Un año de gestión

Javier Milei: la pobreza frente al ajuste y la desaceleración de la inflación

El primer año de presidencia de Javier Milei se vio marcado por un violento ajuste que golpeó a gran parte de los sectores con menor respaldo y la pobreza se ubica en torno al 50% de la población.

Gonzalo Barrera
Gonzalo Barrera martes, 10 de diciembre de 2024 · 10:22 hs
Javier Milei: la pobreza frente al ajuste y la desaceleración de la inflación
La pobreza alcanza casi al 50% de los argentinos Foto: EFE

El Gobierno de Javier Milei trajo consigo muchos cambios en materia estructural y regulatoria del mercado, lo que generó un fuerte impacto sobre la vida diaria de la población. La liberación de precios en sus primeros meses fue uno de los puntos clave, con un fuerte salto inflacionario que golpeó la economía de los argentinos, aunque después fue tendiendo a la estabilización. "Evitamos la hiperinflación", celebran desde la Casa Rosada, pero también es justo mirar si en ese logro se dejó gente a un lado del camino que no puede retomar el rumbo.

Haber evitado la hiperinflación es una de las mejores noticias que pudo darle el Gobierno a la ciudadanía, es cierto, porque se evitó una crisis mayúscula, aún más que la actual, pero ese solo hecho no explica la realidad de todos los argentinos. Entre liberación de precios y recorte de muchos planes sociales, la crisis golpeó más fuerte a algunos que a otros, ya que el respaldo no era el suficiente para resistir una embestida económica, algo que da la razón al Gobierno: el asistencialismo como sistema estructural de la política argentina no solucionó nada y empeoró todo.

A un año de su asunción, a pesar de lo que deba revisar el Gobierno para los tres que le restan, hay puntos destacables, sin entrar en el relato contrafáctico de "sin nosotros la inflación llegaba a tanto" o "la pobreza iba a ser de tanto". Los hechos pesan más que ese discurso que suena tan bien aunque no tenga sustento en hechos y, la verdad, los resultados han sido más que alentadores para lo que son los números, aunque estos sean solo una foto.

En primer lugar cabe señalar que el costo de vida aumentó, pero no es un mal de este Gobierno, sino que es un desvelo de la obra de ficción que instaló el kirchnerismo durante tantos años de gestión. Fruto de la asistencia a los sectores más postergados y la emisión descontrolada para financiarla, se generó un fenómeno extraño: el Estado otorgaba pobreza a aquellos que estaban sumidos en la pobreza. Esto implosionó con la liberación de precios, lo que generó que las prácticas maquiavélicas del justicialismo terminaran siendo también una carga que apartó del camino de la recuperación económica a millones de argentinos.

En este último punto es donde la desatención del Gobierno tiene un punto trascendental, aunque sea loable que durante los últimos meses la pobreza y la indigencia muestren un franco retroceso. Los primeros meses de crecimiento de la pobreza, que se acercó al 60%, son meses perdidos en salud, educación y seguridad, aspectos clave de la política liberal que encarna el Gobierno en sus ideas, según marcaron los padres de la filosofía liberal-contractualista en el pasado, ya que estos son cargas a las que el Estado debería poder responder para mantener el statu quo.

Qué dicen los informes de pobreza privados

En el camino de la recuperación económica, hoy innegable, los índices de pobreza crecieron más del 10%, por lo que más allá de cualquier cucarda que pueda colgarse el Gobierno, la realidad más importante es la que pasan millones de argentinos que cuentan las monedas del bolsillo. El informe publicado mensualmente por la Universidad Torcuato di Tella detectó que la pobreza en noviembre de 2023 se ubicaba en 41,1% y que en octubre de este año alcanzó la cifra del 49%, con un pico del 52,9% en junio.

A una mayor pobreza, aumentan los problemas en educación, salud y seguridad de todo el país. Foto: EFE.

Por otro lado, la Universidad Católica Argentina informó en diciembre del año pasado que la pobreza multidimensional, el informe de Di Tella mide en razón del ingreso, alcanzaba al 44,7% de los argentinos. Un año más tarde, ese mismo informe de pobreza marcó que alcanza al 49,9% de la población, con un pico del 54,9% en junio. Aunque con un mayor número, la brecha entre ambos informes es menor y parecen acercarse cada vez más, si se grafica como una función, lo que indica que algunos problemas comienzan a solucionarse, pero sin una receta en concreto para bajar la inflación y terminar con el suplicio de muchos argentinos. Es decir, cómo hacer que los que se cayeron de la clase media vuelvan a sentarse a la mesa y ahí comenzar a trabajar en un franco descenso de la pobreza.

Los datos duros contra la realidad

A pesar de que los informes de pobreza favorecen a las políticas del Gobierno, en el día a día se ve en las calles una caída del consumo y personas completamente postergadas de la población. La falta de trabajo también tiene un impacto negativo y la falta de previsión, no producto de las políticas de la Casa Rosada sino de la mala costumbre argentina de vivir en sucesivas crisis.

Frente a la baja de la pobreza, que el Gobierno ve como un éxito, la calle dice que no alcanza. No hay una idea generalizada de que no alcanza para nada o que la inflación los ahoga sino que más todo lo contrario, pero sí de incertidumbre y de que la pobreza creció, pero aún más la indigencia.

El aumento de las personas en situación de calle hizo que se volvieran una postal común de barrios residenciales. Foto: EFE.

Además de verse cada vez más personas en situación de calle en las grandes ciudades, también hay un sector de la sociedad que está conociendo una nueva situación que antes desconocía: los ancianos. Con una jubilación atrasada en términos de la canasta básica y con políticas que no favorecen a un sistema previsional solidario, este sector se encuentra empobrecido y, a la vez, desguarecido.

La mecánica del Gobierno para enfrentar la pobreza

Para el Gobierno de Javier Milei, la pobreza no es un tema menor o despreciable en su gestión, sino que desde su asunción recalcó que era de vital importancia. A un año de su asunción, la revisión marcha en su contra si se habla de políticas directas para mejorar la situación de la población pobre, aunque no en las resoluciones de tipo macroeconómicas.

Los ajustes en energía y salud prepaga golpeó directamente contra la clase media, algo que llevó a que muchos ciudadanos requieran ahora de un mayor ingreso para mantenerse por encima de la línea de pobreza. Al mismo tiempo, a los beneficiarios de Tarjeta Alimentar y Asignación Universal por Hijo se les asignó un aumento que llevó a que, quienes reciben ambas prestaciones, superen a la canasta básica, algo que el mismo presidente marcó que nunca ocurrió con la presidencia anterior.

Más allá del dato duro, las políticas macro, como la baja inflacionaria, parecen no responder a tiempo para dar una solución rápida a los pobres. Es cierto, no hay soluciones rápidas para problemas que llevan décadas, ni tampoco la magia puede jugar un rol central, pero al mismo tiempo hay una crisis que puede necesitar de una mano más que bajar la inflación, sea quitando impuestos o volviendo a tener políticas públicas que busquen engrosar el bolsillo de los pobres sin arriesgar el déficit ni poner en juego la estabilidad, sino apuntando a una redistribución organizada y responsable de las arcas del Estado que, al final, no son más que el dinero de los argentinos.

Archivado en