Neuropsicología

Alzheimer: La historia de Auguste Deter y la enfermedad del olvido

El 21 de Setiembre se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer. Dedicaremos el mes a difundir novedades y datos de recientes investigaciones para que los mendocinos no nos olvidemos de quienes no pueden recordar.

Cecilia Ortiz miércoles, 2 de septiembre de 2020 · 08:20 hs
Alzheimer: La historia de Auguste Deter y la enfermedad del olvido

Auguste Deter nació en 1850 en Alemania. Se casó con Karl Deter, empleado de ferrocarril y tuvieron una hija. Según los registros, Auguste era una persona amable, trabajadora, tímida y ligeramente ansiosa. Se preocupaba por los quehaceres de la casa y podríamos arriesgar que su vida, tejida de acuerdo a los patrones del siglo XIX, transcurriría sin mayores atavíos.

Pero a veces en los mejores tejidos se zafa un punto, entonces, el mísero hueco desluce, petulante, la armonía de la trama.

Así, a fines de 1901, Auguste comenzó con pérdidas significativas de memoria, desorientación en tiempo y espacio, insomnio, vagabundeo a través de las habitaciones de su casa, gritos sin sentidos, alucinaciones y sospechas de que su marido le estaba siendo infiel.

Auguste Deter

En noviembre de ese año, Karl, devastado, decidió consultar y logró una entrevista en Irrenschloss, institución para enfermos mentales en Frankfurt. El médico encargado de hacer la admisión los derivó a Aloïs Alzheimer. “Mi esposa no es más mi esposa”, le manifestó Karl angustiado. Ella, Auguste, repetía: “me perdí a mi misma”.

El doctor Alzheimer constató que la paciente tenía serias dificultades para recordar información reciente (“ella permanece en la cama con expresión de impotencia”, reza en la historia clínica), alteración en la escritura, delirios paranoides y celotípicos, alucinaciones, desorientación en tiempo y en espacio y dificultad para expresarse. Luego, procedió a enmarcar la semiología como “enfermedad del olvido”. 

Alzheimer fue trasladado al poco tiempo a otro hospital. Auguste se fue apagando progresivamente. Pasaba sus días en posición fetal sobre su cama. Esto le generó escaras. Producto de una neumonía, falleció en 1906. 

Su familia contactó al Dr. Alzheimer y donaron el cerebro de la paciente. El médico describió, vía estudios anatomopatológicos, las consecuencias en el cerebro de la enfermedad: atrofia, inflamación, placas seniles fuera del cuerpo neuronal y ovillos neurofibrilares dentro de la neurona. En una conferencia, expuso sus hallazgos bajo el título de: “una nueva enfermedad grave característica de la corteza cerebral”.

En el año 1910, el Dr. Emil Kraepelin propuso designar como Enfermedad de Alzheimer al cuadro nosológico.

Hoy, a 119 años de la consulta de Karl Deter a Alzheimer, deducimos que Auguste se encontraba en un estadío bastante avanzado al llegar al hospital y que la consulta realizada a tiempo permite un mejor manejo clínico y farmacológico, posibilitando un retraso en el agravamiento de los síntomas

A más de 100 años del primer caso descrito de la enfermedad, aún hay muchas dudas y líneas de investigación abiertas. Se desconoce su causa, con lo cual no hay cura ni posibilidad de prevenir.

Sabemos que hay factores de protección cerebral, que son: educación, estimulación cognitiva, buena alimentación, actividad física y relaciones sociales y que el apoyo y contención de las familias es sumamente importante para prevenir enfermedades asociadas. 

En la antesala del Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer, con la intención de concientizar a la población, de informar sobre los avances, de contener a las familias y de dirigir la mirada sobre quienes pierden sus recuerdos, su presente, su relato cotidiano, desarrollaremos una serie de notas con profesionales idóneos.

Porque una mirada compasiva hacia quienes sufren, construye puentes sobre el angustiante vacío del olvido.

Lic. Cecilia C. Ortiz / Neuropsicóloga / licceciortizm@gmail.com

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