Rincon literario

Tribulaciones y miedos infundados de turistas en Mendoza

Visitantes del otro lado de la cordillera inundan las calles mendocinas, con sus familias y sus bolsas rebosantes de alimentos varios.

Pablo Gómez domingo, 12 de noviembre de 2023 · 12:49 hs
Tribulaciones y miedos infundados de turistas en Mendoza
Logramos cruzar la cordillera; después de varias horas de espera, ya estamos del lado argentino. Foto: MDZ

Finalmente, logramos cruzar la cordillera; después de varias horas de espera, ya estamos del lado argentino, más precisamente, en Mendoza. Está bueno conocer la tierra de esas personas que por años nos visitaron copando el sector cinco de Reñaca y que ahora, por esas cosas de la macroeconomía que escapan a mi entendimiento (y que de todos modos tampoco me preocupan) nos permiten a las gentes de por allá pasar para este lado, hasta para hacer las compras del supermercado. No lo podría asegurar, pero me parece que los gendarmes argentinos nos han tratado mejor que los carabineros chilenos. Raro. Somos habitantes de Chile, todo indicaría que deberían tratarnos mejor los nuestros, pero en fin, al parecer la mente de las personas es más inescrutable que la macroeconomía. Y no es que nos ande sobrando la plata, simplemente es que, es tan pero tan barato venirse para Argentina, que se siente como que se están derrochando los pocos pesos que se tienen si es que no se logra hacer un crucecito aunque sea por el fin de semana.

La primera imagen que estoy teniendo de esta provincia es quizá un poco rara. La cordillera de este lado es seca, muy marrón todo, muy contrastante con el verde que cubría los cerros apenas antes de cruzar; es que la geografía es otra de esas cosas que no entiendo ni me preocupan, pero al parecer esos vientos que vienen desde el Pacífico dejan su humedad de nuestro lado y pasan para Argentina con tan solo su aire seco. En fin, pasadas las aduanas y después de más de tres horas de montaña argentina… ¡ahí está la ciudad de Mendoza!

El tránsito es medio alocado, dicen que en Buenos Aires es peor, pero eso no me sirve de consuelo; está difícil avanzar con tantos autos que se te cruzan. La ciudad se ve linda, la gente al parecer también, nos estarían tratando respetuosamente, al menos por ahora. Nunca falta alguna persona que te menosprecia o te gritonea, pero en fin, en Chile es igual con quienes llegan desde Argentina; en general todo bien, pero siempre hay alguien que los maltrata, será la envidia de que tienen al Papa y al Dios del fútbol, qué se le va a hacer. Los precios, baratísimos, de todo, sea lo que sea que se compre. Aunque a juzgar por la cara que ponen en
la cola del super quienes viven en esta provincia, pareciera que las cosas les están saliendo bastante más caras que hace tan solo unos meses atrás.

Y encima están por elegir a un nuevo presidente… ahí sí que ni me meto: puedo no entender de macroeconomía ni de geografía, pero en la política argentina, todo indicaría que sin importar lo que cada cual opine o a qué candidato vaya a votar, esa persona está equivocada. Mejor no hablar de ciertas cosas. Pero bueno, disfrutemos de la tierra de los Enanitos Verdes, que tanto hemos bailado en Chile, aunque al parecer los hemos escuchado más de aquel lado de la cordillera que de éste; en fin, “nadie es profeta en su tierra” decía mi abuelita, que habrá viajado poco, pero te tenía una filosofía bastante compleja.

Disfrutemos de la tierra de los Enanitos Verdes, que tanto hemos bailado en Chile. Foto: MDZ.

Llegamos al departamento que alquilamos. Es en el primer piso del edificio y, raramente, no está al ras del suelo sino un nivel más arriba. Grandes diferencias entre los habitantes de ambos lados de la cordillera, ja: cómo llamar al piso que está al nivel de la calle en los edificios, si planta baja, o primero. Ahí viene caminando hacia nosotros un grupo de gente de acá, de Mendoza… ¿Nos tratarán bien, o pensarán que venimos a vaciarles los supermercados, y a facilitar que sus comerciantes les suban los precios? Por las dudas, disimulo el acento, prefiero darles un saludo cortito y neutro, que no se enteren que soy una de esas personas que en su
vida cotidiana ven al sol nacer en la cordillera de Los Andes.

-Hola… -digo casi con miedo, intentando impostar el acento.

Y ante mi sorpresa, esa persona que nació por acá, y a la que muy probablemente no le alcanza la plata para llegar a fin de mes, mientras yo ando de paseo, me contesta con una sonrisa:

-Eh, che, ¿cómo andan? ¿Qué tal el paso, mucho tráfico? ¿Saben si en estos días sigue abierto? Si andan por acá esta tarde, les cuento de un par de hipermercados que son un poco más baratos, bah, menos caros jaja. ¡Bienvenidos!

¿Somos bienvenidos? Buenísimo entonces. Quizá no por todas las personas, pero al parecer, sí somos bienvenidos en Argentina.

Pablo R. Gómez.

* Pablo R. Gómez, escritor autopercibido.

Instagram: @prgmez

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