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La comunicación política en forma de meme

Esta semana los resultados de las PASO y las noticias de los saqueos hicieron proliferar los memes y las sátiras, así como viralizar en las redes fake news, discursos de odio y publicaciones falaces. Desde la Universidad Austral, Damián Fernández Pedemonte se enfoca en este tema de actualidad en MDZ

Damián Fernández Pedemonte
Damián Fernández Pedemonte domingo, 27 de agosto de 2023 · 07:00 hs
La comunicación política en forma de meme
Vimos muchos memes en torno a la votación, al romance entre Javier Milei y Fátima Florez. Foto: Captura de video El Trece

Gobernar es poder gobernar. Los conatos de saqueos de la última semana son tests de gobernabilidad futura para los candidatos. El de la gobernabilidad es el principal tema de la región, basta asomarse a los casos de Ecuador, Perú, Chile, Colombia. Al año de asumir, el liderazgo de varios presidentes latinoamericanos es fuertemente cuestionado, lo que les impide avanzar en los cambios prometidos.

Las elecciones de Argentina aún no han sucedido, tendrán lugar en medio de una crisis económica y social y en un clima de gran tensión. La forma de comunicación que prevalece en este interregno posterior a las PASO y anterior a las elecciones generales es la comunicación memética, es decir, la que sigue la dinámica de los memes. No es una buena noticia. Sería el momento para la argumentación racional de los políticos y para el análisis crítico de los ciudadanos. Aunque contengan en su superficie contenidos políticos los memes y la forma que los memes tienen de circular le aportan muy poco al debate político.

Vimos muchos memes en torno a la votación, al romance entre Javier Milei y Fátima Florez, a un imaginario acercamiento de Massa con el libertario y a una Bullrich con su peluca. Bajo los hashtags que promueven a Milei en Twitter hay cantidad de publicaciones xenófobas, antifeministas, agravios personales a políticos, empleos del peronismo como insulto, exaltación de la represión violenta de los saqueos o de los piquetes. Abundan las reproducciones de videos de Milei imitando a Leonardo Favio o agrediendo en forma enajenada a un interlocutor en un programa de TV. En TikTok se publican cientos de videos de explicaciones tan didácticas como mágicas de medidas de gran complejidad (como la dolarización o la reducción de dieciocho ministerios a siete) y matizaciones de expresiones de la campaña de Milei. También hay reacciones furiosas contra esos planteos y relevamientos de las contradicciones del candidato.

Gabriela Cerruti negando la existencia de saqueos y al mismo tiempo denunciando a los partidarios de Milei por su incitación. Foto: MDZ.

Otros memes son provocados por declaraciones imprudentes o ignorantes de referentes políticos: la vocera Gabriela Cerruti negando la existencia de saqueos y al mismo tiempo denunciando a los partidarios de Milei por su incitación, la candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel confundiendo la bandera del cooperativismo enarbolada en un colegio con la de LGBT o arremetiendo contra el Espacio de la Memoria de la ESMA. Todos los temas caen en esta dinámica de la polémica sin argumentos, de la reducción de las ideas a eslóganes y contra eslóganes: el ingreso de Argentina en las BRICs, la obtención de financiación extra del BID y del Banco Mundial. El panelismo interesado y polarizante se ha instalado en la televisión y propaga más mensajes de este tipo.

Son memes, si no desde el punto estético, desde el punto de vista de su dinámica de circulación. Como describe Francois Jost en su libro “Dígalo con memes. De la parodia al mundo digital, recientemente traducido al español”, el meme (esa imagen copiada que
produce un desvío sobre el original, como la exitosa de John Travolta confundido que se aplica a los contextos más variados) circula solo, sin explicación y traza una frontera entre los que lo entienden y los que no. Atrás del meme hay una réplica, una alusión a otro texto precedente. Personas inteligentes pueden quedar fuera de esta comunicación memética que comenta situaciones sobre las que no se han informado con nitidez, el contexto de la noticia queda tapado por los memes que se refieren en forma desviada a él.

Jost recuerda también que la palabra meme fue introducida por el biólogo Richard Dawkins en su libro “El gen egoísta” para referirse a estas unidades de imitación. Estableciendo un paralelismo entre la biología y la sociedad Dawkins considera memes a las ideas, dichos, modas que se propagan de cerebro a cerebro. La viralización es su forma de propagación. Para Keith Stanovich (“The bias that divide us”) la idea fundamental detrás de la aplicación del concepto de meme a la sociedad es que una creencia puede propagarse sin ser necesariamente cierta ni ayudar a la persona que la sostiene. Un ejemplo de esto son las cadenas que amenazan con un maleficio: "Si no transmites este mensaje a cinco personas, sufrirás una desgracia". “Hay dos cosas notables acerca de este meme exitoso: no es cierto ni útil para la persona que lo lleva. Sin embargo, el meme sobrevive. Sobrevive debido a sus propias propiedades de autorreplicación”, comenta Stanovich.

Hay periodistas que están centrando su análisis de la actualidad política argentina en la psicología del líder y de sus seguidores, en cambio, “la teoría memética nos centra en las propiedades de las creencias como replicadores más que en las cualidades de las personas que adquieren las creencias”. Es decir, los memes –chistes, eslóganes, exabruptos, falacias, fake news- tienen su estrategia, contienen una ideología que nos contagian.

Si pensáramos en estos discursos emocionales que circulan en abundancia frente a nosotros como memes, podríamos analizarlos racionalmente antes de asimilarlos, adjuntarlos a nuestras convicciones o compartirlos. Muchas de nuestras creencias en materia política, quizás aquellas que más nos exaltan, son memes, ideas que se replican a sí mismas sin evidencia y tienen sus propios intereses.

En la incertidumbre sobre la gobernabilidad que provoca la crisis argentina es cuando más necesitamos ponderar las alternativas que nos ofrecen los candidatos, sobre todo preguntando cómo van a hacer para hacer lo que dicen que van a hacer.

Damián Fernández Pedemonte, Director de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral.

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