Alimentación y sustentabilidad

Argentina y Mendoza: La competitividad no evita el hambre

En Argentina tenemos varios millones de vacas, varios millones de ovejas, varios millones de caprinos, producimos millones de toneladas de cereales, muchas toneladas de hortalizas y no salimos del problema del hambre. Una columna de un experto en agroalimentación.

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MDZ Sociedad jueves, 28 de mayo de 2020 · 06:48 hs
Argentina y Mendoza: La competitividad no evita el hambre

Un escritor Argentino escribiendo sobre el hambre señalaba que aquel que no sabe si va a comer hoy, mañana o pasado entiende qué es el hambre. 

Es común que cualquiera de los que comemos todos los días usemos la palabra hambre simplemente para señalar que necesitamos ingerir pero sabiendo que si en ese momento no lo hacemos lo haremos unas horas después. Por eso este autor decide escribir sobre el hambre y no sobre la pobreza, porque la pobreza permite interpretar varias cosas pero la palabra hambre solo una. Falta de alimento. 

Cuando uno lee a la FAO aprecia que en situación de hambre o mala nutrición hay casi 1000 millones de personas. Otras entidades internacionales proponen hambre cero y tenían como objetivo bajar estas cifras para el 2030. Hoy sabemos que no se cumplirá. 

Hace muchos años se pensó que el problema era la falta de alimento para atender a un aumento sostenido de la población y que la presión sobre los recursos naturales lo convertía en una situación difícil de solucionar. Por ese motivo después de las guerras del siglo XX con muchos muertos y mucho hambre, se resolvió entre otras cosas generar tecnología para la agricultura para producir más y con menos costos. También se pensó que un mercado libre iba a obligar a bajar los precios a los comerciantes locales por la libre competencia favoreciendo a los consumidores. 

Mucho se podría escribir sobre este paradigma de la competitividad y los mercados internacionales, pero sí podemos asegurar que esta visión no ha solucionado ni va a solucionar el tema del hambre. 

Muchas personas, especialmente los que están en el ámbito académico piensan que las nuevas tecnologías lideradas por las llamadas disruptivas o de frontera, es lo que necesitamos para que la gente coma todos los días. Está claro que esta visión es continuación del paradigma de la competitividad y de aquello que se pensó en la post guerra. 

Un ejemplo muy claro que da este autor en su libro “El Hambre” es que una persona que sufría hambre diariamente al consultarla sobre que le pediría a la vida dijo una vaca porque eso le permitiría tener leche diariamente y cuando le dijeron que pidiera mas dijo dos vacas para que tuviera leche siempre el grupo familiar. Esto demuestra claramente que cuando uno pasa hambre solo puede pensar en cómo solucionar esa situación. 

No hay que irse lejos para ejemplificar. Muchas familias en Mendoza quisieran tener una cabra, tenemos (600.000) para tener leche diariamente y evitar la desnutrición de sus hijos. Las estadísticas nos hablan claro de esta situación. 

En Argentina tenemos varios millones de vacas, varios millones de ovejas, varios millones de caprinos, producimos millones de toneladas de cereales, muchas toneladas de hortalizas y no salimos del problema del hambre. 

Es fácil darse cuenta que son muchas las variables que influyen pero los Argentinos, en su mayoría, creen que con tecnología y recursos naturales se soluciona el problema. Yo creo que simplemente se mejora. 

El problema principal es que la tecnología, la concentración, la competitividad y los mercados libres es un paradigma que tal vez fue positivo en otras épocas pero actualmente está fracasando claramente. 

Los invito a pensar en algo distinto, podemos salir de este sistema, no hablo de dejar el capitalismo sino simplemente poner el eje en el hombre y en lo local y darnos cuenta, que producir más, exportar más, traer dólares para el Estado, consumir productos que necesitan mucho traslado y esperar que el Estado manejados por gestiones generalmente con conceptos antiguos nos solucione el tema del HAMBRE, no es lógico. 

El sistema agroalimentario local tiene muchas falencias causadas por ir persiguiendo a los síntomas y no animarnos a estudiar con profundidad las causas que lo van destruyendo como sistema para lograr una seguridad alimentaria sustentable. 

Llego el momento de ocuparnos por el hambre que hay en nuestra provincia e inclusive en el país. Hacer más de lo mismo siguiendo paradigmas equivocados, no nos acerca a la solución. 

Por: Dr. Jorge Silva Colomer, doctor en Ingeniería Agronómica, Facultad de Ciencias Veterinarias y Ambientales, Universidad Juan Agustín Maza. 

 

 

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