Por qué el padre Grassi sigue siendo sacerdote a pesar de estar condenado
El Tribunal Oral en los Criminal N°1 de Morón falló contra el pedido de padre Julio César Grassi de una libertad anticipada y deberá seguir en prisión hasta 2028, como lo estableció la Justicia en su sentencia. A pesar de ello, Grassi sigue formando parte del clero de la Iglesia Católica, algo que suena crítico pero guarda sentido a partir de varios puntos.
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En primer lugar, cabe señalar que el sacerdocio no es un empleo, como un cajero de un banco, un funcionario público, un docente o un abogado de un estudio jurídico, sino que tiene un basamento muy distinto al de una contratación por parte de una institución. Los sacerdotes son personas como cualquier otra que recibieron un sacramento, el cual es imborrable hasta el fin de sus días, pero que puede ser sancionado para su oficio a partir de distintos tipos de actos sumamente reprobables como los casos de abuso sexual perpetrados por el padre Julio César Grassi.
Mientras algunos se indignan porque "no fue excomulgado", es importante destacar que la excomunión es una pena religiosa que nada tiene que ver con lo sacramental, ya que una persona excomulgada no es eliminada sacramentalmente. Esto quiere decir que, por ejemplo, un bautizado, no deja de ser bautizado por una excomunión, sino que se le limita su acceso a otros sacramentos mientras permanezca en dicha condición y no se le levante tal castigo. Del mismo modo funciona con el apóstata, que sigue bautizado a pesar de renegar de su bautismo, mientras siga en esa condición se lo considera un bautizado que apostató.
Para que una persona sea excomulgada, lo cual impide el acceso a los sacramentos, debe haber cometido determinados pecados que están claramente señalados en el Derecho Canónico:
- Haber solicitado o promovido la apostasía, herejía, cisma.
- Una ofensa directa a la Eucaristía robándolas o guardándolas para algún propósito sacrílego.
- Violación del sacramento de la confesión por un sacerdote.
- Violencia física contra el Papa.
- La absolución de un cómplice en un pecado contra la prohibición del adulterio.
- Consagración episcopal sin mandato pontificio.
- La violación del sigilo sacramental.
- Promover, procurar o participar en un aborto.
Ninguno de estos casos aplica contra el caso del padre Grassi, el cual fue condenado a 15 años de prisión y cumplirá ese período de tiempo en 2028. En su caso, la Iglesia Católica solo puede limitar su ejercicio del sacerdocio, prohibiéndole principalmente la celebración de misas públicas y su rol de proveer sacramentos a los fieles, pero no puede excomulgarlo.
El Derecho Canónico, igualmente, puede ser modificado a través de un nuevo tratado que establezca una reforma, pero todavía no se incluyó este delito dentro del campo que abarca y justifica una excomunión. En un futuro, si existe reforma, algún sacerdote o laico que cometiera tan horribles actos como los del padre Grassi o de otro tipo, podrá ser excomulgado, pero no es la situación actual.

