Tristeza y cariño en la despedida al Maestro Roux

Guillermo Roux que había cumplido 92 años el 17 de septiembre pasado, fue internado diez días atrás con un diagnóstico de insuficiencia de plaquetas en sangre. Falleció víctima de una leucemia fulminante.

Acompañamos a Franca, la mujer del maestro desde 1967 y a su hija Alejandra (57) familiares, amigos, discípulos y admiradores en quienes la partida deja un vacío inconmensurable.

Un colega dijo con nostalgia: “triste, se van grandes personas y grandes artistas y el arte en Argentina se va quedando vacío”. Sus alumnos, de las generaciones siguientes, en cambio, agradecieron la transmisión del legado de una vida apasionada, transitada con rigor y entrega continua.

Después del rezo del responso y la bendición de sus restos mortales, el sacerdote oficiante invitó a quienes estábamos en la capilla colmada que diéramos el adiós y aportáramos a su semblanza.

Presentes Roberto Pera, hijo de Franca, Mabel, hermana del maestro, el ex ministro de cultura Antonio Salonia, María Paula Zacharías, biógrafa del artista; Alfredo Sabat, Eloisa Squirru -hija de Rafael, el más grande apologista de Guillermo- y Hugo Beccacece, entre otros. Sus testimonios se sumaron a los que hicieron público José Baracúa, Alina Diaconú, Guillermo Jaim Etcheverry y un sinnúmero más de intelectuales y notables de nuestra cultura.

Lilita Carrió, entusiasta empedernida del arte del Maestro (en el Instituto Hannah Arendt tiene una gigantografía de “La Constitución guía al Pueblo” de la que nos ocupamos en MDZ poco tiempo atrás), tributó con emoción su homenaje resaltando no solo los valores artísticos de Roux, sino su calidad moral y hombría de bien.

*Carlos María Pinasco es consultor de arte