Una casa se inundó en Guaymallén por desbordes en una hijuela de riego

Cuando el agua comenzó a alcanzar todo en su terreno, Alejandro Chirino y su familia aseguran que volvieron a trasladar la situación al Departamento General de Irrigación, área a cargo de la administración del agua para riego. Sin embargo, señala el hombre, como consecuencia a la falta de respuestas, la inundación en su terreno ubicado en El Sauce, Guaymallén, llegó al punto de afectar seriamente su casa, su trabajo cotidiano y el estudio de sus hijos.

Fue el viernes 23 de abril cuando en el terreno de 1.500 meros que compró la familia hace 20 años empezó a tener agua en exceso como consecuencia de los desbordes en la hijuela que se encuentra en un sector lindante a la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo. “Al parecer había comenzado el turno de riego en ese sector pero a causa de los problemas para que el agua siga su curso, mi terreno comenzó a inundarse. Hicimos los pedidos para que el turno sea interrumpido, pero lejos de eso, el agua siguió inundando la zona durante dos días más hasta que terminó el turno. Para ese momento, el derrame era tan grande que el agua se iba inclusive hasta el carril Mathus Hoyos”, relata este padre de familia que hoy ha tenido que afrontar complicados trámites para poder lograr que la energía eléctrica vuelva a su domicilio.

Pero además de estar sin luz ni conexión a Internet como consecuencia de los problemas ocasionados por la inundación en las conexiones, ahora la familia tiene que afrontar los altos costos de reparación del baño y la base de los cimientos de la casa. Es que el agua, cuenta llegó a acumularse de tal manera que fue necesario por esos días, por ejemplo, usar botas de goma para salir. “Hace años que veníamos denunciando que son necesarios los trabajos de destape en la hijuela de riego porque cuando largan el agua todo se desborda y nosotros terminamos muy afectados. Esta vez, la situación fue extrema. Cedieron los cimientos del baño y ahora además de todo, debemos afrontar esa refacción de fondo”, explica Chirino, que es profesor de Tai Chi Chuan y masoterapeuta.

“Mi esposa es profesora de yoga y como consecuencia de todo esto, nuestra fuente laboral también se ha visto afectada porque nosotros trabajamos acá con los alumnos. Pero todavía tenemos barro en el terreno, entonces tuvimos que avisar para que no vinieran”, recalca el hombre que no dudó en compartir su situación y hacerla visible a través de las redes sociales. 

Por el momento, aclara Chirino, las gestiones para evitar que esto vuelva a suceder, están focalizadas a solicitar a Irrigación que el tema se solucione de manera afectiva. “Hemos hecho muchas presentaciones y esta es una más. Por otro lado, debo cambiar todas las conexiones eléctricas de mi casa debido al cortocircuito que hubo como consecuencia de la inundación”, se quejó el hombre y aclaró que a pesar de pagar el costo del derecho de riego, “Irrigación nunca me lo dio”.