Huellas del Imperio Inca

Las hipótesis que giran en torno del reciente hallazgo arqueológico en la Laguna del Diamante

Luego de ascender a más de 3.700 metros de altura sobre el nivel del mar para examinar las estructuras hechas en piedra descubiertas en la reserva natural, uno de los científicos de la Universidad de La Plata que integró la expedición adelantó a MDZ los detalles de las primeras investigaciones.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 18 de enero de 2023 · 20:30 hs
Las hipótesis que giran en torno del reciente hallazgo arqueológico en la Laguna del Diamante
Los científicos subieron a más de 3.700 metros de altura en la zona de la Laguna del Diamante y hallaron construcciones que coinciden con la cosmovisión del pueblo Inca. Foto: Gentileza

Como huellas vívidas que la naturaleza atesoró por cientos de años. Allí, a más de tres mil metros de altura, donde la Tierra parece unirse con el cielo en un juego infinito de combinaciones, la inmensidad del paisaje en la reserva natural Laguna del Diamante (San Carlos) guarda nuevas señales que dan cuenta de la riqueza respecto de la cultura, la cosmovisión y la organización política, económica y militar que supo mantener el imperio Inca antes de la conquista de América, a lo largo de miles de kilómetros sobre la cordillera de Los Andes.

En marzo de 2022, las primeras señales de la existencia de material factible de ser estudiando por la ciencia fueron descubiertas por un grupo de guardaparques de la Dirección de Recursos Renovables de Mendoza. Un grupo de estructuras construidas a modo de pircas, en la zona norte de la laguna se postularon como los primeros indicios de lo que hoy es uno de los hallazgos arqueológicos más trascendentales del país y el mundo sobre el cual la ciencia ha puesto su mirada.

Ocurrió que luego de un nuevo ascenso a la zona que incluyó el recogimiento de pruebas en el marco de un recorrido posterior efectuado por el antropólogo mendocino especializado en arqueología, Víctor Durán, surgieron nuevas pruebas que coinciden con la teoría de que el Imperio Inca llegó hasta ese sitio. El investigador del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (Conicet), detalló que entre los descubrimientos hallados figuraron construcciones hechas con formas geométricas (rectangulares, piramidales, pasadizos, pasillos y círculos emplazados en diferentes sectores de los márgenes de la laguna y el volcán), que coinciden con el tipo de estructuras realizadas por el pueblo originario que dejó sus marcas en la zona cordillerana.

A principios de enero de 2023, los científicos comenzaron a escribir un nuevo capítulo del hallazgo arqueológico, que de comprobarse, podría tener alcance mundial: hasta ahora, si bien aún queda seguir evaluando datos y mediciones para cotejarlas con especialistas extranjeros, todo indica que el descubrimiento es la prueba más contundente de que el pueblo inca no concluyó su expansión hasta la que hoy es la ciudad de Santiago de Chile, sino que su predominio sobre la cordillera de Los Andes se explayó por cientos de kilómetros más, hacia el sector más meridional en el sur hasta hoy conocido.

Es decir, que en la Laguna del Diamante, el imperio que dominó el Cono Sur sobre todo, a fines del siglo XV y principios del siglo XVI habría marcado su presencia con objetivos que por estos días son evaluados por científicos de la Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires), que desde sus conocimientos especializados en la arqueoastronomía, visitaron Mendoza en el marco de último ascenso a la zona evaluada, que se concretó en en los primeros diez días de este mes.

Retazos de historia para entender el pasado

Gustavo Corrado es licenciado en antropología, doctor en Ciencias Naturales y es uno de los dos arqueoastrónomos que en Argentina se dedican a investigar la temática Inca. Justamente, el científico formó parte del equipo que ascendió recientemente a la zona de la Laguna del Diamante y el volcán Maipo con el objetivo de tomar los datos necesarios relacionados al hallazgo arqueológico. Lo cierto es que al recorrer zonas ubicadas hacia el sector norte del volcán, los científicos descubrieron un doble camino cerrado hechos de pircas que podría ser el puntapié para nuevas hipótesis que aún deben continuar siendo evaluadas. Corrado aclara que prefiere ser cauto a la hora de adelantar una aseveración al momento de reconstruir el motivo que puede haber movilizado al pueblo Inca para elaborar estructuras de piedra que han perdurado hasta hoy, a pesar de la propia erosión natural producida por el medio ambiente de la zona.

La expedición que regresó a evaluar la zona en enero descubrió nuevas estructuras que comprueban el paso del pueblo Inca por Mendoza.

"Las estructuras halladas tienen todo para ser incas, aunque aún preferimos ser cautelosos. Subiendo por la ladera norte encontramos, por ejemplo, más sitios, con habitaciones y recintos que podrían la pauta de la posible existencia de un geoglifo, es decir, una estructura que se puede ver desde el cielo", detalla el investigador de la Universidad de la Plata aunque aclara que de todos modos esa hipótesis sería evaluada y comparada mediante una futura consulta con colegas peruanos suyos, especializados también en esa temática. Hay que decir en este sentido, que los geoglifos son estructuras que se pueden visualizar desde el cielo.

Tres hipótesis y una afirmación

Hasta el momento los especialistas coinciden en adelantar que "las probabilidades de que estas estructuras hayan sido construidas por el Imperio Inca son muy altas". Justamente, todo apunta a corroborar la existencia de espacios en los cuales se realizaban ofrendas, con pasadizos que apuntan a sitios clave, tales como la laguna y el volcán; ambos considerados deidades, en función de la cosmovisión y las creencias que regían la vida del imperio en la cordillera de Los Andes, en los años previos al exterminio ejecutado por Europa en el marco de la conquista.

"En el sector norte, se hallaron estructuras de distinta altura que conducen siempre hacia la cima. En la zona sur hay pruebas sobre la existencia de lo que podría ser un posible libadero con un pasadizo que punta hacia la laguna (pacarina) y otros cerros", especifica Corrado, quien cuenta con una amplia trayectoria en relación a los poblados que se asentaron en la época prehispánica en la cordillera de Los Andes.

Sitio rectangular pircado de 30 metros de largo por 13 de ancho con pasillos y subdivisiones internas. Está ubicado en el flanco norte del cerro Maipo.

Con este material en investigación, hasta el momento existen tres hipótesis que se postulan como las más fuertes acerca del destino que los Incas le podrían haber dado a estas construcciones y las motivaciones que los empujaron a emplazarse (por ahora por un período no determinado) en las inmediaciones de la Laguna del Diamante y el volcán Maipo. Una tiene que ver con la posibilidad de que las estructuras sean alineaciones a eventos solares o marcadores solares determinadas de manera estratégica para establecer su calendario, en tanto que una segunda hipótesis podría dar cuenta de que los caminos caminos y pasadizos elaborados por el pueblo inca pudiesen vincularse a su concepción del paisaje como un elemento sagrado (es decir, para realizar rituales).

Pero además, Corrado advierte que también existe la posibilidad de que estos caminos coincidan con la necesidad del pueblo inca de extraer obsidiana, en las canteras, un material  con el cual se fabricaban puntas de flecha y cuchillas, entre otros elementos clave para la vida cotidiana. "Fuimos a evaluar tres sitios y nos volvimos con datos de al menos diez lugares", expresa el investigador que espera regresar a tierra mendocina antes de que concluya la temporada de verano. Su objetivo es seguir analizando junto al equipo de científicos a cargo de la investigación, las zonas recorridas.

Sitios sagrados que dieron vida a la humanidad

Explica Corrado que el término "pacarina" da cuenta de los sitios sagrados de la naturaleza que los incas consideraban como espacios clave desde los cuales aparecieron los primeros ancestros. Así, las cuevas de los cerros como así también las lagunas (tal como es el caso del Lago Titicaca, ubicado en la frontera entre Perú y Bolivia) eran para el Imperio Inca, los lugares sagrados desde los cuales nació el primer varón y la primera mujer.

"Hasta hoy se sabe que el imperio o estado Inca abarcó desde el sur de Colombia y Ecuador; se creía que su límite terminaba en Santiago de Chile. Hay teorías que indican que los incas no tenían fronteras fijas; sino que las relaciones entre las provincias y los estados se relacionaba a lo familiar, pero también a lo espiritual y paisajístico. Lo astronómico era muy importante el imperio. En función de ellos, tenían varios calendarios y uno oficial, que era el calendario metropolitano, que por ejemplo, establecía las festividades que se realizaban en otras partes del Imperio, relacionadas al círculo de la élite", explica el experto.

El calendario que regía la vida y los "elegidos" de la naturaleza

Corrado añade -en función de los conocimientos logrados hasta hoy- que además el pueblo inca a lo largo de su extensión contaba con calendarios de siembra locales. Por eso, algunos de los hallazgos arqueológicos recientes en tierra mendocina, podrían ser la prueba de elementos relacionados al diseño de un calendario regido por los solsticios y los equinoccios. Pero además de ello, la riqueza respecto de la cosmovisión del imperio que estableció su poderío por décadas en Sudamérica reside en creencias arraigadas que marcaron la vida de esas generaciones originarias.

"Todo para ellos tenía vida; tenía energía. Había personas que eran especialistas, eran seres elegidos para hacer las veces de interlocutores entre el mundo de lo físico y lo espiritual. Estas personas eran dadoras de vida", detalla Corrado y explica en ese sentido los incas tenían rocas sagradas, pero que también adoraban al río y a la montaña. "Todo estos eran lugares sagrados y a través de ellos, estas personas se comunicaban. Por eso, los rituales incluían llevarles alimentos y bebidas", indica el especialista y explica que por ese motivo, los cerros nevados (apus) eran venerados con sacrificios (capacocha) en los que se entregaban ofrendas para pedir algo o bien, entregar una retribución. Tal es el caso del hallazgo -también en Mendoza- del llamado "Niño del Aconcagua" en enero de 1986. 

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