Joya Patrimonial

El edificio histórico que le ganó por primera vez a los temblores

El Pasaje San Martín es una de las reliquias arquitectónicas más importantes de los mendocinos. Pero además guarda un alto valor cultural e histórico por ser el primer proyecto antisísmico y uno de los espacios comerciales que marcaron el esplendor de una provincia en creciente desarrollo.

Zulema Usach
Zulema Usach lunes, 3 de octubre de 2022 · 11:31 hs

Es una de las joyas arquitectónicas y patrimoniales que hasta hoy guardan entre sus muros ese pasado que ancla a los mendocinos con su identidad. El Pasaje San Martín late en el corazón de la ciudad desde hace 95 años como un emblema más de aquella provincia que se posicionaba como ejemplo de crecimiento económico y productivo de principios del siglo XX. Eran épocas de estilos señoriales en la vestimenta, de negocios que se instalaban en el epicentro del espacio social para ser parte de la vida cotidiana de generaciones marcadas por la necesidad de emigrar de su país para encontrar en estas tierras su porvenir.

Grandes emprendimientos marcaban ya la matriz productiva provincial. La histórica ex Bodega Arizu, fundada en 1888 funcionaba con todo su esplendor en lo que antes fuera la Villa San Vicente (departamento de Godoy Cruz). En tanto que el ex Banco Hipotecario (construido en 1924) se sumaba entre las apuestas más importantes para el gobierno de la época, a cargo del radical lencinista  Alejandro Orfila, el político y abogado de familia con tradición bodeguera que comandó a Mendoza entre el 6 de febrero de 1926 y el 4 de diciembre de 1928. Con un gran festejo, el 11 de noviembre de 1926, Orfila vio concluida la obra que se convertiría en el ícono por excelencia del área comercial y edilicia una Mendoza.

El edificio fue construido en 1925 e inaugurado en 1926.

El más alto de la época

El edificio, ubicado en calles San Martín y Sarmiento de Ciudad, fue la primera construcción en altura y de hormigón armado, técnica aplicada por primera vez en Mendoza. La empresa a cargo de las obras por entonces fue F.H. Schmidt, de Buenos Aires. No solo por ser el edificio más alto de la época en la provincia, sino por el método aplicado para poner en pie su estructura el Pasaje San Martín, marcó un "antes y un después" en relación al crecimiento urbano para desafiar la fuerza de los temblores. De hecho, un año después de la inauguración del pasaje, el 14 de abril de 1927, esa resistencia quedó demostrada, pues ni las galerías, ni las oficinas como tampoco los departamentos y comercios resultaron con afectaciones por el movimiento sísmico.

El Pasaje San Martín es una joya arquitectónica\ Alf Ponce

Cecilia Raffa es arquitecta especialista en arte latinoamericano, doctora en ciencias sociales e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet). Al aportar conocimientos en función de diferentes investigaciones realizadas por ella y su equipo, detalla que la importancia que guarda el Pasaje San Martín desde el punto de vista patrimonial, es que justamente, se trata de la primera galería comercial que tuvo Mendoza a principio del siglo XX. "Su estructura y estilo están vinculadas a otras galerías que se estaban construyendo en otros lugares del país y del mundo", detalla Raffa.

Los vitrales de la bóveda dan cuenta de su estilo arquitectónico\ Alf Ponce

Hito y emblema 

La trama cultural y social de la provincia también atesora con recelo a este emblemático edificio que con solo recorrer sus instalaciones o elevar la vista hacia la cúpula central constituye esa parte de la historia mendocina que se forjó a base de trabajo, esfuerzo y sacrificio. "El Pasaje San Martín es importante desde el punto de vista social además, porque está incorporado al imaginario colectivo. Antes como así también ahora, por ejemplo, es una de las referencias espaciales cuando uno va al centro", explica la investigadora al dar cuenta de la trascendencia de esta estructura que el próximo 11 de noviembre cumplirá un nuevo aniversario desde su creación.

La luz del día ingresa por los ventanales a la galería central a través de refinados detalles\ Alf Ponce

El Monumento al Cóndor  (cuyo proyecto de restauración sigue vigente tras quedar dañado en febrero pasado como consecuencia de una feroz tormenta de granizo) o el histórico Edificio Gómez se equiparan a este paseo como los "íconos" de referencia de varias generaciones de mendocinos. "Todas estas estructuras forman en sí, las imágenes mentales que además son representativas de su cultura y su historia", puntualiza Raffa. Su estilo, comparable a las suntuosas construcciones de la época, es similar al de importantes paseos extranjeros, como la Galería Vittorio Emmanuele II (Milán, Italia) y nacionales, como Galerías Pacifico, en Buenos Aires.

Fue nada menos que un importante bodeguero y comerciante español, Miguel Escorihuela Gascón, quien desarrolló el emprendimiento como eje de su estrategia de inserción en la sociedad mendocina. El proyecto fue encomendado al ingeniero de origen francés Ludovig Froude. Entre las novedades de la propuesta que comenzaría a tomar forma en 1925, figura que Froude diseñó la planta baja de esta galería de doble altura para conectar las calles San Martín con 9 de Julio y mediante un brazo perpendicular, la comunicación seguiría hasta la calle Sarmiento. "Estas amplias circulaciones sobre las cuales abren los locales están cubiertas por bóvedas casetonadas de cañón corrido, con tres cúpulas que contienen la iluminación cenital con coloridas claraboyas de vitrales franceses", explica Raffa, en un documento donde da cuenta de las características arquitectónicas del pasaje.

El Pasaje San Martín fue el primer centro de compras de Mendoza\ Alf Ponce

En el texto aportado por la especialista, se detalla demás que el Pasaje San Martín está conformado por un basamento de altura uniforme que comprende la planta baja (locales y oficinas), y el 1º, 2º y 3º piso con departamentos. Una torre de siete pisos, coronada por una cúpula, completa la obra que casi cien años después de ser el centro de reunión de miles de mendocinos y comerciantes, sigue presentándose antes locales y viajeros como una de las joyas arquitectónicas más valiosas con las que cuenta Mendoza. 

Antes de ingresar al pasaje, por calle San Martín,es posible adentrarse a los años '20 con solo atender al estilo de la letra en la que está inscripto su nombre. "Pasaje San Martín", se lee con letra cursiva, con las iniciales de su propietario: "EG". Todo, con el estilo ecléctico que marcaba la cultura de la época. Las mansardas de los remates en la zona de la fachada, como así también los balcones o los coloridos vitrales, son los elementos por excelencia que dan cuenta de los elementos modernistas con los que se quiso erigir a este edificio. Hoy, el movimiento de la ciudad y el ajetreo diario de miles de personas que dejan sus huellas en sus galerías, por momentos, hacen olvidar su magnificencia. Solo unos segundos con la vista atenta, darán espacio a la contemplación. 

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