Myriam Mitrece: "La familia es ese lugar donde uno puede ser uno mismo"
En una entrevista MDZ, recibimos a la doctora en psicología Myriam Mitrece, quien destaca los valores de la familia como cimiento de una sociedad fuerte.

Myriam Mitrece de Ialorenzi, doctora en Psicología, Master en Ciencias de la Familia, Licenciada y profesora en Psicología y Licenciada y profesora en Ciencias de la Educación.
Agustín Tubio / MDZ.Cuando hablamos de la importancia de la familia en una sociedad, enfocamos hacia la creación de grupos de para el aprendizaje de buenas tradiciones y costumbres. El ambiente de una familia genera un buen impacto en el comportamiento general de sus integrantes. Por otra parte, tener una familia es un derecho universal necesario para el desarrollo de los principios básicos.
Estamos aquí, en el living de MDZ, conversando con la señora Myriam Mitrece de Ialorenzi. Myriam es doctora en Psicología, Master en Ciencias de la Familia, Licenciada y profesora en Psicología y Licenciada y profesora en Ciencias de la Educación. Trabaja como profesora en la UCA y como asesora técnica en el Instituto para el Matrimonio y la Familia de la UCA. Instituto del que fue directora, también.
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-Bienvenida, Myriam.
-Muchas gracias por invitarme. Y te falto un título que es muy importante; esposa y mamá de cuatro, que es el más arduo. El que da más satisfacciones, pero es el que da más trabajo también.
-¿Y durante cuánto tiempo?
-Treinta y nueve años. Y continuará el trabajo, si Dios quiere.
-Es muy lindo trabajo; el trabajo de la familia. Hablemos un poquito del rol de la familia en la sociedad actual.
-Bueno, ¿viste que en general se habla de que la familia es la primera educadora? Y a mí me gusta entenderlo de esta manera; si uno se pone a pensar, en una sociedad ideal, uno va a votar y dice yo quiero elegir a alguien que respete a todas las personas en todos los momentos de la vida, que le dé posibilidades de nutrirse, de crecer, que le dé libertad, que respete sobre todo a los niño, a los ancianos y a las personas que están enfermas. Que establezca ciertos límites y que las reglas sean claras. Que cuando alguien no cumpla, tenga el castigo lógico. Que procure trabajo para todos y tiempo de ocio, tiempo de disfrutar... Si la sociedad fuera así, sería maravillosa. Y todas esas cosas se aprenden en la familia.
Se dice que la familia es esa célula básica del tejido social. ¿Por qué? Porque una familia fuerte y muchas familias fuertes hacen sociedades fuertes. ¿Qué es lo que pasa? Que, cuando eso que se tiene que lograr en la familia, no se logra, es muy difícil que después otras sociedades intermedias lo puedan hacer. Es difícil. Está la escuela, está la Iglesia, hay distintos tipos de comunidades que pueden ayudar a subsanar esos problemas de la familia. Pero es mucho más difícil cuando la familia no está en la base, dando esa función educadora. Creo que esa es la principal función que tiene; el poder dar ese sustento y poder, esa fuerza al resto de la sociedad.
-Y, hoy por hoy, cuál es el análisis que hacés de sus fortalezas y debilidades? ¿Cómo está ubicada la familia?
-Mirá, siempre el tema familia es un tema muy, muy complejo, tiene muchas aristas; uno lo puede ver desde distintos ángulos y es muy sensible porque, por más que uno hable en teórico, la familia es algo muy íntimo. A nadie le gusta que hablen mal de su familia, ¿no? Uno siempre, sea lo que sea, o sea como sea, trata de proteger a su familia (en la inmensa mayoría de los casos) y se ha visto que la familia es lo que le da felicidad a la gente.
Se hizo un estudio en la Universidad de Harvard sobre qué era lo que le daba felicidad a las personas y se encontraron con que los vínculos cercanos son los que verdaderamente los hacen felices. La familia es ese vínculo estrecho donde cada uno es valorado por lo que es o debiera serlo. Pero, a veces encontramos que la familia como institución está recibiendo como golpes ;que vienen de adentro y que vienen de afuera. Los de adentro, tienen que ver con vínculos muy frágiles. La falta de tolerancia a la frustración, de querer disolver un vínculo rápido, al primer problema que se presenta, cuestiones que hacen que esto se produzca. La gente joven tiene miedo.
El pensar que algo estable es para toda la vida resulta demasiado aburrido, ¿no? Pensar en algo duradero en un mundo donde el cambio es lo más atrayente, es difícil. Y la familia, justamente, forma esos vínculos estables cuando permanece en el tiempo. Entonces esas son cuestiones internas de la familia que hacen que sea más frágil. Pero, por otro lado, también hay ideologías que denostan mucho la familia. Hoy, socialmente, parece como que conformar una familia es algo medio de otra época. Eso también ejerce un ataque a la institución familiar que hace que se diluya o que se pierda la esencia. Lógicamente que cada familia es un mundo; no hay ninguna perfecta y cada cual va descubriendo esas fortalezas para subsanar esas debilidades que todas tienen.
El rol de la familia en la sociedad
-¿Y estas debilidades se relacionan un poco con la baja en la tasa de natalidad?
-Parece como que ahora todo el mundo se interesó por el tema de la baja de natalidad. Es una realidad; pero es una realidad que ya lleva bastante tiempo. Desde el 2014 que la natalidad va bajando, no solamente en nuestro país, sino en el mundo. Por eso no es una novedad. Pero de repente hizo eclosión el tema. Todo el mundo empezó a darse a darse cuenta de que había pocos chicos. Y esto trae muchas consecuencias porque el adulto mayor empieza a ser cada vez más. La pirámide invertida en la población, menos chicos, muchos adultos mayores.
Si uno piensa, por ejemplo, en Grecia o en Roma, que los viejos eran los sabios, la fuente de la sabiduría, tiene una lógica porque eran muy pocos los que llegaban. Entonces eran aquellos sobrevivientes sabios que tenían toda la experiencia. Si nosotros invertimos esa pirámide, los viejos pasan a ser una carga pesada y se los empieza a desvalorizar. Son las consecuencias que tiene este invertir esa pirámide y ni pensar en las cuestiones a las que se llega donde se los relegan o se piensa en la eutanasia para no ser una carga para los más jóvenes. Es un problema. Pero no es cuestión de subsanarlo de cualquier manera porque un ser humano nunca es un medio para algo.
No es que ahora tenemos que empezar a poblar porque económicamente conviene o porque de esa manera se puede recuperar cierta primacía de unos países sobre otros. Porque en sí, si lo pensamos, así como estamos en Argentina, vamos hacia la extinción, para decirlo crudamente, porque cada vez somos menos, no tenemos la tasa que corresponde a suplantar o a reponer esas personas que van muriendo. O sea, el índice de natalidad, la cantidad de hijos que hay por mujeres en edad fértil es menos de la reposición que se necesita.
Ahora, los seres humanos no son medios para un fin, no es de cualquier manera que uno tiene que poblar. Pensaba en Elon Musk que, como tiene 14 hijos, últimamente había dicho que es una manera que tenemos de reponer esa población... Bueno, la cuestión es que no se trata de utilizar a los seres humanos como un medio para tener alguna ventaja geopolítica. Esa es una de las cosas que tenemos que pensar porque quizá a alguno se le puede ocurrir que, con tal de poblar, no importa la ética de la dignidad de la vida que nace.
-Y acá entra en juego el tema de la paternidad responsable por un lado, y la planificación familiar que va de la mano. ¿Es posible y es deseable planificar la familia?
-Sí. A veces cuando se habla de paternidad responsable, uno asocia simplemente con qué método se usa para no tener hijos. Y la realidad es que la paternidad responsable tiene que ver con ejercer esa guía, ese cuidado, ese ayudar a crecer a la generación. Pero también con ir aprendiendo a ser padre. A veces, hablando con chicos, con adolescentes, uno ve muy claro, que tienen como un nivel de exigencia de lo que es ser padre, que sienten que nunca lo van a poder alcanzar.
Es verdaderamente asombrosa la cantidad de chicas que deciden de antemano que no quieren ser mamás. Y cuando uno explora el por qué es porque (aparte de que un hijo da gastos), es un compromiso muy grande, que ocupa mucho tiempo. Entonces esa exigencia tan grande hace que digan no, yo no voy a ser nunca capaz de ser madre, no voy a ser nunca capaz de ser padre, un buen padre. La realidad es que no existen los papás ni las mamás de diez. Uno va aprendiendo con el tiempo. Alguno decía todos educamos mal, pero algunos peores que otros. Y bueno, la realidad es esa, vamos aprendiendo con el tiempo a ser padres. Lo que hay que tener es esa predisposición de querer traer una nueva vida, educarla, criarla lo mejor que se pueda. La inmensa mayoría de las personas más o menos lo vamos logrando.
La paternidad responsable
-Y las escuelas para padres, ¿son una herramienta útil?
-Pueden ser pero creo que en este momento lo que hay que hacer es “empoderar” al adulto (ahora que se usa la palabra empoderar). Los grandes adelantos tecnológicos hicieron que muchas veces los adultos pensemos que los chicos ya saben todo, porque como saben manejar la computadora, saben manejar el celular y saben manejar todo aparato electrónico muchísimo mejor que nosotros, consideramos que ya saben todo y no hay nada que transmitirles. Y quizás eso es lo más rico porque es lo que hace esta continuación de la cultura. Pero estamos como auto-menos preciados los adultos porque pensamos que quizá lo que les vamos a enseñar o lo que les vamos a decir ya para esta época no sirve. Y entonces uno se autocensura. Y estamos dejando a los jóvenes sin guía. Porque en toda civilización siempre las generaciones más grandes enseñaron algo a la generación siguiente. Y si ahora ponemos esa brecha pensando que esto que nosotros tenemos para enseñar es algo de otra época que ya no les sirve; ahí la cuestión se complica mucho y tiene que ver con esto que decías vos de la planificación. Con la cuestión de que queremos tener todo planificado.
Y esa es la gran experiencia que nosotros podemos aportar como adultos; enseñar a la generación siguiente que hay cosas que no se pueden planificar y que, de hecho, no se planifican, porque la vida misma es sorpresiva. No sabemos qué nos va a pasar dentro de un rato. San Agustín decía “todo es incierto excepto la muerte”. Todos sabemos que nos vamos a morir, pero tampoco sabemos cuándo. Todo lo demás puede pasar o no. Entonces vivir con aceptar lo inesperado es algo importante que tenemos que transmitir. Y ahí, en ese aceptar lo inesperado, también está el tema de la planificación. Es cierto que uno puede ir pensando cuántos hijos quiere tener, cómo los quiere espaciar, pero otra cosa es depender absolutamente de la previsión de que todo tiene que estar absolutamente planificado.
Ese es un gran problema que tienen muchas parejas que, sabemos muy bien que en general, el formar una pareja estable cada vez se fue dilatando más en el tiempo. Antes eran los los veintipico, ahora son los treinta y pico. Los relojes biológicos femeninos naturales, no son iguales. No es lo mismo a los veintipico que a los treinta y pico. Quizás hay una idea de decir yo quiero disfrutar hasta acá de mi pareja y en determinado momento quiero tener un hijo. Y la realidad es que no es así automáticamente. Entonces ahí vienen todas las complicaciones. Todo esto tiene que ver con eso de planificar o no planificar. Entender que aunque se planifique esta vida que llega, puede llegar en un momento inesperado, pero es igualmente valiosa, sea inesperada o no.
Hay un montón de cuestiones que tienen que ver con planificar o no y qué lugar le damos al planificar. Si está como muy rígido, como docente sabemos que una característica muy importante es la flexibilidad, la planificación es flexible. Por un lado, planificar, tampoco es que todas las cosas tienen que ir sin ningún tipo de previsión, pero por otro lado, que esa planificación sea lo suficientemente flexible como para adaptarse a las circunstancias que se van viviendo y que son inesperadas.
-Bien, clarísimo, Myriam.Tenemos que ir cerrando, por ahora, esta conversación. ¿Hay algo que quieras agregar? ¿Alguna visión a futuro en cuanto a la esperanza, al panorama de la natalidad, de todo lo que conversamos?
-Mirá, creo que la esperanza te lo da la misma familia, la importancia que todas las personas le dan a la familia. ¿Por qué? Porque los seres humanos nacemos en una familia, vivimos en una familia, nos morimos en una familia o sufrimos porque la familia no está en esos momentos. Entonces, la familia es ese lugar donde uno puede ser uno mismo y es el que protege de los totalitarismos, donde uno es uno más o del individualismo extremo, donde uno es solamente uno. Entonces la familia fuerte hace una sociedad fuerte y hace una sociedad más equitativa y justa.
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-Muchísimas gracias, Myriam.
-Bueno, gracias a vos.