El corazón de una madre es el regazo al que siempre se puede volver
El Día del Madre y "Arte que motiva", la columna semanal en MDZ de Juan Barros, llega a todos nosotros con su estilo particular.
A través de una madre, Dios se acerca siempre a nosotros. Cuantas imágenes de una madre y su niño pasaron por nosotros. A cada instante, a través de los siglos, La Virgen María está presentándose a todos los pueblos. Esa madre con el niño en sus brazos.
“Cuando el pueblo de Dios va a visitar a su madre, se expresa de un modo que quizás no lo hace tanto en otro tipo de oración. Delante de la madre como que se despiertan los sentimientos más nobles de una persona. Para ella no hay descarte, es la madre de los descartados, de los que nosotros descartamos porque va allí a buscarlos. No conoce la actitud de descartar a nadie. Y como es madre, sabe escuchar tantas cosas, tantas peticiones, incluso cuando nacen de un corazón doble, de un corazón que
no es coherente consigo mismo, un corazón injusto que hace daño. Escucha, escucha al hijo criminal también. (Papa Francisco, a los miembros de la cofradía de la Virgen de Montserrat, España).
Mirándonos en nuestra madre…
¿Qué no será lo que soy?
¡Mamá, me enseñaste a abrazar como necesitamos ser abrazados!
¡Me enseñaste a coincidir con uno mismo y… para poder coincidir con el otro!
¡Me enseñaste a que no nos falta lo que amamos!
¡Mamá, sé cómo soy por cómo sos conmigo!
¡Mamá, como crees en mí me haces creer! Porque, mamá, lo que haces es lo que crees.
¿Cuál es el mejor lugar del mundo? El lugar que te das, al dar lugar al otro. Así me enseñas mamá.
Lo mejor que se puede decir a una madre es, gracias.
* Juan Barros, energizante natural. Apto para todo público.