El héroe anónimo que marcó la vida de millones de argentinos con sus creaciones
Francisco fue muy popular gracias a sus creaciones que alegraron a tantos argentinos, pero tomó mayor reconocimiento en el último tiempo.
Existen personajes que forman parte de la cultura popular hasta viviendo totalmente en el anonimato. Ídolos que son reconocidos por sus obras y su nombre queda en el olvido, relegados al solo reconocimiento de su creación. Francisco Bellotti es uno de ellos, pieza fundamental de la infancia de millones de argentinos.
Con sus 93 años, Bellotti dialogó con MDZ y contó su historia. Pero ¿quién es Francisco Bellotti?, el creador de golosinas como “Tubby”, una de las golosinas más conocidas de los que tuvieron su infancia en la década de los 80 y los 90.
Bellotti es un químico que trabajó en el diseño de más de 50 productos de la famosa empresa Bagley. Allí creó “Tubby 3” y “Tubby 4”, por lo que mereció el reconocimiento de la compañía que lo invitó a conocer la nueva fábrica. “Entré y todos se ponían de pie para aplaudirme, me emocionó mucho”, relató el padre de las golosinas que disfrutaron millones de argentinos.
“Más que contento, estoy asombrado con la repercusión que tiene hoy el Tubby”, dijo Bellotti en referencia a las iniciativas que hay para pedir por el retorno de la antigua golosina. Además, como amante de la música, recuerda y entona la mítica canción que acompañaba los comerciales. “Recién ahora me doy cuenta de que marqué la vida de las personas”, resaltó.
Además del Tubby, su golosina favorita de las que creó, siempre tuvo pasión por el jazz. Generó con el que tuvo un programa radial en el que pasaba parte de su colección para compartir con los oyentes. “Tengo una colección de 19.000 discos”, contó orgulloso Francisco, que dejó de hacer radio porque “estaba cansado”.
Su querida Vicente López, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires, lo reconoció como ciudadano ilustre en un acto que contó con la presencia de una enorme cantidad de vecinos. Allí también se sintió “muy conmovido”, al ver tanta demostración de cariño. Allí, su familia también lo acompañó y saludo por semejante lauro a un hombre que, desde el anonimato, hizo feliz a los chicos con cada golosina creada.
Ahora, el legado que dejó Francisco quedará para siempre. Su recuerdo envuelto en un papel metalizado que rememora tiempos mejores para muchos argentinos y que solo los anima a la emoción de una dulce infancia.