En primera persona: el preocupante estado de la pediatría en Mendoza
Faltan especialistas y residentes, las guardias colapsan y los profesionales eligen trabajar en Chile.
La falta de pediatras y la baja cantidad de estudiantes que quieren elegir esta especialidad no es un problema de sólo algunas regiones. Se replica en todo el país y preocupa especialmente a quienes están en ejercicio y sufren la sobreexigencia del día a día en consultorios, guardias y emergencias.
Alarmada por la crisis de salud que atraviesan los profesionales ocupados de los niños, niñas y adolescentes, la pediatra mendocina María Celeste Torres le escribió a MDZ y advirtió: "En Mendoza la situación de los pediatras va camino a ser la misma que en Buenos Aires. Ha disminuido en gran medida el número de postulantes a la especialidad. Cuando ingresé, en 2012, había 50 cargos que se cubrían y quedaban chicos sin conseguir plaza, pero hoy, hasta ahora, sólo hay 11 inscriptos".
El problema todavía no cobró notoriedad porque la provincia aún tiene muchos pediatras jóvenes en ejercicio; sin embargo, "para el sistema público, los residentes significan un gran apoyo, especialmente en los hospitales y en atención primaria", explicó Torres y agregó que, por ejemplo, "el hospital Paroissien cuenta con tres pediatras de planta, que van todas las mañanas, evalúan y evolucionan a todos los internados, pero a veces se ven sobrepasados" ya que "el resto del tiempo se cubría con los residentes que realizaban sus guardias correspondientes".
Actualmente, "casi no hay residentes", según la médica, y "quienes deben controlar a los internados son también los pediatras que cubren la guardia de urgencias que normalmente desborda de pacientes". Por otro lado, en todo Luján de Cuyo hoy hay cuatro especialistas pediátricas y esto impacta en la atención primaria que debería atender en primera instancia a niños con patologías que no representan riesgo de vida como gastroenteritis, bronquitis, faringitis o bronquiolitis, y hacer controles de salud para otras patologías que requieran seguimiento ambulatorio, pero no dan abasto.
"El resto son médicos generalistas y un par de médicos de familia. Lo que nos lleva a tener que ver un gran número de pacientes a gran velocidad y a que, por esto, los niños no reciban una buena atención, que la persona se desgaste y nuestro trabajo rinda menos", agregó Torres y señaló que la razón detrás de la falta de pediatras es que significa "trabajar muchísimo, sin descanso y por un sueldo que no vale la pena".
Económicamente, hay otro entretelón, según la pediatra: "Es más rentable contratar a un médico recién recibido que se anima a ver adultos y niños y se conforme con una prestación en negro, que no es alta, pero que equipara al sueldo de un especialista". Hoy un pediatra en Mendoza con aproximadamente cinco años de antigüedad cobra alrededor de $240.000, lo mismo que un médico residente de tercer año (R3) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde el sueldo se incrementa o disminuye de a $2000 según el nivel académico y un profesional de planta asciende los $250.000.
En este contexto, muchos pediatras eligen irse a trabajar a Chile "o se dedican a otras cosas como estética porque es más rentable", contó Torres y se lamentó: "Es muy desgastante, no se valora la importancia de nuestro trabajo".