Pandemia

Trabajadoras sexuales sufren la cuarentena

Las trabajadoras sexuales son uno de los sectores sociales más vulnerables. No están incluidas en los planes de ayuda.

MDZ Sociedad
MDZ Sociedad martes, 14 de abril de 2020 · 10:46 hs
Trabajadoras sexuales sufren la cuarentena

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró, el pasado mes de marzo, una pandemia global por la propagación de la enfermedad del coronavirus, conocida también como COVID-19. Esta situación provocó que los diferentes países del mundo tomaran decisiones al respecto. Así, se declaró en el estado de alarma y se produjo el confinamiento de la población, confirmando la cuarentena de los ciudadanos que no trabajar en los sectores y actividades de primera necesidad.

De esta manera, se produjo un parón masivo de la actividad de los países y se llevó a cabo un aislamiento social. Las consecuencias de estos actos son más que notables. Y, una vez más, se observa una fuerte desigualdad estructural.

Una vez más, los grupos más marginales son los más vulnerables en esta terrible situación. Un ejemplo claro se observa en el trabajo sexual.

El trabajo sexual es considerado uno de los empleos con más trabajo informal, entendiéndose éste como aquel trabajo caracterizado por ser inestable, de bajos ingresos y con falta de mecanismos de protección.

Esta falta de mecanismos de protección, pone a este sector en el punto de mira. Las trabajadoras sexuales se encuentran totalmente desprotegidas informa el sitio Pasionprepagos.

Según cuentan en la nota, las trabajadoras sexuales carecen de ayudas y su trabajo, como el de muchas otras personas, es su única fuente de ingresos. Si este empleo se erradica, también lo hacen sus ingresos. 

Pero, ¿por qué ocurre esto? La respuesta es clara: la falta de protección hacia el trabajo sexual nace de la discriminación y criminalización del sector.

Son miles las familias latinoamericanas que dependen de ingresos del trabajo sexual para sobrevivir, pero las trabajadoras sexuales han sido excluidas de las medidas financieras de emergencia de los diferentes gobiernos porque a las trabajadoras sexuales se les niega el estatus de trabajadoras. Lo que significa que las trabajadoras sexuales están excluidas del apoyo que otros trabajadores están recibiendo en este momento crítico.

Ante esta situación límite, la mayoría de ellas afirma que deberán volver a su trabajo, cueste lo que cueste y bajo las condiciones que sea, aunque puedan poner en peligro a sus clientes y a ellas mismas exponiéndose al coronavirus. Y, sobre todo, en un trabajo de estas características.

El problema está en un punto muy fácil de identificar. Lo más probable, es que los clientes hayan disminuido de una manera abismal o que incluso sea nulo. Aun así, ellas, a través de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), un sindicato de trabajadoras sexuales, proponen medidas que pueden disminuir el riesgo de contagio como el uso de protección, evitar dar besos y elegir posturas que viten el “cara a cara”, así como mantener la distancia de seguridad en la negociación y evitar atender a clientes con algún síntoma del virus. Sin embargo, no es tan fácil de solucionar.

Por esta razón, se incrementa encarecidamente la búsqueda de ayudas económicas para ellas, y para su protección en esta situación tan complicada. La puesta en marcha ya es real. 

Muchas organizaciones locales del mundo se están movilizando para recaudar fondos en busca de ayudar a todas estas mujeres en esa época de crisis sanitaria. 

Es el caso de AMMAR, el sindicato que hemos nombrado con anterioridad, que difundió, en sus redes, una campaña de donaciones para ayudar a las trabajadoras. Allí, se facilita un número de cuenta corriente y propone una colecta solidaria para las más de seis mil afiliadas al sindicato. Su premisa es clara, la función de esa campaña es asegurar una ayuda a estas mujeres. Además de donar dinero, se facilita la dirección de las sedes del sindicato para donar alimentos no perecederos.

Un caso parecido ocurrió en México, donde la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer pidió encarecidamente al Gobierno una pequeña ayuda económica, medicamentos y alimentos no perecederos. Su portavoz se reunió en tres ocasiones con los responsables y acordaron tres medidas a llevar a cabo: la entrega de un seguro de desempleo a las trabajadoras sexuales más necesitadas, la visita de funcionario públicos para el acceso a los recursos durante seis meses (sin ningún intermediario) y la entrega de alimentos a las más afectadas.

En Londres, sin embargo, han sucedido ya una serie de protestas a favor de la desprotección del colectivo de las trabajadoras sexuales donde se exponía lo que la situación económica de estas mujeres. 

Pero, no es suficiente. La situación es muy drástica para una buena parte de la población en esta crisis sanitaria, así que es momento de actuar en consecuencia y de ser lo más solidario posible. La unión de la sociedad en si misma puede ayudar a que los colectivos más desfavorecidos y vulnerables tengan una oportunidad para seguir adelante después de todas las consecuencias que la crisis sanitaria del coronavirus, y su consecuente inestabilidad económica, traerá consigo.

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