"El tiempo es cerebro": cómo actuar rápido ante un ACV puede salvar tu vida
El médico Nicolás Buffagni dialogó con MDZ Radio y señaló que detectar a tiempo un ACV y acudir al centro adecuado puede salvar vidas.
El médico Nicolás Buffagni visitó los estudios de Radio MDZ para dialogar con el equipo de MDZ Club sobre ACV.
ALF PONCE MERCADO / MDZCada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Accidente Cerebrovascular (ACV), una fecha clave para generar conciencia sobre una de las principales causas de muerte y discapacidad en la Argentina. En nuestro país, se estima que se producen cerca de 60.000 casos por año, lo que equivale a uno cada 10 minutos. Sin embargo, la mayoría de la población aún desconoce cómo actuar ante una emergencia de este tipo.
Un nuevo relevamiento nacional reveló datos preocupantes: 6 de cada 10 argentinos no saben cómo reaccionar si alguien presenta síntomas de un ACV y 3 de cada 4 personas elegirían ir al hospital más cercano, en lugar de acudir a un centro preparado específicamente para atender estos casos. Esta decisión puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una recuperación total y una discapacidad permanente.
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Los especialistas coinciden en que la primera medida siempre debe ser llamar al servicio de emergencias, que activará el protocolo correspondiente. Actuar rápido es vital. Tal como resume el doctor Nicolás Buffagni, médico fisiatra y especialista en rehabilitación, entrevistado por MDZ Radio en el programa MDZ Club.
Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del ACV.
“El tiempo es cerebro”
Esa frase, breve pero contundente, encierra la clave de todo el abordaje del ACV. Buffagni lo explicó con claridad: “Mientras más tiempo pasa desde que se produce el evento hasta que el paciente recibe atención, más se daña el cerebro. Reconocer los síntomas y actuar rápido es fundamental”.
Cómo reconocer un ACV
El doctor propone una regla mnemotécnica simple para detectar los signos más evidentes: HA-BRA-SO, por Habla, Brazo y Sonrisa.
- HA de Habla: dificultad repentina para hablar, balbuceo o incoherencia.
- Bra de Brazo: pérdida de fuerza en una mano o brazo, dificultad para sostener objetos o levantar el mate, como ejemplifica el especialista.
- So de Sonrisa: desviación de la comisura de la boca hacia un lado.
“Si una persona empieza a hablar raro, se le cae el mate o notamos que tiene la cara asimétrica, tenemos que sospechar un ACV y llamar inmediatamente al 911”, subrayó Buffagni. “No hay que esperar ni dudar. Cada minuto cuenta”, indicó.
Factores de riesgo: los modificables y los inevitables
El ACV puede afectar a personas de todas las edades, aunque su incidencia aumenta con los años. Sin embargo, cada vez se registran más casos en adultos jóvenes, incluso de 30 o 35 años. “Antes era una patología de personas mayores, pero hoy vemos pacientes menores de 45 o 50 años”, señaló el médico.
Entre los factores de riesgo no modificables, se encuentran la edad, el sexo (con mayor prevalencia en varones, aunque en aumento en mujeres) y los antecedentes genéticos.
Pero los factores modificables -aquellos que sí dependen del estilo de vida o del control médico- son los más importantes y los más descuidados. Según Buffagni, el principal es la hipertensión arterial, presente en 8 de cada 10 personas que sufren un ACV.
A ella se suman el sedentarismo, el tabaquismo, el estrés, el mal descanso, la mala alimentación y la diabetes. “Mucha gente no sabe que es hipertensa hasta que va al médico y se controla. Por eso los chequeos son fundamentales”, insistió el profesional.
También advierte sobre un problema frecuente: el abandono del tratamiento. “Hay tasas de hasta el 50% de pacientes que dejan de tomar la medicación porque se sienten bien. Pero la hipertensión no da síntomas hasta que provoca un evento grave. Por eso hay que controlarla y ajustar las dosis si es necesario”, dijo.
“Mientras más tiempo pasa desde que se produce el evento hasta que el paciente recibe atención, más se daña el cerebro", indicó el médico fisiatra Nicolás Buffagni.
ACV en jóvenes: causas menos frecuentes, igual de graves
En pacientes menores de 45 años, el médico recomienda buscar causas menos habituales: trastornos de coagulación, migrañas severas, uso de anticonceptivos orales, malformaciones cardíacas congénitas o incluso traumatismos en el cuello que puedan dañar una arteria.
“Cada caso debe estudiarse a fondo, pero lo importante es no subestimar los síntomas. El ACV no es exclusivo de los mayores”, enfatiza Buffagni.
La rehabilitación: una carrera contra el tiempo
Superada la etapa aguda, comienza otro capítulo crucial: la rehabilitación. Buffagni, quien está al frente de la Clínica San Andrés – donde trabajan desde hace más de 30 años con esta problemática y han tratado más de 5.000 casos-, explica que el proceso debe iniciarse lo antes posible, una vez que el paciente está estabilizado.
“La rehabilitación debe ser precoz, intensiva y multidisciplinaria. Involucra médicos fisiatras, kinesiólogos, terapistas ocupacionales y apoyo emocional. El objetivo es reducir las secuelas y recuperar la mayor funcionalidad posible”, sostuvo.
El especialista también menciona la espasticidad, un trastorno motor que puede aparecer luego del ACV y que, si no se trata a tiempo, duplica el tiempo de recuperación y aumenta las complicaciones físicas. “El acompañamiento del entorno familiar y las organizaciones de pacientes es esencial. La motivación es parte del tratamiento”, agregó.
Prevenir es la mejor herramienta
En el cierre de la entrevista, Buffagni vuelve a insistir en la importancia de los controles médicos y los hábitos saludables: “La prevención está en nuestras manos. Controlar la presión, hacer ejercicio, dormir bien y alimentarse de forma equilibrada son gestos simples que pueden evitar un ACV”.
Y, una vez más, resumió todo en una frase que debería quedar grabada: “El tiempo es cerebro. Cuanto antes actuemos, más cerebro salvamos”.


