Opinión

¿Cuáles son los desafíos de la educación para el 2023?

En varias notas hemos hablado acerca de la situación de la educación en Latinoamérica y el Caribe y en otros países. Sin embargo, en esta nota queremos centrarnos en lo que sí podemos hacer para revertir la situación y devolverle a los niños y las niñas el derecho esencial de la educación.

Luciana Tixi y Agustín Pardo
Luciana Tixi y Agustín Pardo domingo, 1 de enero de 2023 · 14:00 hs
¿Cuáles son los desafíos de la educación para el 2023?

Para tener una idea de la situación actual: De acuerdo con Unicef y el Banco Mundial, el 70% de los niños y niñas de 10 años en países de ingresos medios y bajos no son capaces de leer o comprender un texto simple. El informe del Banco Mundial sugiere que podríamos alcanzar una “catástrofe de capital humano” si no intentamos dar vuelta la situación de la educación a la brevedad. 

Por eso en esta nota queremos poner el foco en aquello que sí podemos hacer para cambiar la dirección. Los organismos internacionales y los especialistas están de acuerdo en algunos puntos.  ¿Qué podemos y debemos hacer para solucionarlo? 

El primer punto: aceptar el problema. Está claro que la solución debe ser integral, tiene que involucrar a todos los sectores y actores de la sociedad: políticos, educadores, familias, estudiantes, organizaciones no gubernamentales, empresas. En este informe, el Banco Mundial sostiene que el primer paso es llamar la atención sobre la preocupante situación que atraviesa la educación. Como sociedad tenemos que tomar conciencia y valorar el problema como tal. Si minimizamos el problema difícilmente podamos revertir la situación o presionar para que se adopten políticas públicas sostenibles y serias para enfrentarla. 

El segundo punto: acciones concretas a largo plazo. El segundo paso es que los compromisos deben traducirse en acciones concretas sobre todo el territorio. Las políticas públicas que se pongan en marcha no pueden estar apoyadas en intereses partidarios, económicos o sectoriales. Hay que trabajar en acuerdos a largo plazo, independientes de los cambios de gobierno, que prioricen la educación de calidad para los estudiantes. 

El tercer punto: la importancia de los datos. La tercera clave es tomar decisiones basadas en la evidencia en lugar de la intuición. En la medida en que se cuente con datos confiables, que puedan ser comparables en el tiempo, que incluso puedan ser comparados entre países, se podrá diseñar políticas públicas o soluciones más específicas, contextualizadas y entonces más eficientes. Muchas veces no damos importancia al relevamiento de datos después de la aplicación de tal o cual estrategia, pero tenemos que darnos cuenta de que esos datos son fundamentales si queremos saber qué funcionó y qué no. Los sistemas educativos necesitan dos tipos de datos: datos que permitan evaluar el sistema a nivel global y datos que permitan evaluar el aula. 

El cuarto punto: trayectorias de aprendizaje más acompañadas. Un cuarto aspecto importante es poder pensar soluciones que le den importancia al acompañamiento de las trayectorias de aprendizaje, con más relación entre la escuela y la familia, entre los docentes y los estudiantes. 

El quinto punto: la formación docente. Trabajar sobre la potencialidad de cada estudiante, sobre el entrenamiento de las habilidades que le servirán para construir nuevos conocimientos parece ser la nueva tendencia. Porque se entiende que la escuela como transmisora de contenidos perdió vigencia (porque esos contenidos se volvieron accesibles a través de distintos medios), el docente como autoridad portadora de saberes exclusivos ya no funciona. Uno de los mayores desafíos que tenemos por delante es el de reconfigurar el rol del docente, capacitarlo para que pueda transformarse en un guía y mediador que acompañe en el aprendizaje del uso de las herramientas.

El sexto punto: la tecnología. Y finalmente, otra de las claves, es la incorporación de la tecnología. Y con tecnología no nos referimos únicamente a dispositivos, sino a toda una técnica escolar, que implica tanto dispositivos, conectividad como facilitadores que acerquen estas nuevas tecnologías a los estudiantes y a las familias, permitiendo que las experiencias escolares sean más personalizadas y estén enfocadas en las necesidades del contexto y del niño o niña. Es necesario aprender a usar la tecnología para construir y analizar los datos, para construir políticas apoyadas en esos datos y para personalizar la experiencia educativa de cada estudiante. 

Estos serían cinco puntos que tendríamos en los que tenemos que enfocarnos para que una verdadera transformación de la educación tenga lugar. Sobre estos temas y algunos otros estaremos conversando en el Congreso Internacional de Alfabetización Inicial que desde Wumbox organizamos para el 17 y 18 de marzo.

Si querés saber más sobre el congreso podés visitar la página web: haciendo click aquí

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