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Cuáles son las formas de imponer terror que utilizan los narcos en Rosario

En medio de la crisis de inseguridad la ciudad santafesina suma a su fisonomía una particular postal de carteles con amenazas que ya forman parte del lenguaje de la delincuencia.

José Graells
José Graells miércoles, 22 de marzo de 2023 · 07:06 hs
Cuáles son las formas de imponer terror que utilizan los narcos en Rosario

En papel o cartón, con biromes, fibras o en computadoras, los carteles intimidatorios se reproducen a la misma velocidad que los hechos de inseguridad y violencia en Rosario. No son un fenómeno nuevo, políticamente los sufre el peronismo que hoy gobierna Santa Fe, pero antes también lo padeció el socialismo que lo hizo hasta el 2019. Crecen, se multiplican y evoluciona en su complejidad para dar con el o los autores.  

En todos los casos, el objetivo es el mismo: amedrentar, intimidar y generar terror, en la sociedad y las instituciones. Los “blancos” se modifican de acuerdo a los intereses del emisario y el destinario: Casa de Gobierno, Municipalidad, tribunales, escuelas, medios de comunicación, comercios y búnker de drogas. Todos son factibles de ser atacados, todos ya fueron atacados en, al menos, una oportunidad. 

El territorio se disputa en la calle y el negocio por la droga se dirime con balas y amenazas. En ese contexto, las autoridades entienden que la dispersión y aparición de nuevas bandas generó que se corran algunos límites. Son más “anárquicos” y apuestan al desastre institucional, aseguran. 

Los mensajes se multiplican en las calles.

Está quienes llevan las armas, efectúan las balaceras y dejan los mensajes. Por lo general, jóvenes entre 15 y 30 años. Entre los más chicos el hecho de pertenecer a un determinado grupo y mostrarse capaz hace que los precios sean inferiores. Les da entidad y les permite acceder rápidamente a ciertos bienes de los cuales siempre estuvieron privados: un celular, unas zapatillas de marca, por ejemplo.   

Llegan al objetivo solos o acompañados, dependiendo el lugar y la urgencia. Utilizan motos, autos, bicicletas y hasta hubo ocasiones que fueron caminando. En algunos casos están “jugados” y en otros, saben que no habrá ningún tipo de persecución por parte de las fuerzas. La complicidad.  

El “trabajo” tiene precio. Como todo, depende de quiénes lo realicen, el lugar y las repercusiones. No es lo mismo una escuela que una comisaría, como tampoco es igual si la persona quedó herida o si la asesinó. Suma mucho a la tarifa si el hecho toma relevancia. Hasta el momento el caso más resonante fue la balacera al comercio de la familia política de Lionel Messi, hecho que ganó trascendencia a nivel mundial y generó consternación en el país. Después de eso, el Gobierno Nacional decidió enviar a Rosario al Ejército.  

Otras razones detrás de los mensajes

Además del barrio, la plata y la droga, aparecen otros “motivos” para mandar a balear o dejar mensajes. Alguien que arruinó un negocio, medidas del Servicio Penitenciario que “molesten” a los internos, marcar la cancha dentro la Policía, son algunas de las circunstancias que aparecen al momento de hacer la evaluación de parte de las autoridades.  

Amenazas y mensajes mafiosos.

“Quedan expuestas claramente las conexiones que existen entre el interior de las cárceles y el territorio, que se puede dar mediante el uso de celulares o a partir de las visitas que reciben los internos”, comentan desde el Ministerio de Seguridad.  

El estar privado de la libertad ya no es un impedimento para los integrantes de estas bandas. Al contrario, lo aumentan. Desde adentro coordinan y dirigen estos ataques. Acceder a un teléfono lejos está de ser un problema. Una llamada tiene precio y se puede pagar hasta 200 mil pesos, estiman.  

La incorporación de tecnología

El problema escaló demasiado y por eso las autoridades avanzan con la incorporación de tecnología para controlar los ingresos al servicio penitenciario. En los de la Provincia sumaron scanners y detectores de metales en las cárceles de Coronda, Las Flores y Piñero. Por su parte Nación puso a disposición tecnología balística que permite detectar, mediante una base de datos, los tipos de proyectiles y armas y saber si ya fueron utilizados en otro hecho.  

Las réplicas se sienten en la calle, con las balas y las letras de cada cartel que aparece en la escena del crimen manchado con sangre. A veces, la guerra es entre ellos y otras aparecen víctimas inocentes que nada tenían y que se encontraron con la muerte.   

 

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