Las huertas caseras son una buena opción para aquellos que quieren llevar una vida sostenible y orgánica, pero además también es una manera de ahorrar dinero en productos de verdulería que con los años fueron aumentando. La lechuga y la rúcula son dos alimentos muy demandados y que valen la pena plantar.

 
No hace falta tener un patio enorme ni un gran balcón para armar una huerta, a veces basta con unas simples macetas, siempre y cuando sean las adecuadas para las semillas que se van a colocar, debido a que muchas tienen raíces profundas y necesitan espacio.
 
La lechuga y la rúcula son dos verduras consumidas principalmente en ensaladas, motivo por el que son de las que más se venden en el cualquier verdularía. En el caso de tener que alimentar a una familia, el precio puede terminar siendo elevado, pero lo que tienen de bueno es que ambas rinden bien para darles un lugar en la huerta.

Lechuga

La lechuga es una planta que tiene muchas variedades y la mejor manera de cultivarla es en un invernadero. Necesita espacio, ya que puede medir hasta un metro de altura y la raíz suele ramificarse unos 25 centímetros, pero si se elige una maceta profunda no debería haber problema.
 

Esta verdura soporta mejor las temperaturas bajas (las hojas podrían ponerse rojizas), pero exige una diferencia de temperatura entre el día y la noche. Durante el invierno soporta hasta los -6 °C y en verano la temperatura ideal no debe superar los 30 °C
 
En cuanto a los suelos, deben ser ligeros, arenosos y con buen drenaje, mientras que la costra del suelo debe estar seca para evitar la aparición de podredumbres de cuello. Entre los tipos de lechugas que existen se encuentran beliga, romana, francesa, batavia, mantecosa, cracarelle, tudela, iceberg, entre otras.

 Rúcula 

La rúcula es un tipo de hortaliza que se consume desde la época romana por ser considerada un afrodisíaco. Se usa principalmente en ensaladas, pero también es un ingrediente muy utilizado para las pastas, la pizza y la cecina, y tiene un alto contenido de vitamina C y hierro.

Se cultiva al aire libre y con protección, pese a que es resistente al frío y en algunas épocas se pone rojiza. Tiene entre 5 y 7 hojas (el tamaño varía según la época del año) y puede llegar a medir hasta 25 centímetros de largo o más. Es fundamental evitar la aparición de flores ya que podría perjudicar el cultivo.

Ambas son buenas opciones para tu huerta y tienen gustos muy definidos, pero según el espacio que tengas sabes si te conviene optar por lechuga o rúcula. En cualquier caso, es cuestión de poner manos a la obra y empezar tu propia huerta casera.