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Exclusivo: abre sus puertas el Seminario Metropolitano donde se preparan los futuros sacerdotes

En el Seminario Metropolitano se forman sacerdotes para varias diócesis, apuntalando aspectos académicos, espirituales y humanos de cada futuro pastor.

Gonzalo Barrera
Gonzalo Barrera sábado, 9 de septiembre de 2023 · 07:00 hs
Exclusivo: abre sus puertas el Seminario Metropolitano donde se preparan los futuros sacerdotes
Seminario Metropolitano Nicolás y Franco cursan el quinto año de su camino hacia el sacerdocio Foto: Analía Melnik/MDZ

En el barrio porteño de Villa Devoto, cerca de la estación del ferrocarril Urquiza, un antiguo edificio comparable con Hogwarts es la casa de los futuros sacerdotes porteños, del Gran Buenos Aires y de San Rafael. En el Seminario Metropolitano viven y estudian durante años para formarse tanto espiritual como académicamente y así acompañar a distintas comunidades católicas.

Específicamente, allí se forman los sacerdotes de la Ciudad de Buenos Aires, San Martín, Laferrere y San Rafael, donde conviven con sus compañeros desde el segundo año de su carrera hasta su ordenación. Con más de 400 años, el Seminario Metropolitano ha sido la casa donde se formaron todos los curas de la ciudad y misioneros como Sigfrido Moroder o Juan Gabriel Arias.

La institución cuenta con más de 400 años, habiendo empezado a funcionar en la iglesia San Ignacio de Loyola, la más antigua de la Ciudad de Buenos Aires, ubicada en Bolívar y Alsina, pleno Microcentro porteño. Con el tiempo, la casa quedó chica y vieron la necesidad de mudarse lejos del bullicio, recibiendo entonces un terreno en lo que era en medio del campo, abriendo sus puertas en 1899. Con el tiempo la gran urbe creció y absorbió aquella zona chacarera, pero el viejo edificio sigue allí, incorruptible.

Mirá el testimonio de los seminaristas

En este lugar que guarda tanta historia de la Iglesia y del país, dos seminaristas recibieron a MDZ en la previa de la Semana del Seminario, evento en el que abren las puertas de su casa para dar a conocer la labor de este instituto y cómo es su vida. Nicolás Bouza es seminarista de Buenos Aires, mientras que Franco Zapaja llegó a Devoto desde una parroquia de San Martín: "Cada uno llega acá porque recibe un llamado a una vocación, que incluye una profesión, pero un llamado de Dios a entregar su vida en esto que es consagrarse a Dios en el sacerdocio", explicó Nicolás.

El edificio no deja de impresionar a cada paso, siendo una estructura monumental que comparte con la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina, Franco explicó que el Seminario Metropolitano comenzó a funcionar "primero en Plaza de Mayo y en 1899 se empieza a construir este edificio que es en donde estamos actualmente".

La formación en contacto con la comunidad

Su formación no puede mantenerse cerrada al histórico edificio, por lo que cumplen labores en parroquias que van rotando a lo largo de su capacitación. Nicolás está actualmente en Nuestra Señora de Balvanera, mientras que  Franco está destinado a la parroquia San Cayetano de Villa Hidalgo, en el partido de San Martín. En esa formación más cercana a la comunidad, Nicolás remarca que en el Seminario "se parte de la premisa de que la vida tiene sentido en la medida que nos damos a los demás, uno pone a disposición todo lo que es, todo lo que tiene al servicio de la caridad, en el amor unos por otros. Cada vocación, de alguna manera, tiene que responder a ese llamado de dar la vida por el otro, correrse del centro y poner al otro en ese lugar".

El Sagrado Corazón en el centro del Seminario es una invitación a seguir su imagen y ejemplo. Foto: Analía Melnik/MDZ

Franco, en la misma línea, agregó: "Puede haber hambre, puede haber sed, pueden haber muchas faltas que las conocemos, que las vemos y que nos duelen, pero también somos muy conscientes de que hay un hambre y una sed de Dios en lo más profundo de cada uno de nosotros, que a veces somos conscientes, a veces no lo somos, a veces lo tenemos presente, a veces no lo tenemos tanto. Pero nosotros estamos convencidos de que salir a anunciarlo es también despertar esa sed y hambre, que realmente todo ser humano tiene hambre de creer".

La vida diaria de los futuros sacerdotes

Durante ese tiempo no viven todos los años en el Seminario Metropolitano, sino que el primero (llamado Introductorio) lo cursan en el Seminario de San Isidro, para luego estar siete años residiendo en Villa Devoto, con excepción del cuarto año de la carrera, donde viven en una parroquia. Luego, cada día, exceptuando el cuarto, cursan desde las 8.30 hasta las 12.15, teniendo luego que cumplir con labores que ayudan a mantener el antiguo edificio, además de cumplir con oraciones que acompañan su formación.

La mayoría de los seminaristas son jóvenes y llevan una vida normal. Una actividad que les ayuda a vivir en comunidad, como si de cualquier grupo de jóvenes se tratara, es el fútbol que organizan cada miércoles. Otros, como Nicolás, también tienen la posibilidad de hacer otro deporte como natación, mientras que Franco elige no fingir un personaje: "Yo duermo la siesta, que le voy a hacer. No voy a mentir, aunque también me gusta andar en bicicleta. No es algo que usualmente haga, pero me gusta". Ambos coinciden también en que con el "fútbol de los miércoles todos se desesperan. Ese día a la tarde, dos horitas de jugar y que no se te ocurra poner algo en el horario en que hay fútbol. No funciona así".

El Santo Cura Brochero como modelo

La vida no pasa solo por la pelota o por los estudios académicos o la comunidad. También cumple un rol fundamental la oración, por lo que cada mañana comparten la misa en la cripta, una pequeña iglesia subterránea a la que tienen acceso desde el Seminario Metropolitano. En ese lugar, la imagen del Santo Cura Brochero, patrono de los sacerdotes argentinos, invita a hablar sobre él como modelo.

El Seminario Metropolitano cumplió 400 años en 2022. Foto: Analía Melnik/MDZ.

Nicolás explicó que "Brochero tenía una capacidad impresionante para estar con la gente y para transmitirles a ellos de una manera sencilla que Dios es sencillo". Además, destacó: "Se caminaba todo para ir a buscar a la gente. Hay un Evangelio en donde Jesús dice que si hay cien ovejas y una se pierde, el pastor tiene que dejar las 99 para ir a buscar a la que se perdió. Es un mensaje increíble. No hay que dejar a nadie afuera, hay que ir a buscar a todos. Eso Brochero lo tenía bastante claro". Franco contó que, al final del Introductorio, viajan a Villa Cura Brochero: "Uno conoce un poco más de su vida estando en ese lugar y realmente Cura Brochero es tierra santa, lugar de un santo. Se notan las huellas que fue dejando".

Querer ser cura y la mirada crítica de los demás

En tiempos donde la Iglesia sufre muchos cuestionamientos por motivos delictivos, generando mayor estruendo los relacionados a la corrupción de menores por parte de sacerdotes, parece difícil entender como uno joven se siente motivado a responder al llamado de ejercer dicha profesión. "Un árbol que se cae hace mucho más ruido que 100 que crecen", remarcó Franco y agregó: "Tolerancia cero frente a lo que realmente está mal, es un poco lo que propone el Papa Francisco también. Pero también apostar a que realmente vale la pena seguir anunciando a Jesús".

El antiguo edificio abre sus puertas para dar testimonio de la vida de los seminaristas. Foto: Analía Melnik/MDZ.

Para mostrar que hay mucho más que lo que trasciende mediáticamente, se organiza anualmente la Semana del Seminario: "Es una semana en donde vamos a anunciar la vocación sacerdotal, la buena noticia de la vocación. Sabemos que el sacerdocio es un regalo, es una buena noticia", relató Nicolás. Esta actividad cuenta con testimonios de los distintos seminaristas en parroquias de sus diócesis durante toda la semana, para llegar a su fin este sábado 9 de septiembre, donde a partir de las 17.30 el Seminario Metropolitano estará abierto al público para visitar y conocer el lugar donde se forman los futuros sacerdotes.

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