Semana Santa en rojo: menos viajeros y menor impacto económico que el año pasado

El movimiento turístico durante Semana Santa en Argentina mostró una caída en comparación con el año pasado. Según el relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), entre el jueves 17 y el domingo 20 de abril se movilizaron 2,7 millones de turistas, generando un gasto total estimado de 733.000 millones de pesos. Esto representa una baja del 16% en la cantidad de visitantes respecto al mismo período de 2024.

Uno de los factores que explica la disminución es la duración del feriado. A diferencia de 2024, cuando la Semana Santa coincidió con el Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas, extendiendo los días no laborables a seis jornadas, este año los feriados se limitaron a cuatro días. La menor cantidad de tiempo disponible impactó tanto en el flujo de viajeros como en la estadía promedio.

De acuerdo con el informe de CAME, cada turista gastó en promedio $87.590 diarios y permaneció en su destino 3,1 días, un día menos que el año pasado. A pesar de que hubo menos días de viaje, el gasto individual creció de forma significativa respecto a 2023, cuando el desembolso diario rondaba los $10.650.

El gasto total se distribuyó principalmente en alojamiento, gastronomía, transporte, actividades recreativas y compras. Aunque el impacto general fue más moderado, se registró una alta circulación en los destinos turísticos. En particular, los lugares que ofrecieron eventos religiosos, competencias deportivas o ferias gastronómicas lograron atraer a mayor cantidad de visitantes.

En cuanto al transporte, Aerolíneas Argentinas informó haber movilizado a más de 210.000 pasajeros con una ocupación promedio del 80 % en sus vuelos. Por su parte, los servicios de ómnibus de larga distancia tuvieron ocupación plena, especialmente el miércoles previo al inicio de Semana Santa, cuando muchas personas aprovecharon para adelantar su salida.

No obstante, este fin de semana largo también estuvo marcado por un notable flujo de argentinos hacia el exterior. Según detalló CAME, muchos viajaron a países vecinos, principalmente Chile y Uruguay, y en menor medida a Brasil y Paraguay. En Mendoza, las demoras para cruzar el Paso Internacional Cristo Redentor alcanzaron hasta cuatro horas, con filas de cinco kilómetros. Algo similar ocurrió en el Litoral argentino, en el paso fronterizo hacia Paysandú.

El consumo por destino también varió considerablemente. Los turistas que eligieron Tierra del Fuego gastaron en promedio $320.000 diarios, mientras que en provincias del norte como Tucumán el gasto rondó los $72.000. Mendoza, por su parte, se ubicó en un rango intermedio, con un gasto diario estimado de $75.000 por visitante.

Si se compara con Semana Santa de 2023, el balance resulta mixto. Este año viajó un 1,9 % más de turistas que en aquel entonces, aunque la estadía promedio cayó un 9 %. Sin embargo, el impacto económico medido a precios constantes fue un 14,9 % superior, reflejando que, aunque los turistas permanecieron menos tiempo, desembolsaron más dinero.

Los distintos destinos turísticos del país presentaron una oferta variada para atraer visitantes. Desde actividades religiosas tradicionales, como las Vía Crucis y peregrinaciones, hasta festivales de música, competencias deportivas y ferias regionales, que generaron movimiento a pesar de los cambios en el clima, que incluyeron lluvias intensas, jornadas soleadas y temperaturas dispares según la región.

En el acumulado del año, sumando Semana Santa y el primer fin de semana largo de Carnaval, ya viajaron más de 5,5 millones de turistas por el país, con un gasto total de 1,4 billones de pesos (equivalente a unos 1.261 millones de dólares). Esto deja, en términos generales, un saldo positivo para el sector turístico nacional, aunque con diferencias notables respecto al 2024, que había mostrado cifras récord.

De esta manera, Semana Santa 2025 cerró con menos movimiento que en otros años recientes, pero también con indicadores que muestran la resiliencia del sector turístico, adaptándose a los cambios en la dinámica de consumo y en las posibilidades de viaje de los argentinos.