Por este dato negativo, Alberto Fernández no puede culpar a la pandemia
A pocos días de terminar su mandato, el presidente Alberto Fernández sigue justificando algunos de los malos resultados de su gestión a cuestiones externas. La pandemia, la sequía o la guerra son responsables de los números negativos, pero hay un sector que está estancado por decisiones propias
El presidente Alberto Fernández volvió a culpar a distintos factores, como la pandemia, por no haber obtenido mejores resultados durante gestión. También, en distintos discurso, destaca el crecimiento en la actividad de algunos sectores que se alcanzó, según él, pese a las condiciones adversas de su mandato. Sin embargo, hay un rubro en el que no puede mostrar números positivos respecto a su momento de asumir y esto no fue causa de su infortunio político sino a sus propias decisiones.
Se trata del mercado aerocomercial que, en los últimos meses de su gestión, muestra que el nivel de actividad está por debajo de los registros del 2019, el último año de Gobierno de Mauricio Macri. Según el informe de agosto del organismo que regula el negocio aerocomercial (ANAC), la cantidad total de pasajeros transportados, tanto a nivel de cabotaje como internacional, tiene una baja de 4,1 en relación con igual mes de hace cuatro años.
El dato contrasta con lo que sucede en el resto del mundo, donde la actividad se ubica por arriba de los niveles previos a la pandemia. Después de la crisis sanitaria y una vez superados los problemas operativos por el largo período de restricciones, la actividad aérea tuvo una fuerte expansión motivada, según los expertos, a la necesidad de la gente de recuperar el tiempo perdido por el encierro que provocó el coronavirus y una revalorización del tiempo libre.
Tanto es así que los vuelos y los aeropuertos están sobredemandados y tienen problemas operativos por la gran cantidad de gente que quiere viajar. Esto explica parte de la suba de precios de los pasajes y, en especial, de la hotelería. En contraste, la Argentina registra un retroceso marcado en el movimiento aéreo internacional. En la comparación entre agosto de pasado y el del 2019, la caída en la cantidad de pasajeros transportados fue de 14,5%.

El motivo de este retroceso no se encuentra en cuestiones sanitarias, climatológicas o bélicas como suele sostener Fernández. Las causas de esta baja tienen que ver con las medidas oficiales.
Si bien el mercado internacional es deficitario – salen más divisas, por los viajeros que viajan al exterior, que las que entran por la llegada de pasajeros -, las restricciones para viajar al exterior se impusieron desde el primer momento del Gobierno actual, cuando la falta de dólares no era tan acuciante como en la actualidad.
Entre las primeras medidas oficiales, se encareció el valor del dólar oficial para el turismo al exterior, con el Impuesto PAIS. También se aplicó un sobrecosto del tipo de cambio a cuenta de los impuestos de Ganancias y Bienes Personal. Después se eliminó la posibilidad de pagar en cuotas los pasajes y servicios en el exterior mediante tarjetas de crédito. A todo esto se sumó la permanente devaluación del peso que hace cada vez más caros viajar al exterior.
Las medidas buscaron desalentar el turismo internacional y eso se refleja en la baja en la actividad respecto al 2019. Por otro lado, el mercado de cabotaje se encuentra por arriba del nivel prepandémico. La suba es de 4,1%, según los datos de agosto pasado contra agosto del último año de Macri.
Esta mejora, no logra compensar la baja del segmento internacional, por lo que la cantidad de pasajeros totales sigue siendo negativa. A diferencia de lo que sucedió con la actividad del mercado aéreo al exterior, los vuelos dentro del país estuvieron estimulados de forma directa o indirectamente.
Las distintas etapas del programa de PreViaje, con fuertes subsidios al turismo interno, alentaron la demanda de cabotaje, con un alto costo fiscal e inflacionario ya que se debió recurrir a la emisión para sostener el programa. Por otro lado, el encarecimiento de los viajes al exterior obligó a muchos viajeros a tener que optar por vacacionar en el país. Es decir, la política oficial direccionó la demanda hacia el mercado interno.
De todas formas, aún con estos dos factores a favor del turismo local, el crecimiento de sólo 4,1% en cuatro años no parece suficiente como para mostrarlo como un logro. En agosto pasado, viajaron por el país 1.523.000 pasajeros, contra 1.462.000 que lo hicieron en agosto del 19. Ese número se alcanzó sin subsidios directos, como el PreViaje, ni indirectos como el castigo impositivo y cambiario que tienen hoy los vuelos al exterior.

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