El flagelo que crece e impacta en el desarrollo de niños y adolescentes
En la Argentina el trabajo adolescente creció 7 puntos a partir de la pandemia y la problemática se profundiza. El derecho al juego, al esparcimiento, a la vivienda digna, a la salud y a la educación; se ven relegados por actividades laborales, en su mayoría, relacionadas a la agricultura.
Las postales de las ciudades dan cuenta de una realidad social compleja para las infancias en Argentina que muchas veces se torna invisible. En las calles predominan los grupos de niños y adolescentes que venden diversos productos para ganar unos pesos que les servirán para comprar la comida del día. Esos chicos en edad escolar transitan las calles, los subtes y colectivos con el único objetivo de sobrevivir mientras que, en los barrios populares cada vez es más común ver pasar las carretelas con pequeños que son llevados entre cartones y materiales que los recolectores juntan casa por casa para luego vender en alguna chacarita. Muy lejos quedaron sus derechos al juego, al esparcimiento, a la vivienda digna, a la salud y a la educación.
En Argentina el trabajo adolescente creció 7 puntos a partir de la pandemia y la problemática se acrecienta en zonas donde la pobreza impacta con más fuerza y obedece a causas comunes como son la pobreza y la explotación. Según los datos publicados por Unicef, la pobreza infantil en Argentina es del 62,9 por ciento y alcanza a más de 8 millones de niñas y niños.
Las percepciones arraigadas en parte de la sociedad acerca de un trabajo que dignifica no tienen un correlato cuando se trata de las infancias y los adolescentes, por el contrario, trabajar en edades tempranas les quita la posibilidad de acceder a la educación y no contribuye con el desarrollo.
Los números de la explotación laboral infantil
Las últimas estimaciones globales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Unicef indican que, en todo el mundo, 160 millones de niñas, niños y adolescentes trabajan. En Argentina, los datos oficiales señalan que 1 de cada 10 personas de 5 a 15 años realiza al menos una actividad productiva.

Las cifras son contundentes y muestran que el 70 % del trabajo infantil a nivel mundial se realiza en tareas relacionadas a la agricultura ya que niños y niñas suelen identificar el trabajo como una ayuda familiar hasta aproximadamente los 12 años. Según lo expresado por la OIT, entre los 13 y los 14 años empiezan a entenderlo como una necesidad y como una práctica laboral individual.
"En las zonas rurales de Argentina trabajan el 20 por ciento de niños y niñas de entre 5 y 15 años. También lo hace el 43,5% de las y los adolescentes de entre 16 y 17 años. Sin embargo, en el segmento de 13 a 17 años, lo hace el 23%"
"Uno de los obstáculos y determinante de la cultura de trabajo rural y agropecuario, es la experiencia que los padres traen de su propia infancia: la idea del 'aprendizaje temprano' de las tareas agrícolas por parte de sus hijos", destacaron desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
"En las zonas rurales de Argentina trabajan el 20 por ciento de niños y niñas de entre 5 y 15 años. También lo hace el 43,5% de las y los adolescentes de entre 16 y 17 años. Sin embargo, en el segmento de 13 a 17 años, lo hace el 23%, cifra que representa un aumento de 7 puntos porcentuales respecto a noviembre de 2020, ya que la mitad comenzó a trabajar durante la pandemia", destaca el informe emitido.

Trabajo infantil y abandono escolar
A nivel mundial, un alto porcentaje de niños y niñas son excluidos de la escuela a pesar de tener edad de enseñanza obligatoria. Más de tres cuartas partes del grupo compuesto entre los 5 a 11 años y más de un tercio del de 12 a 14 años en situación de trabajo infantil no están escolarizados.
La realidad para esos chicos es compleja ya que, a futuro sus perspectivas de trabajo como el potencial para su desarrollo se encuentra limitado. "Las actividades laborales son una barrera para que los niños, niñas y adolescentes puedan acceder a una educación de calidad, ya que incide negativamente en las trayectorias escolares al provocar situaciones de repitencia de año, llegadas tarde a la escuela, que se duerman durante las clases o directamente abandonen los estudios", expresaron en el informe realizado por la OIT.

¿De qué hablamos cuando hablamos de trabajo infantil?
Se considera trabajo infantil a toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños por la edad mínima de admisión al empleo o trabajo (16 años). Así pues, se alude al trabajo que:
- es peligroso y prejudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño
- interfiere con su escolarización puesto que: les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume mucho tiempo.
Entre las actividades más comunes que realizan los niños, niñas y adolescentes, se encuentran las de cortar y apilar ladrillos, vender panes en su barrio, cortar el pasto, hacer mandados, cuidar a sus hermanas o hermanos menores, trabajar en la construcción, alimentar animales, buscar y acarrear agua y leña. La pobreza de los hogares, entre una diversidad de dimensiones, es una de las principales causas del trabajo infantil.

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