FAdeA: el reclamo empresarial por la crisis en la fábrica de aviones
El rumbo la industria aeroespacial y el destino de la fábrica de aviones de Córdoba son ejes de un reclamo sin respuesta por parte del Gobierno nacional.
La Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA)
FAdeALa Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (CArAE) y la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (CIMCC) advirtieron en sendos comunicados, dirigidos al ministerio de Defensa y a legisladores de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, del impacto que produce la parálisis de FAdeA en más de 70 pequeñas y medianas empresas proveedoras, en su mayoría radicadas en Córdoba que emplean alrededor de 800 trabajadores.
Las entidades agrupan a proveedores de alta especialización, afirman que la planta de aviones funciona a menos del 30 por ciento de su capacidad productiva y que les adeuda más de 20 millones de dólares. Indicaron que el programa de aviones de entrenamiento Pampa III se encuentra totalmente parado, mientras que el programa del avión de adiestramiento básico Malvina IA-100, alcanzó la etapa de vuelos de prueba, pero no hay gestiones para su colocación en el mercado ni continuidad de contrato con la Fuerza Aérea.
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Las cámaras empresarias afirman que FAdeA mantiene a media máquina la fabricación de conjuntos y subconjuntos para el programa KC390, el avión de transporte desarrollado por la brasileña Embraer en el que la firma cordobesa es socio de riesgo.
Esa línea genera utilidades, aunque la disminución del ritmo de entregas podría penalizar el contrato con Embraer. En otro punto la CIMCC, reiteró su “preocupación por la falta de solución en la problemática” y alertó que la inacción del Estado podría significar “la desaparición de la industria nacional de diseño y producción de aeronaves”.
Los contratos con la Fuerza Aérea
Las dos principales fuentes de ingresos de FAdeA son los contratos con la Fuerza Aérea aún sin concretar. Desde la política libertaria se dice con intencionalidad negativa que FAdeA “vive” del Estado por los contratos de fabricación y mantenimiento del jet subsónico IA-63 Pampa III destinado al entrenamiento avanzado de la Fuerza Aérea y en menor medida también de overhaul a los Hércules C-130.
Es una relación contractual de absoluta coherencia que el fabricante de un avión militar brinde el soporte a la aeronave en todos los ciclos de la vida operativa. A modo de ejemplo varios países lo confirman, por caso Brasil donde Embraer fabrica y mantiene sus modelos Super Tucano para la aeronáutica militar brasileña o Lockheed Martin, la empresa estadounidense fabricante y ensamblador principal del caza polivalente F-35, que coordina el mantenimiento a nivel mundial mediante contratos con el gobierno estadounidense.
Desinformar es parte del argumento a que se echa mano cuando no se tienen las habilidades ni la competencia para gestionar una empresa con probado capital productivo y recursos humanos especializados. El ministerio de Defensa; accionista mayoritario; en cabeza de tres actores, el ministro Luis Petri, el secretario de Política Industrial y Producción, Mario Katzenell y la jefa de Unidad Asesores, Luciana Carrasco es la tríada que decide la suerte de la planta cordobesa.
La otra pata ejecutora es Julio Manco, presidente de FAdeA, designado allí por otro mendocino, Diego Chaher, titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas. Manco hace teletrabajo de manera remota desde la ciudad de Buenos Aires, sólo viaja una o dos veces a la semana a Córdoba para reunión de directorio que se compone de Emilio Magnaghi y el brigadier Francisco Leguiza, actual comandante de Material de la Fuerza Aérea.
El personal de la planta, técnicos y operarios conocen a Manco por fotos de web nunca tuvo un encuentro de trabajo ni siquiera para calmar la incertidumbre que reina dentro de la empresa. La compañía sigue bajo el proceso preventivo de crisis y el sindicato STA, el gremio de la empresa, denuncia "crisis salarial y fuga de talentos", se está dando una “creciente emigración de compañeros con capacidades técnicas fundamentales (…), lo que erosiona la base de conocimiento necesaria para encarar los trabajos próximos cuando finalmente se ponga en marcha la fábrica” advirtió la fuente gremial.
Un archivo de 2024 revela todo lo que FAdeA pidió y no se hizo
La nota NO-2024-00001738-FADEA-D#FADEA titulada: “Estado de situación económico-financiera FAdeA S.A. al cierre de 2024-Urgencias primer trimestre 2025” que se giró a Defensa el 27 de diciembre de 2024 es un hito representativo de la inacción actual. Leer el documento rubricado por Fernando Sibilla; antecesor de Manco en la presidencia de FAdeA; a casi un año de su elaboración es demostrativo de todo lo que no se hizo en 2025.
“Desde el inicio de nuestra gestión, a mediados de febrero de 2024, encontramos una situación inédita para la empresa: a) la virtual falta de contratos con el Ministerio de Defensa y las distintas Fuerzas Armadas, lo que redujo significativamente la actividad y las posibilidades de facturación”, arrancaba el escrito.
“Insistimos nuevamente en la urgente necesidad de la firma de los contratos 2025-2027, ya pre acordados con la Fuerza Aérea Argentina. Estos permitirán la facturación de las prestaciones de la empresa”, decía el texto en diciembre de 2024. “De no concretarse en los próximos 30 días, se afectará el cumplimiento del soporte operativo imprescindible para el sostenimiento del sistema de armas C-130 Hércules y Pampa II y III ante el vencimiento de las distintas aeronaves”, advertía Sibilla.
En la actualidad y transcurrido casi un año esos contratos continúan demorados, en revisión entre idas y vueltas por adecuaciones administrativas sugeridas desde la Unidad Gabinete de Asesores y que se delegaron a la inexperiencia juvenil de la funcionaria Katia Dupont. ¿Se habrá ponderado el impacto en tareas operativas como la logística antártica o el entrenamiento de pilotos que implica el delay en concluir la tarea de revisión?
En otro párrafo aquel documento de Sibilla detalla que se tomaron medidas en recursos humanos; “La empresa fue reestructurada, logrando una reducción del 22% de la dotación recibida, sin conflictos gremiales”. “Se concretó la firma de un nuevo Convenio Colectivo de Empresa, generando ahorros significativos en costos laborales, e implementó transitoriamente un programa de suspensiones para evitar ociosidades y se renegociaron contratos con proveedores de servicios básicos, logrando una reducción real del 30% en costos”.
“A pesar de estas acciones, los bajos niveles de facturación impactaron negativamente, haciendo que el costo fijo mensual sea insostenible con recursos propios”, señala a Defensa el entonces presidente de la fábrica.
Pero Sibilla insiste en poner atención a deudas que mantiene Defensa y la Fuerza Aérea: “se enfatizó la necesidad de cobrar oportunamente las facturas acordadas con el Ministerio de Defensa y la Fuerza Aérea Argentina, así como de contar con recursos adicionales vía Aportes del Tesoro para recuperar, al menos parcialmente, las inversiones destinadas al pago de gastos corrientes, que debieron haberse utilizado para la adquisición de materiales”.
A la fecha y de acuerdo con un informe del directorio elevado a Defensa el 20 de octubre que MDZ publicó en la edición del 29 de octubre pasado, la deuda de la fuerza con FAdeA “supera los 3.800 millones de pesos”, según detalla el ítem, Impacto Económico-Financiero. La deuda que FAdeA posee con sus proveedores asciende a “los USD 18 millones, afectando el suministro de materiales críticos, insumos importados y componentes aeronáuticos estratégicos” describe en el mismo punto.




