Tiene 200 años

Historia y curiosidades del Cementerio de la Recoleta, que cumple 200 años

Una guía fundamental para visitar uno de los patrimonios funerarios más importantes del mundo. Personalidades, monumentos y leyendas urbanas.

Ariel Basile lunes, 12 de diciembre de 2022 · 10:30 hs
Historia y curiosidades del Cementerio de la Recoleta, que cumple 200 años

Con 200 años de historia el Cementerio de la Recoleta constituye uno de los patrimonios funerarios más importantes del mundo. A lo largo de sus 5,5 hectáreas de superficie se distribuyen 4.862 bóvedas, en las que destacan esculturas monumentales de principios del siglo pasado y más de dos mil vitrales en sus imponentes mausoleos.

Su nombre se debe a que allí se hallaba el convento de los monjes recoletos, al que también pertenecía la vecina Basílica Nuestra Señora del Pilar (en la antigua huerta de los monjes se construyó el cementerio).

Paseo obligado de locales y turistas, recibe cada año unas 450.000 visitas. Entre sus muros descansan los restos de muchos de los principales protagonistas de la historia argentina: firmantes del acta de la Independencia, expresidentes, gobernadores de distintas provincias, Premios Nobel, deportistas y destacadas figuras de las letras y las artes. Algunas de las tumbas más concurridas son las de Eva Perón, Luis Federico Leloir, Luis Ángel Firpo, José Hernández, Victoria Ocampo o Adolfo Bioy Casares, entre otras.

Construido en 1822 como primer cementerio público de la Ciudad de Buenos Aires, su trazado es obra del ingeniero francés Próspero Catelin. Hacia fines del siglo XIX, cuando las familias más acomodadas comenzaron a mudarse hacia esta zona, pasó a convertirse en su necrópolis preferida.

10 sitios fundamentales del Cementerio de la Recoleta

1- El peristilo y la entrada monumental

Al acceder al cementerio luego de atravesar las imponentes columnatas del peristilo, construcción de estilo neoclásico obra del arquitecto italiano Juan Antonio Buschiazzo, los primeros grandes monumentos que sorprenden al visitante corresponden a los mausoleos dedicados a figuras ilustres de la historia nacional, como militares o expresidentes. Entre ellos figuran Marcelo Torcuato de Alvear, Federico de Brandsen y Miguel Estanislao Soler.

2- El Panteón de los ciudadanos meritorios

Desde 1828 este espacio alberga los restos de los padres de la patria y allí puede apreciarse una suerte de fotografía de lo que fue el viejo cementerio, antes de sus posteriores reconstrucciones.

3- El cristo central

Obra de uno de los mayores escultores argentinos de la época, Pedro Zonza Briano, el cristo ubicado en el sendero principal que parte desde el peristilo permite, dando la vuelta a su alrededor, obtener una visión 360º y observar perspectivas imperdibles de lo que es lo mejor del arte universal replicado en la Recoleta. Además, en sus inmediaciones se ubican varias de las tumbas de algunos de los principales protagonistas de la historia nacional.

4- La avenida de las perspectivas

Sobre la calle Azcuénaga el visitante se encuentra con una larga avenida de la que se abren diagonales que habría sido concebida como un extraordinario paisaje del que disfrutar al transitar por los monumentos que conservan los restos de personalidades como los expresidentes José Figueroa Alcorta o Salvador María del Carril, o el panteón de los revolucionarios del '90, el médico Toribio de Ayerza o el boxeador Luis Ángel Firpo.

5- La avenida de las esculturas

Si bien en la Recoleta los sitios no poseen nombres oficiales, sobre la calle Vicente López discurren unos 80 metros bautizados como “Avenida de las esculturas”, a través de los cuales sorprenden imponentes obras escultóricas y vitrales de gran atractivo que decoran las tumbas de Tomás Devoto, Roque Sáenz Peña -que decidió ser sepultado junto a sus suegros-, Nicolás Avellaneda, Luis María Campos o la familia Mitre.

6- Mausoleo de Eva Duarte, “Evita” y el “Ángel cansado”

Tras visitar la tumba de María Eva Duarte de Perón, “Evita”, la tumba más concurrida del cementerio, puede contemplarse la escultura del “Ángel cansado o dormido” sobre la bóveda de Francisco Gómez. La perspectiva arquitectónica permite apreciar una de las pocas galerías de nicho que tiene el cementerio.

7- Mausoleo de la familia Leloir

El mausoleo donde descansan los restos de Luis Federico Leloir, quien obtuvo el Premio Nobel de Química en 1970, y su familia, representa una joya de la arquitectura funeraria universal a través de las cual se pueden contemplar ciertas señas de los años de esplendor de la Argentina de comienzos del siglo XX.

8- Bóveda de Domingo Faustino Sarmiento

Curiosamente, el día en que Domingo Faustino Sarmiento fue sepultado en la Recoleta, el 21 de septiembre de 1888, se convirtió en el Día Nacional del Estudiante.

9- La leyenda de Rufina Cambaceres

La leyenda urbana más importante del cementerio se refiere a una joven que fue habría sido sepultada con vida en el lugar, siendo su madre, la bailarina italiana Luisa Bacichi, quien habría ordenado levantar un monumento convertido en una de las joyas del art nouveau de la Argentina. La propia escultura cuenta la historia: Rufina está intentando abrir la puerta que le permitiría seguir con vida.

10- La capilla

Hacia el final del recorrido, se aconseja visitar la capilla, donde se encuentra uno de los cristos esculpidos más importantes del país, obra del escultor Giulio Monteverde, maestro de la artista Lola Mora.

3 historias curiosas del Cementerio de la Recoleta

El Cementerio de la Recoleta encierra muchas historias curiosas en sus mausoleos. Como la de Liliana Crociati, quien falleció durante su luna de miel y a quien sus padres le construyeron una bóveda donde reprodujeron su dormitorio y colocaron su escultura en la entrada, luciendo su vestido de novia con el que fue sepultada y acompañada por su inseparable perro.

Otra va de la mano de David Alleno, el cuidador del cementerio que ahorró toda su vida para poder construir en él su propia tumba.

El tercer caso es el de la llamada “dama de blanco”, Luz María, hija del dramaturgo Enrique García Velloso. La joven murió de leucemia en 1925, a los 15 años. Su madre, al filo de la locura, consiguió un permiso especial para pernoctar en un rincón de la cripta. Una noche, un joven de la alta sociedad porteña vio a una chica completamente vestida de blanco llorando en la calle trasera del cementerio. Se acercó y, deslumbrado por su belleza, la invitó a tomar un café en "La Veredita" (actualmente “La Biela”).

Luego del café se besaron y ella dijo que su nombre era Luz María. De pronto, ella huyó, gritando que ya era tarde, y al levantarse volcó café en el saco que él le había puesto sobre los hombros durante su llanto. Él la siguió, pero su figura se desvaneció en la entrada del cementerio. Desesperado, empezó a golpear el portón con insistencia hasta que el cuidador lo dejó entrar. Y allí, en la primera calle, en la bóveda que llevaba su nombre, pudo ver lo inimaginable: sobre una figura de mármol estaba su saco manchado de café. Debajo, en la escultura, reconoció el rostro de la chica que lloraba, la que volcó su café, la que él besó y perdió para siempre.

El Cementerio de la Recoleta puede visitarse de lunes a domingos de 9 a 17 hs. Junín 1760.

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