un formidable laboratorio de grandes vinos. Su hija Agustina, nacida en California pero criada en los viñedos de Agrelo, donde además de jugar entre las vides, aprendió a cosechar y a recibir una educación envidiable en vitivinicultura, ahora es parte de la nueva fase de su familia dentro de la industria global.

Diremos por ahora que Paul Hobbs reinventó el malbec en varias facetas. Como enólogo, visionario (una de sus aptitudes más valoradas en el mundo), como consultor y, desde luego, como productor y bodeguero en Viña Cobos. Luego se explicará por qué llamarlo el padre del malbec no es ninguna manía adulatoria y nos hará pensar en cierta ingratitud para con los pioneros en Mendoza.

Mientras, alcanza con decir que desde 1962 hasta mediados de los años 80, momento en el cual Hobbs avistó los valles mendocinos por vez primera, el cultivo de malbec había decrecido un 80 por ciento. El amigo americano luchó contra todas las opiniones de la industria mendocina y argentina del momento. Hasta que por su insistencia quedó a cargo de una antigua viña en Lunlunta. Sería un momento fundante. Y poco valorado, incluso hasta nuestros días.

agustina hobbs argentina
Agustina Hobbs en sus días felices en Agrelo. Allí aprendió el ABC de la industria.

Agustina Hobbs en sus días felices en Agrelo. Allí aprendió el ABC de la industria.

Agustina Hobbs vinos

La familia Hobbs presenta en estas semanas el último eslabón de una cadena de generaciones emparentadas con el vino. Se trata del rótulo ALH, una colaboración entre padre e hija uniendo la pasión por elaborar vinos excepcionales. Agustina sabe del reto al que se ha expuesto.

Y dice: "Esto es mucho más que continuar nuestra tradición familiar. Tratamos de reinventarla". Al tiempo que añade que en este debut con ALH "es donde puedo expresar mi visión vitivinícola manteniéndome fie a la artesanía, los valores y el legado que me formaron". Está feliz. Y no es para menos: "Me entusiasma compartir este vino con quienes valoran la autenticidad, la calidad, el equilibrio y una visión innovadora del cabernet sauvignon", desliza.

Nació en California (en Healdsburg), creció en Mendoza, embotelló vinos en Agrelo a los 15 años, luego estudió enología de modo formal en la Universidad de Cornell, cosechó también en viñedos de Francia y para completar el círculo, Agustina Hobbs hizo experiencia práctica en elaboración y comercialización vinícola en su paso por Hong Kong y Japón. En este capítulo sobresale su trabajo junto a Debra Meiburg, la primera Master of Wine de Asia.

En los últimos 7 años ella ha posado su existencia en New York City, ligada al mundo de los vinos en el sector de ventas.

agustina hobbs alh

AHL Cabernet Sauvignon

El flamante vino es producido con uvas de parcelas de los viñedos familiares en Napa Valley. Aquella finca que en 2012 compró Paul Hobbs se llama Nathan Coombs. Debe señalarse que no es un nombre y apellido cualquiera. Coombs es además de fundador de Napa Valley como región vitivinícola, un pionero del Partido Demócrata de California llegando a ser uno de los primeros representantes legislativos de Estados Unidos, en 1855.

La finca donde se elabora el AHL Cabernet Sauvignon, terroir en el cual Paul Hobbs consiguió uno de sus vinos de 100 puntos (tiene una decena de ellos con el máximo puntuaje del mundo), destaca por sus suelos volcánicos, un clima más fresco que el dominante en la región y por obtenerse allí un Cabernet de gran estructura, frescura y elegancia.

Para Agustina Hobbs, AHL funciona como homenaje y declaración personal en su visión de prácticas de viñedos sustentables y mínima intervención. Pretende vinos de pureza, precisión con reinvención del terroir. Y ha declarado que este lanzamiento es su máximo desafío hasta el momento en la industria, al tiempo que la mayor oportunidad de su vida. Busca dejar su huella en el competitivo microcosmos de Napa Valley.

Paul hobbs wines

Por su nivel de experiencia resulta todo un ida y vuelta producir vinos con una hija. Aunque todo suceda en armonía las reglas están claras entre ambos. Paul afirma que intenta no intervenir en las grandes decisiones que han llevado a la elaboración del cabernet ALH. Agustina sostiene que consulta a su progenitor solamente "si tengo preguntas", por lo que se desprende que ella es la que porta el estandarte. "Me animo a tomar mis propias decisiones", afirma.

Y Agustina Hobbs resume sus intenciones: "Me gusta pensar en este vino como un nuevo estilo de Cabernet Sauvignon de Napa Valley: fresco, brillante, elegante, pero con potencial de guarda".

Las uvas de ALH pertenecen a dos parcelas dentro de un terreno ondulado con diferentes bloques de suelos y pendientes variables. Esta porción de tierras fue un regalo del padre a su hija.

"Quería crear una selección especial para Agustina, propia, para que ella pudiera ser creativa desde una perspectiva vitivinícola y vinícola", explica Paul.

Han sido 3 años de trabajo sostenido, envuelto en una discreción cómplice. Esto incluye la cosecha de uvas en 2022, la fermentacion y crianza del vino durante 18 meses y la finalización del ensamblaje.

Así es como la niña bonita de la familia de vinos Hobbs ya está en el mercado. Nada mal para una mujer que tiene entre sus primeros recuerdos, a los 4 años, caminar de la mano de su padre por los viñedos mendocinos de Agrelo.

Dicen que dos años después y estando ambos en la bodega, ella cayó accidentalmente en una barrica con uvas recién cosechadas. Su padre, al recogerla muy rápidamente, observó la mirada de Agustina: la pequeña mostraba una gran sonrisa mientras lamía el jugo de uva en sus labios y dedos.

Agustina Hobbs vinos

Hacedores de vinos

En 1988 Paul Hobbs llegó a Mendoza desde Chile, por vía terrestre. El dato sobre el viaje no es menor, ya que el experto enológico pudo apreciar la caída de la cordillera hacia el este con detalle y admiración ante el paisaje y sus características. Fue amor a primera vista. No solamente por lo que existía, sino por lo que se podía llegar a realizar en estos suelos.

Hace un año, declaró sobre este hecho a la revista Forbes en su versión norteamericana: "Me sentí obligado a detener el coche, recorrer el lugar y admirar la calidad del suelo y la alta densidad de la plantación de vides. Inlcluso con los anticuados métodos de riego y espaldera de aquel entonces, las vides prosperaban".

Lo cierto es que Hobbs se quedó en Mendoza, pese a que ya era una estrella mundial en ascenso por su trabajo con Robert Mondavi y Mouton Rothschild. Aquí trascendería por sus labores quirúrgicas en Viña Cobos, en la zona de Agrelo.

Aquel amor franco y directo encontró resistencias entre los más encumbrados productores de vinos de Mendoza. No tomaban en serio los planes de inversión que sugería un agitado Paul Hobbs para refinar el Malbec, un varietal que estaba en franco descenso. Su insistencia fue decisiva: el empresario mendocino Nicolás Catena lo conformó con un viejo viñedo en Lunlunta.

Nadie podría creer que desde allí este varietal se transformara en una insignia del país productivo y en un orgullo de la vitivinicultura de Mendoza. Acaso haya sido el mayor golpe de calidad de la industria a lo largo de su historia.

"Nadie quería elaborar Malbec", recuerda Hobbs, quien insistía porque "tenía curiosidad por la uva y sus posibilidades, en particular con una mejor gestión del dosel en el viñedo y las condiciones sanitarias de la bodega".

Lo cierto es que en 20 años se triplicó la superficie cultivada de Malbec, principalmente en Mendoza. Y se desarrolló a su alrededor una creciente actividad económica, perdurable hasta hoy.

Paul Hobbs

Malbec de Mendoza

El primer Malbec producido por Paul Hobbs en Mendoza se presentó en 1992. Y la casualidad quiso que coincidiera con la visita de un grupo de periodistas norteamericanos que habían llegado al país para degustar... vinos Chardonnay. Cambió la brújula y el Malbec oculto se convirtió allí en la gran sorpresa de los viñedos en el fin del mundo.

Pasó poco tiempo para que Hobbs levantara su propia bodega, Viña Cobos, asociado con los mendocinos Luis Barraud y Andrea Marchiori.

La agricultura de precisión se convirtió en uno de ejes legados por Paul Hobbs para el cultivo de Malbec. Uno de tantos, que conforman una especie de manual de excelencia.

El resto es una historia tan conocida como deslumbrante y siempre a punto de sorprendernos.