Inflación que todo lo alcanza

Con zapatillas rotas y desabrigados, así cientos de chicos van a la escuela cada día

El incremento en el precio de ropa y calzados marcado por la elevada inflación impacta de manera directa en los niños y adolescentes que van a la escuela con necesidades extremas que se hacen visibles. En algunos colegios están organizando colectas, ferias y roperos comunitarios para responder.

Zulema Usach
Zulema Usach martes, 17 de mayo de 2022 · 07:02 hs
Con zapatillas rotas y desabrigados, así cientos de chicos van a la escuela cada día
Los chicos van a clases con poco abrigo y zapatillas rotas Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Que una campera de niño cueste por encima de los 6 mil pesos o que un par de zapatillas ronde también ese precio, no solo se nota en las estadísticas relacionadas a la inflación que dan cuenta de la escalada de los precios en el rubro indumentaria y calzados. La situación se traduce, en lo cotidiano, en realidades que se viven en el interior de las escuelas de Mendoza y que tanto docentes como directivos vienen advirtiendo desde que comenzó el actual ciclo lectivo.

Y es que hoy, miles de estudiantes de todos los niveles educativos de la provincia asisten a la escuela con necesidades de vestimenta y calzado, que se suman a las más graves, como el hambre. Entre las preocupaciones que mantienen maestras, directoras y profesoras que a diario buscan formas de resolver las urgencias ocasionadas por la profunda crisis económica que vive el país, figura de hecho, que "los chicos van a la escuela con las zapatillas rotas o que van muy desabrigados porque no tienen camperas". 

A la escuela con frío

Una de las acciones que han tomado en algunos casos para paliar la grave situación, ha consistido en armar colectas, ferias de platos o rifas, de manera de ayudar a aquellos que no tienen los recursos básicos para ir a clases. "Tenemos un promedio de tres niños por cada grado a los que vamos ayudando con lo que podemos o con lo que vamos juntando. Notamos que muchos chicos llegan a la escuela muy desabrigados y con falta de calzado adecuado también. Ahora que se siente mucho más el frío esta situación nos mantiene muy preocupadas", asegura Liliana Carrión, directora de la escuela Padre Llorens, ubicada en el barrio San Martín.

En la escuela Pedro Molina Henríquez, de San José (Guaymallén), la problemática de la pobreza aparece más que nunca, con rasgos de extrema necesidad. Su directora, Patricia Reynoso, detalla que en este colegio primario han armado un ropero comunitario que es sostenido por las mismas docentes para poder responder a la alta demanda de ropa y zapatillas que están presentando los chicos, desde salita de cuatro años hasta séptimo grado. "El calzado y el abrigo es donde hay más necesidad; desde el año pasado notamos que se ha agudizado mucho la pobreza extrema entre las familias", destaca.

Roperos y ferias para responder a la urgencia

Hoy, los niños, niñas y adolescentes van a la escuela con hambre. Pero también con frío. Frío que en horas de la mañana y al retornar hacia sus hogares en la tarde, se hace más notorio. Explican directivos y docentes, que por ejemplo, en el caso de los estudiantes de la secundaria que tienen hermanos menores la realidad de la pobreza es muy notoria. Son ellos los que van dejando las camperas y zapatillas que les van quedando chicas a sus hermanos menores y se quedan con lo mínimo; se quedan sin ropa de abrigo. "Vienen con un bucito apenas finito. Tienen mucha necesidad, porque la mayoría de las veces vienen sin desayunar y vienen tiritando del frío", dice la directora de una escuela de Las Heras que tiene una alta matrícula y que desde hace ya tiempo decidió armar su propio ropero. 

Las rifas como así también ferias de platos y de ropa se han sumado entre las estrategias para paliar la crisis en los barrios más empobrecidos. Pero nada parece alcanzar frente a la ola desmesurada de aumentos que no se corresponden con el dinero que las familias logran recaudar mes a mes. Las zapatillas y la ropa de abrigo son vistas desde el otro lado de la vidriera como algo inalcanzable y muchos ya, ni siquiera aspiran a comprar algo nuevo para sus hijos. "Lo que hago es ir a recorrer la feria de ropa usada en el barrio o voy a fijarme en el ropero que hay en el merendero. A los más chiquitos, les va quedando la ropa de los más grandes, porque a verdad es que se me hace imposible poder comprarles algo nuevo", dice Romina Roca (36), una mamá sola con seis hijos a cargo.

Tal como indican los recientes datos publicados por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) la escalada de precios que se hizo sentir en los bolsillos de los mendocinos en abril, abarcó todos los rubros. Sin embargo, donde más se notó la inflación fue justamente, en la indumentaria, que registró una suba que superó el 15% en relación a marzo. 

Más lejos de las cifras y a modo de respuesta frente a la urgencia, la fundadora del merendero y comedor comunitario "Yo sí te creo", Paola Quiroga, organizó días atrás una colecta y ayudar así a los chicos de su barrio. "Los niños, niñas y adolescentes no tienen con qué ir a la escuela. Cómo se les puede pedir que estudien si además del hambre y las necesidades que pasan, no tienen con qué vestirse ni abrigarse", llama a la reflexión la mujer, que ha decidido hacer visible su iniciativa a través de las redes sociales.

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