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Historia, arte y legado de La Capilla Sixtina, cuna natal de la cabeza de la iglesia

El consultor de arte Carlos María Pinasco, en su columna semanal en MDZ, describe una de las representaciones más emblemáticas de la historia: la Capilla Sixtina.

Carlos María Pinasco
Carlos María Pinasco sábado, 10 de mayo de 2025 · 14:20 hs
Historia, arte y legado de La Capilla Sixtina, cuna natal de la cabeza de la iglesia
“La creación de Adán” Foto: Gentileza

Tres días atrás la iglesia católica eligió al cardenal Robert Prevost como sucesor de Pedro, un agostino que asume como el 267vo Papa con el nombre de León XIV. Desde 1878, la Capilla Sixtina fue sede ininterrumpida de los cónclaves donde tras la muerte del Papa anterior se lleva a cabo la elección del siguiente. 

Aquel año, el autor de la encíclica Rerum Novarum tomó el nombre de León XIII. 

La Capilla Sixtina, situada en el corazón del Vaticano, es uno de los tesoros más valiosos del arte occidental y un símbolo del Renacimiento italiano. Su historia, estrechamente ligada a la Iglesia Católica, refleja siglos de poder, fe y esplendor artístico. Más allá de ser el lugar donde se celebran los cónclaves para elegir al Papa, la Capilla Sixtina ha capturado la imaginación del mundo entero por sus obras maestras, en especial los frescos de Miguel Ángel, que la han convertido en un emblema de la creatividad humana.

Orígenes y construcción

“Pecado original y expulsión del paraíso”

La Capilla Sixtina fue construida entre 1473 y 1481 por orden del papa Sixto IV, de quien toma su nombre. El arquitecto encargado del proyecto fue Giovanni dei Dolci, y la estructura se levantó sobre los restos de una capilla anterior, conocida como la Cappella Magna. Desde sus inicios, la intención fue dotar al Vaticano de un espacio que combinara funciones litúrgicas con la expresión del poder papal. La construcción respetó medidas similares a las del Templo de Salomón, según la Biblia: 40,9 metros de largo por 13,4 de ancho, lo cual refuerza su carácter simbólico.

Decoración pictórica inicial

Antes de que Miguel Ángel dejara su huella definitiva en la Capilla, ya contaba con una impresionante decoración. Los frescos de las paredes laterales fueron realizados por algunos de los más importantes pintores del Quattrocento, como Sandro Botticelli, Pietro Perugino, Domenico Ghirlandaio y Cosimo Rosselli. Estas escenas representan episodios de la vida de Moisés y de Cristo, colocadas en paralelo para simbolizar la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Además, las paredes incluyen retratos de papas y elementos decorativos que exaltan la autoridad espiritual del pontífice.

Miguel Ángel y la bóveda de cañón: una revolución artística

La bóveda de Miguel Ángel, fresco.

En 1508, el papa Julio II encomendó a Miguel Ángel Buonarroti la tarea de pintar la bóveda de cañón (el techo) de la Capilla. Aunque Miguel Ángel se consideraba escultor antes que pintor, aceptó el encargo y trabajó en él durante cuatro años, desde 1508 hasta 1512. El resultado fue una obra monumental que transformó la percepción del arte y la arquitectura en Europa.

Presenta nueve escenas centrales que narran episodios del Génesis, desde la Separación de la Luz y las Tinieblas hasta la Embriaguez de Noé. La más famosa de estas escenas es, sin duda, La Creación de Adán, donde Dios y el hombre casi se tocan los dedos en un gesto que se ha convertido en uno de los íconos visuales más reconocibles de la cultura occidental.

Vista general

Miguel Ángel combinó un dominio técnico excepcional con una profunda expresividad humana, creando figuras musculosas, dramáticas y llenas de tensión emocional. La bóveda está rodeada por profetas y sibilas, así como antepasados de Cristo, todos representados con una intensidad que rompe con la serenidad idealizada del arte anterior.

El Juicio Final: la culminación

“El juicio final”

Años más tarde, entre 1536 y 1541, el papa Clemente VII y luego Pablo III encargaron a Miguel Ángel otra gran obra: el fresco del Juicio Final, que cubre la pared del altar. Esta composición muestra la segunda venida de Cristo y el destino final de las almas, ya sea el paraíso o el infierno. La obra causó gran impacto por su fuerza dramática, la desnudez de las figuras y su poderosa visión escatológica.

La reacción de la época fue ambigua: mientras muchos alababan su genio, otros, como la Iglesia de la Contrarreforma, consideraban ofensiva la desnudez explícita. Incluso se ordenó cubrir algunas partes con paños pintados (los famosos braghettoni) por orden del Concilio de Trento. Sin embargo, la fuerza expresiva del fresco ha resistido el paso del tiempo y continúa impresionando a millones de visitantes cada año.

Significado y legado

Detalle de Cristo y Maria

La Capilla Sixtina no es sólo un museo de arte: es un espacio vivo de espiritualidad, historia y tradición. Allí se celebran importantes ceremonias litúrgicas, incluido el cónclave para la elección del Papa, donde los cardenales se reúnen bajo la mirada de las figuras eternas de Miguel Ángel.

Su restauración en la década de 1980 y 1990 reveló colores vibrantes y detalles antes oscurecidos por siglos de humo y suciedad, devolviendo al mundo la gloria de estas pinturas en todo su esplendor.

En definitiva, la Capilla Sixtina representa el punto culminante del arte renacentista, un testimonio eterno de la capacidad humana para crear belleza, interrogarnos sobre el destino y conectar con lo divino a través de la imagen. De ella ha surgido una vez más el sucesor de Pedro.

Carlos María Pinasco es consultor de arte.

carlosmpinasco@gmail.com

 

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