Pese a la aparición de ómicron, aún hay quienes no quieren vacunarse
Desde el Ministerio de Salud volvieron a destacar la importancia de la vacunación como la principal herramienta para lograr disminuir internaciones y muertes por covid. El límite entre el derecho individual y el cuidado colectivo.
A casi un año desde que comenzó la campaña de vacunación más grande de la historia en el marco de la actual pandemia de coronavirus, una gran cantidad de desafíos persisten a nivel mundial desde el punto de vista de la salud pública. Es que tras el período de inmunización de la población, y cuando la aparición de nuevas variantes del virus siguen generando alarma e incertidumbre, aún hay quienes aseguran no querer recibir las dosis de la vacuna (de cualquiera de los laboratorios dedicados a su investigación, producción y distribución) que ha permitido a escala mundial, hacer descender de manera significativa los porcentajes de internaciones y muertes provocadas por la enfermedad.
Lo cierto es que en realidad, desde las áreas dedicadas a la salud como así también los expertos en infectología insisten en la importancia de la vacunación como el medio más efectivo y confiable para evitar que el virus SARS-Cov2 siga propagándose con nuevas variantes generadas como consecuencia de su continua mutación.
Mendoza no está exenta de esta realidad y de hecho, quienes aún no han recibido las dosis de la vacuna contra el covid por elección, sostienen que aún sienten cierta inseguridad que potencia su reticencia.
Según los datos del Monitor Público de Vacunación del Ministerio de Salud de la Nación, hasta hoy en el país 30 millones 145 mil personas han llegado a completar dos dosis de la vacuna. En tanto que en Mendoza la cantidad de población que ya ha recibido las dosis correspondientes es de 1 millón 175 mil 430. Si se tiene en cuenta que de acuerdo al último Censo Nacional el territorio local tiene 1.738.929 habitantes, se concluye que en realidad el porcentaje de personas vacunadas en la provincia hasta el momento es mucho mayor que aquellas que no han recibido las dosis.
Iris Aguilar, jefa del Programa de Inmunizaciones reiteró que en un contexto de emergencia sanitaria mundial es clave seguir generando conciencia para promover la inmunización.
"La seguridad de la vacuna ha quedado ampliamente demostrada en los ensayos clínicos realizados a nivel mundial", dijo la funcionaria y volvió a recalcar que en el caso de las personas no vacunadas, el riesgo de complicaciones derivadas del covid-19 es mucho mayor que los posibles efectos secundarios.
Aguilar detalló que es fundamental que las personas no se dejen guiar por información falsa y que recurran a fuentes confiables al momento de buscar información sobre las vacunas disponibles y sus resultados. "En la medida en que haya personas que no quieran acceder a la vacunación, el riesgo de propagación del virus como así también de su mutación será mayor", instó Aguilar y repitió que es fundamental continuar con las medidas de autocuidado ya conocidas.
Los argumentos de quienes han dicho "no" a la vacunación
Lorena S. (23) es estudiante y al igual que muchas otras personas ha decidido no acceder a la vacunación contra el coronavirus por el momento. La joven asegura que ella no se considera como "antivacuna"; sin embargo dice preferir esperar la existencia de nuevos ensayos poblacionales que den cuenta del resultado final de las dosis respectos de sus posibles efectos secundarios.
"Básicamente está todo en estudio, la información va cambiando constantemente a medida que el virus muta. No soy antivacunas, pero no quiero meterme algo en el cuerpo sin estar segura de su efectividad", expresó la mendocina.
Para Rodrigo R. (38), quien trabaja en el ámbito comercial aseguró no ver muy necesario vacunarse y destacó su desconfianza respecto de los posibles efectos futuros que él considera que podría tener la vacuna. "En realidad no tengo mucha confianza en los laboratorios que las fabrican; no sé qué efectos podría tener en mi cuerpo en un futuro la vacuna", dijo el profesional que prefirió resguardar su apellido porque, según asegura, el hecho de no haber accedido a la inoculación de las dosis lo ha llevado a varias situaciones incómodas en diferentes ámbitos.
El límite entre la libertad individual y la responsabilidad colectiva
Si la mirada se mantiene en el contexto actual de pandemia, los límites entre el derecho individual de decidir inocularse (por ahora el hecho de acceder a vacunarse es por voluntad individual y no por obligación) y el derecho colectivo de poder combatir la enfermedad, parecen superponerse.
En este sentido, Omar Fornetti, abogado y docente de Derecho Constitucional de la Universidad Champagnat, destacó que por el momento la vacunación no es una obligación a diferencia de las vacunas incluidas en el calendario oficial y que por lo tanto es un derecho de cada persona elegir si accede a la vacunación o no.
El hecho, dice Fornetti, estaría en plantear si en realidad la vacuna impide o frena los contagios. Según las autoridades sanitarias y las estadísticas existentes hasta ahora, esto es así.
Lo cierto es que si se toma en cuenta los derechos esgrimidos en la Constitución Nacional, es posible concluir que en realidad el límite de las decisiones individuales termina en la medida en que afecta a la población general. En este caso, la salud pública es el bien que el Estado, necesariamente tiene la potestad de resguardar.
De acuerdo a los argumentos esgrimidos por el Ministerio Público Fiscal de la Procuración General de la Nación -que citó las bases legales que sostuvieron los Decretos de Necesidad y Urgencia en 2020 para evitar la propagación del covid- la salud es un bien común que debe ser priorizada y garantizada por encima de las elecciones personales.
De hecho, el documento detalla que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece que el ejercicio de los derechos particulares “no podrá ser objeto de restricciones a no ser que éstas se encuentren previstas en la ley, sean necesarias para proteger la seguridad nacional, el orden público, la salud o la 2 moral públicas o los derechos y libertades de terceros, y sean compatibles con los demás derechos reconocidos en el presente Pacto”.
Asimismo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece bases similares para la limitación de los derechos individuales respecto del bien común.