Gabriel Mraida: "Pusimos en valor la Ley de los mil días, que había quedado en un segundo plano"
El ministro Gabriel Mraida presentó el PAE, que acompaña cada embarazo vulnerable con consejería, salud, apoyo económico y articulación comunitaria.

Ministro Gabriel Mraida
Agustín Tubio / MDZEl ministro de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires, Gabriel Mraida, presentó el Programa de Acompañamiento en el Embarazo(PAE), reglamentación de la Ley de los Mil Días. La iniciativa busca brindar contención integral a mujeres en situación vulnerable mediante consejería, apoyo psicológico, asistencia económica y articulación con organizaciones sociales y educativas.
Gabriel Mraida es esposo, papá de dos hijas, Paz y Lucía. Es licenciado en Ciencias Políticas, máster en Políticas Públicas, y actualmente ejerce el cargo de Ministro de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Te Podría Interesar
Mirá la entrevista a Gabriel Mraida
-Bienvenido, Gabriel, a MDZ.
-Muchas gracias. Un gusto hablar con vos y con esta audiencia.
-El tema que nos convoca es la reglamentación de la Ley de los Mil Días, una ley que fue sancionada en el año 2020.
-Así es. Para nosotros es una ley a la que se le dio poca difusión. Fue en el medio de la votación en la que se legalizó el aborto y, por supuesto, la resonancia que tuvo ese hecho fue casi absoluta. Entonces, esta otra ley, que para nosotros es muy importante, quizás quedó en un segundo plano. Eso hizo que muchas jurisdicciones la omitieran. En estas últimas semanas, por decisión del jefe de Gobierno, Jorge Macri, pusimos en valor esa ley y diseñamos un protocolo interno para implementarla en todo el sistema de salud. Lo firmó el ministro Fernán Quirós, junto a todo el equipo y la cobertura social —que depende de mí—, y también se trabajó en conjunto con la ministra de Educación, Mercedes Miguel. El protocolo se llama PAE, que es el Programa de Acompañamiento en el Embarazo. La necesidad surgió de manera muy clara apenas iniciamos la gestión. En enero de 2024 se presentó un caso que fue un punto de inflexión: una chica muy joven fue a hacerse un control médico y allí se enteró de que estaba embarazada, pero no de unas pocas semanas, sino de un embarazo avanzado. Imagináte la conmoción: estaba sola, en un contexto de violencia familiar, con una enorme fragilidad económica y emocional. El shock fue tremendo, tanto para ella como para el equipo médico que la atendía. Ahí nos dimos cuenta de que no teníamos las herramientas suficientes para dar respuesta. El sistema podía ofrecerle la atención médica necesaria, pero no existía un dispositivo integral que contuviera la complejidad de esa situación. Esa experiencia nos puso frente a una verdad incómoda: no estábamos preparados, como Estado, para acompañar un embarazo en condiciones de vulnerabilidad extrema. A partir de ese momento nos propusimos diseñar algo nuevo. Entendimos que teníamos que crear un protocolo que no se limitara a lo sanitario, sino que abarcara lo psicológico, lo social, lo económico y lo comunitario. Así nace el PAE, como una respuesta a la evidencia concreta de que había una deuda enorme con las familias más frágiles. Y así empezamos a trabajar en un proceso que nos permitiera contar con más herramientas para acompañar a las mamás, a las familias y al bebé en esos primeros momentos, especialmente cuando surgen dudas o hay situaciones complejas.
-¿Y esas herramientas, cuáles son, concretamente?
-Principalmente, un espacio de escucha y consejería. Que, ante la noticia de un embarazo o durante un chequeo médico, las opciones no sean únicamente médicas, sino que haya una mirada más integral. Esto incluye cobertura médica, por supuesto, pero también acompañamiento psicológico, consejería, eventualmente asistencia económica, y empezar a proyectar opciones educativas o de cuidado infantil, como los centros de primera infancia que tenemos en la Ciudad. La idea es que la mamá o la familia sepa que no va a estar sola, que ese bebé va a contar con el acompañamiento del Gobierno: médico, económico, psicológico y educativo.
-¿Y las consejerías también acompañan a resolver los trámites, por ejemplo?
-Sí. Las consejerías también pueden incluir acompañamiento en la realización de trámites. Primero, ayudar a conocerlos, entender qué se debe hacer, y también vincularse con otras mujeres que estén en situaciones similares. Hay organizaciones de la sociedad civil que tienen espacios comunitarios para embarazadas o mamás con bebés pequeños. Esos espacios de encuentro son muy valiosos, especialmente para quienes transitan un embarazo solas, sin red familiar o comunitaria.
-¿Articularon con estas organizaciones de la sociedad civil?
-Sí, absolutamente. Cuando vimos que necesitábamos más herramientas, convocamos a una mesa de trabajo con las organizaciones. Una de las primeras personas con las que hablé fue Rodrigo Fernández Madero. Le dije: “Mirá, sé que venís trabajando en este tema, ¿por qué no tomamos un café con algunas personas?”. Él trajo a muchas organizaciones que todavía no conocíamos. Al principio nos miraban con cierta desconfianza, como preguntándose qué queríamos. Lo que propusimos fue un espacio sostenido de trabajo. Todas las semanas hay una oficina del Ministerio donde nos reunimos para tratar este tema: analizar las complejidades, definir qué se necesita en términos de cobertura social, salud, educación, y a partir de eso diseñamos el protocolo. Queríamos que fuese realista, que diera respuestas concretas a las mujeres y familias que atraviesan un embarazo con complejidades o dudas. Lo firmamos hace unas semanas con el ministro de Salud, Fernán Quirós, y lo anunciamos en una maternidad de un hospital público de la Ciudad. Estuvieron presentes el jefe de Gobierno, Jorge Macri, la vicejefa de Gobierno y muchas de las organizaciones con las que venimos trabajando.
"Esta Ley salió para ayudar a mujeres con embarazo vulnerable"
-¿Y cómo sigue ahora este proceso?
-Comienzan las primeras capacitaciones para quienes serán los primeros consejeros. Una parte fundamental del proceso es la capacitación y la difusión.
-¿Y en lo concreto, cómo sería para una mamá en situación vulnerable, muy joven, que recién se entera de que está embarazada?
-Lo primero es capacitar al sistema de salud. Muchas veces los médicos tienen que lidiar con temas que exceden su formación. El médico debe ocuparse de la salud de la mamá y del bebé. Pero es importante que sepa que ahora existe un equipo disponible para brindar el acompañamiento psicológico, personal, familiar y económico, que no es responsabilidad médica. Entonces, el primer paso es que todo el sistema de salud sepa que esta herramienta existe. El segundo paso es montar los espacios de consejería. Algunos funcionarán en hospitales, otros en centros de salud, y otros en nuestros Centros Integrales de la Mujer. Estos centros atienden a mujeres con problemáticas de violencia, y ahora también serán espacios de consejería para embarazos complejos.
-¿Ya definieron en qué hospitales funcionará?
-Aún no. Eso se va a definir en función de los lugares donde más mujeres se acercan a hacer sus controles médicos. Queremos que sean espacios cuidados, donde se preserve la información y se respete a las mujeres. Parte de la capacitación incluye identificar estos lugares adecuados.
-Desde lo institucional, ¿por qué el Estado se compromete con este plan? Más allá de que es una ley, ¿cuál es el beneficio para el Estado y para quienes somos contribuyentes?
-Está demostrado, con estudios internacionales, que los primeros mil días de vida son clave para el futuro de una persona: desarrollo económico, laboral, educativo, incluso el desarrollo del lenguaje. Los mil días van desde la concepción hasta poco más de los dos años de vida. En ese tiempo se juega buena parte del futuro. Todo lo que invirtamos en alimentación, salud, educación, cuidados y desarrollo integral tiene un impacto enorme. En particular, la Ciudad de Buenos Aires produce el 20% de la riqueza del país, y eso no es por los recursos naturales, sino por el capital humano. Entonces, invertir en el desarrollo desde el inicio de la vida impacta directamente en el futuro de la Ciudad.
-¿Qué expectativas tienen como funcionarios?
-Esperamos que las familias tengan más opciones. Que casos como el de esta chica que te contaba hoy, si se repiten, cuenten con muchas más herramientas. También es un momento de aprendizaje y se aprende en la implementación. A medida que esto se expanda, esperamos que otros municipios y provincias puedan verse reflejados en la Ciudad de Buenos Aires y aplicar este mismo protocolo en sus territorios. San Miguel, por ejemplo, fue uno de los municipios pioneros. San Isidro también lo está implementando y tiene una política de primera infancia que es ejemplar en el país. Nosotros aprendimos mucho de esas experiencias. Está buenísimo intercambiar. De hecho, me reuní varias veces con el intendente Jaime Méndez y con su equipo desde el comienzo de la gestión. Hay temas en los que siempre es bueno aprender. En su momento, el secretario de Desarrollo Social de la Nación era Pablo de la Torre, que venía trabajando en San Miguel y ahora entiendo que está en San Isidro. Parte del trabajo en conjunto lo hicimos con ellos, por supuesto con una mirada distinta: Buenos Aires es mucho más populosa, mucho más grande.
- Es interesante el planteo, porque pensaba en la extensión de Argentina. En cada provincia hay iniciativas municipales que quizás son diminutas en el contexto general, pero precisamente esto de articular y acercarse a otras ideas, es importante; entendiendo las características de cada política pública permite ajustar lo que se hace en cada territorio.
-Exacto. La Ciudad de Buenos Aires tiene tres millones de personas que viven aquí todos los días, más otras tres millones que entran y salen diariamente para trabajar. Es decir, estamos hablando de una jurisdicción de seis millones de personas durante el día y tres millones por la noche. Esa dimensión exige una mirada específica. Pero por supuesto, siempre es valioso ver qué otras experiencias existen en Argentina y en la región para aprender.
"En los primeros mil días de una persona, se juega parte de su futuro"
-Gabriel, si algún ciudadano de la Ciudad de Buenos Aires quisiera participar del programa o acercarse, ¿de qué manera lo puede hacer?
-Tenemos un número telefónico, que es el 108, con distintas opciones. También pueden contactarnos por redes sociales, tanto las mías personales como las del Ministerio. A veces, eso es más ágil que una línea telefónica. Así que en mis redes o en las del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad se puede dejar un mensaje y sumarse. Estamos empezando a trabajar en las capacitaciones para estas consejerías, así que estamos abiertos a seguir recibiendo propuestas de personas que quieran involucrarse.