Infecciosas

Un infectólogo asesor del Gobierno comparó la viruela del mono con el coronavirus

El infectólogo Lautaro de Vedia, expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología, se refirió a la viruela del mono y, si bien reconoció que "hay que estar atentos", anunció que aún no hay razones para encender las señales de alarma.

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MDZ Sociedad lunes, 23 de mayo de 2022 · 17:30 hs
Un infectólogo asesor del Gobierno comparó la viruela del mono con el coronavirus

Lautaro de Vedia, médico infectólogo del Hospital Muñiz, se refirió a la viruela del mono, la enfermedad que encendió las señales de alarma en todo el mundo y que podría haber llegado a la Argentina de confirmarse que sea esa la infección que padece un hombre en la Ciudad de Buenos Aires que ha manifestado "síntomas compatibles con viruela símica". 

A poco más de dos años de la irrupción de coronavirus, es esperable que un "nuevo" virus alerte a la población. Lo que comenzó siendo una infección lejana y acabó derivando en cientos de miles de muertos en todo el mundo, además de millones de contagiados, fronteras cerradas, restricciones que llegaron hasta el absurdo y sucesivas cuarentenas. Es probable que aun los más escépticos pongan un ojo en la nueva enfermedad.

"¿Y si se repite la historia?", parece ser la pegunta tácita para muchos. Si embargo, esta no tiene para todos el mismo sentido. Algunos piensan que la alarma por la viruela del mono está de algún modo fogoneada por quienes buscan volver a "encerrar a la población". Otros, más temerosos, creen que se puede estar subestimando un virus que acabe paralizando -una vez más- al mundo entero.

Lo cierto, es que los especialistas no encuentran motivos para que la población de alarme. El principal motivo es que la transmisión se da de forma diferente al coronavirus. Lautaro de Vedia explico que la viruela del mono se transmite por medio del "contacto cutáneo, las lesiones en la piel y secreciones respiratorias". Teniendo en cuenta esto, aseguró que "por el momento no es para alarmarse, es para estar atentos y para tener una alternativa de diagnóstico si hay síntomas parecidos, y si los hay, se recomienda aislamiento".

Mientras las muestras de un ciudadano con síntomas compatibles con viruela símica (conocida como viruela del mono) son analizados en el Instituto Malbrán, los expertos llaman a prestar atención a ciertos detalles. El virus que se está dispersando por el mundo y del cuál ya se han detectado casos en más de una docena de países era, según de Vedia, "la más brava de las enfermedades eruptivas, existía hacia miles de años y generó terribles pandemias peores que las del covid, con muchos muertos".

El médico infectólogo explicó que la viruela fue controlada luego de que apareciera una vacuna contra la infección. "Es una enfermedad que no existe más. La OMS (Organización Mundial de la Salud) en 1980 declaró que no era necesario vacunar más si es que no había más viruela, pero persistió la enfermedad de la viruela de los monos que no es la de los seres humanos, es una enfermedad animal", detalló. 

Se refirió específicamente a la viruela del mono y de su explicación se desprende por qué no hay que hablar, en realidad de un nuevo virus. "Cada tanto, en África Central y Occidental por el contacto con ese animal podía haber algunos casos, en general leves, limitados", explicó y añadió que eventualmente se han detectado casos en otros países que suelen detectarse luego de viajes y que se caracterizan por manifestarse en forma leve a través de manchas en la piel, fiebre y decaimiento. 

En nuestro país la vacuna contra la viruela fue obligatoria hasta la década del 80' y es por esto que la enfermedad sólo se detecta en menores de 40 años. Sin embargo, y a pesar de que se han multiplicado en el mundo la infecciones de este virus, de Vedia adelantó que "todavía no se plantea volver a incorporar esta vacuna al plan de vacunación". 

Aun falta ver cómo evoluciona la enfermedad. Mientras tanto, los países ya intensificaron su vigilancia ante un posible brote de la viruela del mono. Del otro los ciudadanos también intensifican sus cuidados: nadie quiere que una enfermedad de alto riesgo avance, pero tampoco cuarentenas que impacten en la salud mental, los vínculos y la economía. 

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