Educar en crisis

La dura advertencia sobre la educación: "Los niños no pueden aprender aunque estén incluidos en el sistema"

Emilio Tenti Fanfani es investigador, escritor y docente. A lo largo de su carrera como sociólogo ha puesto el foco en el impacto de la cuestión social en materia educativa. En esta entrevista devela que para mejorar la calidad de la educación es necesario que los cambios sean colectivos.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 24 de agosto de 2022 · 08:30 hs
La dura advertencia sobre la educación: "Los niños no pueden aprender aunque estén incluidos en el sistema"
Emilia Tenti Fanfani es un referente de la educación en Argentina Foto: Gentileza

Que la educación en Argentina dejó hace ya mucho tiempo su perfil como posibilitadora del ascenso social. Que ya no se trata de una institución "alejada de toda sospecha", sino más bien, atravesada por profundos y graves problemas sociales que se potencian y generan un freno al aprendizaje genuino y duradero de niños, niñas y adolescentes que hoy viven en condiciones de pobreza extrema. Que el desinterés, el abandono y el fracaso escolar son ya hechos enquistados en el escenario educativo pese a cualquier esfuerzo por revertir esas problemáticas.

Tal vez por su perfil como investigador, docente y sociólogo de larga trayectoria, Emilio Tenti Fanfani no puede mantener un análisis descontextualizado del mapa latinoamericano. Su visión es amplia y completa respecto de la realidad que hoy afronta la escuela como institución junto a las comunidades que le dan vida. Asegura que en realidad, el cambio del sistema escolar no es un desafío que atañe a personas individuales, sino que es más bien, el resultado de una acción colectiva. 

De hecho, en su libro más reciente, al que llamó "La escuela bajo sospecha", este referente de la sociología de la educación en el país, supo sentar una síntesis que hoy parece estar más vigente que nunca: la educación es un derecho que está garantizado para todos; pero lo cierto es que en un contexto de profundas desigualdades, no todos los niños, niñas y adolescentes de hoy, pueden acceder y efectivamente, aprender.

En esta entrevista y tras varias semanas desde su regreso a Buenos Aires, luego de la presentación de su nueva publicación en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Cuyo, el profesor de la Universidad Pedagógica Nacional compartió su visión con MDZ. Se refirió al estado de la educación en el país y explicó como el pulso social repercute de manera crucial en el escenario escolar. "“Todo lo que sucede en la sociedad se siente en la escuela”, expresa al mencionar el impacto de la actual crisis en la educación

- ¿Cómo considera el actual estado de la educación formal en Argentina?

- "El estado de la educación básica, en especial la pública (de gestión estatal o privada) no satisface a todo el mundo. En verdad, hace tiempo que dejó de ser una institución “más allá de toda sospecha”, como lo supo ser en algún momento del pasado. Algo análogo sucede en la mayoría de los países de Améria Latina. Es significativo que casi todos los gobiernos intenten no solo mejorar, sino “reformar” o “transformar” la educación".

- Este proceso de cambios en el sistema, ¿estuvo atado a la cuestión social? ¿En qué medida?

- "La cuestión social influye en los bajos rendimientos escolares, tal como lo muestran todas las evaluaciones, tanto nacionales como internacionales que se vienen realizando en la Argentina desde el año 1993. Sucede que niñas, niños y adolescentes que están excluidos de muchos bienes y servicios básicos, desde el cuidado y el afecto, el alimento hasta la vivienda, la salud y la seguridad, están incluidos en el sistema escolar. Los datos indican que no están dadas las condiciones sociales básicas para que las nuevas generaciones estén en condiciones de aprender".

- ¿Qué necesita el sistema educativo para aggiornarse a las demandas actuales de la sociedad?

- "No bastan las condiciones sociales para garantizar el aprendizaje. A ellas se agregan las condiciones pedagógicas. Estas deben ser garantizadas por las instituciones escolares y sus agentes, los directivos y docentes. En el sistema escolar tienden a predominar las inercias, las rutinas burocráticas y ciertos intereses corporativos que impiden introducir en forma masiva cambios en los contenidos, las relaciones entre docentes y estudiantes, los sistemas de evaluación y promoción. El “dar clase”, la evaluación con notas de 1 a 10, la promoción por año, la sobrecarga de contenidos escolares, que muchas veces impide el acuerdo acerca de lo básico y que es preciso priorizar, favorecen el desinterés y contribuyen al abandono y la repetición escolar".

- ¿Es posible mejorar la calidad de la educación en Argentina?

- "La posibilidad de mejoramiento hay que producirla. En primer lugar se requiere un diagnóstico y una estrategia de intervención de mediano y largo plazo, lo cual requiere negociaciones y acuerdos políticos, necesarios, pero difíciles de conseguir".

-¿Con qué recursos?

- "Para transformar la educación básica se requieren diversos recursos: un proyecto con objetivos claros y consensuados, fuerza y voluntad política, recursos tecno-pedagógicos adecuados, económicos (la buena educación “cuesta”), y tiempo. Muchos de estos recursos no están disponibles, sino que hay que “producirlos” socialmente".

- Las escuelas son el escenario donde la crisis se siente y repercute. ¿Qué elementos clave considera que deben aplicar los/as docentes y directivos frente a esta realidad?

- "Suelo decir que todo lo que sucede en la sociedad se siente en la escuela. Las y los docentes de las escuelas públicas (al igual que los trabajadores sociales y la policía, por ejemplo) son lo que en inglés denominan “la steet level bureaucracy”, es decir el funcionariado que da la cara a los problemas sociales que viven muchos ciudadanos argentinos. Muchos de ellos hacen lo que pueden en condiciones muchas veces difíciles (inseguridad, escasez de recursos materiales y tecnológicos, instituciones débiles). Por estar “en el frente de combate” muchas veces se los hace responsables exclusivos de las deficiencias en los aprendizajes de los alumnos.

- ¿Cuál es el rol de las instituciones en este sentido?

- "Más allá de la responsabilidad real que les incumbe, lo que hacen no solo depende de sus conocimientos profesionales y de su voluntad, sino también de la riqueza de la fortaleza de las instituciones donde trabajan, las cuales en gran medida depende de las políticas educativas que se generan en los ministerios de educación de cada provincia y de la Nación".

- ¿Cómo lograr que no se descuide lo pedagógico frente al drama social que hoy atraviesa a niños, niñas y adolescentes?

- "La escuela se ha visto obligada a atender y administrar problemas ajenos a su función específica, la cual tiene que ver con el desarrollo de conocimientos poderosos en las nuevas generaciones. Como la escuela es la institución pública más inclusiva que tenemos, tiende a ser utilizada como instrumento para aplicar todas las políticas para la infancia y la adolescencia. Pero para que la escuela pueda cumplir con su función esencial, es preciso enriquecerla, tanto en términos de espacio físico como temporal y también en términos de intervención de otros profesionales, tales como asistentes sociales, psicólogos, nutricionistas, animadores culturales, etc. que contribuyan a proveer esas condiciones sociales que faciliten el trabajo pedagógico de los docentes".

- ¿Cuál es el rol de las familias en este sentido?

- "El rol de la familia es obvio. Ella es el ámbito donde se desarrollan los primeros aprendizajes y además acompaña toda la trayectoria escolar de las nuevas generaciones. Ellas también deben estar en condiciones sociales y culturales de cumplir con su función estratégica. No hay que olvidar que la educación “primera” determina la primaria, y a su vez ésta la secundaria y así sucesivamente. En términos estrictos, éxito de la política educativa depende del éxito de las políticas sociales en general (laborales, de ingresos, de vivienda, seguridad, salud, medio ambiente)".

- En este contexto, ¿hacia dónde deben estar dirigidas las políticas educativas actuales?

- "Las políticas educativas deben orientarse al logro de aprendizajes básicos que yo califico como poderosos, es decir, que dan poder a quienes los poseen. No hay dudas que hay dos campos culturales que son prioritarios: el desarrollo de las competencias expresivas, en sentido amplio (no meramente gramática o lengua), es decir, como capacidad de expresar e intercambiar sentidos, estados de ánimo, demandas, deseos, intereses, fantasías. Esto se puede hacer con la palabra oral, la escritura, la imagen, el cuerpo y todas las ramas del arte. Desde este punto de vista esta es un objetivo transversal y no de una materia o un curso en especial".

- ¿Qué otras competencias es necesario reforzar?

- "A esta competencia se agrega el cálculo y el razonamiento lógico. Es obvio que estos aprendizajes se logran aprendiendo contenidos específicos (que proveen las ciencias naturales y humanas), pero éstos son un medio para el desarrollo de esas dos facultades estratégicas. Una chica o chico que domina estos dos campos está en condiciones de aprender en el trabajo, participar en la vida política, reflexionar críticamente y aprender toda la vida", 

- ¿Cuál es su mensaje para los/las educadores/as?

- "Los educadores de aula poseen un saber que no se aprende en las academias, sino mediante la experiencia. Solo me permito invitarles a compartir sus saberes con los demás, lo cual supone fortalecer el trabajo en equipo. El cambio del sistema escolar no es tarea de docentes o directivos individuales, sino el resultado de una movilización colectiva donde el “cuerpo docente” tiene que jugar un papel fundamental y no ser un mero ejecutor de políticas definidas por expertos o especialistas”.

 

 

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